Filmin estrena el próximo viernes 22 de marzo, en exclusiva en España, la comedia absurda Cientos de castores, escrita y dirigida por Mike Cheslik junto a Ryland Brickson Cole Tews (Lake Michigan Monster).
La película narra las aventuras y desventuras de un vendedor de aguardiente borracho del siglo XIX, interpretado por Ryland Brickson Cole Tews, que quiere pasar de cero a héroe y convertirse en el mayor trampero de pieles de Norteamérica, lo que le enfrentará a una legión de castores enormes y salvajes que le harán la vida imposible.
La película, en blanco y negro y sin diálogos, bebe de diferentes referentes, desde los Looney Tunes a Buster Keaton, y recupera la comedia física que popularizaron Chaplin, Lloyd o el propio Keaton en los tiempos del cine mudo.
Cientos de castores ha tenido un dilatado y exitoso paso por el circuito estadounidense de festivales de cine, donde ha recogido numerosos premios. En nuestro país, pudo verse en la sección Noves Visions del Festival de Sitges.
Mike Cheslik defiende, con esta película, la vigencia del slapstick en la actualidad:
La comedia física no tiene por qué desaparecer y creo que siempre funcionará. Una película de Chaplin o Keaton de hace cien años todavía hace reír al público, ¿y no es Buster Keaton ahora una gran estrella de TikTok?
El director ha podido comprobar que su película de golpes y porrazos funciona con todo tipo de públicos:
Hemos hecho diversas proyecciones y a la gente mayor le encanta, porque es un regreso a su pasado y no sabían que volverían a ver una película como esta. Luego, había niños de 5 y 6 años que se reían a carcajadas.
A pesar del espíritu lúdico del film, el rodaje no fue ningún chiste:
La película es divertida cuando la imaginas, y no es nada divertida los cuatro años siguientes mientras la intentas poner en pie. En los momentos más duros debes recordar la gracia que te hizo un determinado gag al escribirlo y esperar que ese humor se transmita después al púbico.
Cheslik confiesa haberse inspirado en la película El gato montés, de Ernst Lubitsch, que también transcurría en montañas nevadas. Aunque el mayor influjo de la película no procede del cine, sino del videojuego «Super Mario Galaxy 2»:
Me gusta Super Mario y creo que hicieron un buen trabajo con la última película.