Las críticas de David Pérez «Davicine» en el AMFF 2024:
Conann, la bárbara
Guardián de los infiernos, el cancerbero sigue teniendo su cara de perro, pero ahora es bípedo y se llama Rainer, tiene pechos y voz de mujer, una chupa de cuero con clavos y una cámara de fotos al estilo paparazzi, siempre lista para disparar. Desde el más allá, nos cuenta las sucesivas rencarnaciones de Connan la bárbara, una amazona sanguinaria de la noche de los tiempos.
Una Conann atemporal nos sumerge en un festival de carne, espadas y vikingas lesbianas que pondrá a prueba nuestro estómago. Conann, la bárbara es la nueva fantasía de Bertrand Mandico que nos plantea como hubiera sido la película protagonizada por Arnold Schwarzenegger a manos de Rainer Werner Fassbinder, y cuyo reparto incluye a Elina Löwensohn, Agata Buzek, Christa Theret, Nathalie Richard, Yuming Hey, Françoise Brion, Claire Duburcq, Marie Drion y Michaël Erpeling. La película se ha presentado en la Sección Bestias y Katanas del Atlàntida Mallorca Film Fest 2024 y ha podido verse en Filmin dentro de la programación del AMFF 2024.
Hay que pensarse dos veces verla…
Si pensamos en After Blue, y leemos la trama de esta nueva película de Bertrand Mandico, podríamos pensar que es más accesible, pero los peores presagios se han cumplido, y Conann, la bárbara es una película de espada y brujería que coquetea descaradamente con el héroe de Robert E. Howards, pero se aleja en muchos puntos de la obra original para centrarse en algo reconocible del cineasta, con un reparto formado en su casi totalidad por mujeres, que también interpretan a los personajes masculinos.
Las esperanzas de ver una película épica se disipan pronto, y el sello de Mandico se deja ver rápidamente con muchas reflexiones sobre la vida, la muerte, la naturaleza del hombre, la violencia y la venganza, mientras la sangre brota y fluye por la pantalla. Conann, la Bárbara es una película increíblemente extraña que no logra mantener el interés del público, y aunque se nota que tiene la intención de tener un mensaje, cuesta llegar a él entre tanta divagación filosófica y amoríos lésbicos, consiguiendo el director que sea un mensaje inalcanzable.
Tampoco cogen por sorpresa las referencias que nos encontramos en la película, del gusto del director, y el personaje de Rainer claramente es una referencia a Rainer Werner Fassbinder, pero incluso la obra de John Carpenter encuentra sus propias referencias, con un acto entero dedicado a un delirio en el Brooklyn de finales de los ochenta. Esto deja claro que Mandico trabaja con plena libertad, no necesita quedarse arraigado al momento en el que podría esperarse que se quedase la película, y nos lleva en un viaje de saltos en el tiempo y el espacio, dando rienda suelta a escenas mugrientas empapadas en sangre con carne por todas partes.
Epopeya poco accesible
Raras veces se hacen largas las películas épicas de espada y brujería, pero Conann, la bárbara consigue que sus 105 minutos nos hagan desear termine pronto, especialmente por el personaje odioso de Rainer, interpretado por la musa del director, Elina Löwensohn, que es tan memorable como irritante, además de no dar lo que se espera de una película como ésta. Quizás ganaría si se llega a esta película con unas expectativas muy diferentes a las que cabrían esperar de inicio, e incluso teniendo muy presente la filmografía de Bertrand Mandico, que nunca ha evitado mostrar su lado más excéntrico combinando estilos y géneros sin miedo al qué dirán, pero tan solo funcionará con aquellos fans del terror más abstracto y el género de espada y brujería que deseen entrar en una auténtica espiral de locura y bizarradas.
La historia de Conann se cuenta a lo largo de los siglos, comenzando en la antigua Sumeria y terminando en algún momento del futuro cercano. Cada era tiene lugar a los 15, 25, 35, 45, 55 años y nuevamente como mujer anciana en la muerte, todo contado con una estética artística y un estilo temático diferentes, pero también adoptando muchos rostros, cambiando de actriz en múltiples ocasiones. Conann comienza como un adolescente en tiempos prehistóricos, cuya madre fue asesinada por bárbaros liderados por Sanja La Rouge (una clara alusión a Red Sonja). Años después, lidera a los bárbaros y tiene una relación con Sanja. Vamos descubriendo la vida de Conann a lo largo de diferentes capítulos, y cada versión de Conann es interpretada por una actriz diferente, que entra en escena matando a su predecesora. Sorprenden muchas de las referencias del personaje más maduro, pues con 35 años vive en el Bronx durante la década de los 80, mientras que con 45 años nos recuerda al personaje de Charlotte Rampling en El portero de noche.
Pero no todo va a ser malo, y aunque por lo dicho parezca que es una película infumable digna de no haber salido del cajón de guiones olvidados, tiene algunas cosas buenas, como la ambientación sacada del mismísimo infierno, el buen uso del color y el blanco y negro, y las libertades que se toma para recrear personajes de cualquier sexo pero siempre interpretados por mujeres. Si esto sirve para compensar a algún espectador, bienvenido sea.
En resumen, Conann, la bárbara no es una película fácil ni recomendable para el fan promedio de las películas de espada y brujería, ni tampoco para quienes quieran ver cine arriesgado e innovador, pero en algún lugar recóndito del planeta seguro que tendrá quien saque cosas positivas dentro de su peculiar originalidad y locura transgresora, especialmente por su valor a nivel visual y técnico.