miércoles, julio 3, 2024

Crítica de ’Pobres criaturas’: La reinvención de Bella Baxter

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Pobres criaturas

Respeto profundamente a los espectadores que disfrutan con que los perturben o los desconcierten pero, salvo en contadas ocasiones, cuando alguien intenta provocarme sensaciones desagradables suelo darme cuenta de las intenciones y me pongo en guardia. Quizá sea esta la razón por la que no consigo compartir la fascinación casi general que despierta Yorgos Lanthimos en medios y ambientes cinéfilos. Me resulta extenuante su continuo afán por transgredir y pretender resultar original y provocativo en cada plano. Sus películas oscilan entre las que me desagradan (como la pretendidamente genial Canino) o las que me aburren soberanamente como la sobrevaloradísima La favorita.

Con este preámbulo trato de justificar la profunda pereza que me ha provocado su última película, Pobres criaturas, hasta el punto de que he tardado casi un mes en ir a verla desde su estreno en salas, y lo he hecho más empujado por su repercusión (León de Oro en el Festival de Venecia, dos Globos de Oro, cinco BAFTAS, once nominaciones al Óscar…) que por verdadero interés en verla.

El caso es que probablemente por esa pereza y esas bajas expectativas, Pobres criaturas me ha parecido la mejor película de su director hasta la fecha (algo por completo subjetivo) y la más asequible de todas (lo cual también es subjetivo, pero menos).

Pobres criaturas

En Pobres criaturas, Lanthimos filma un guion de Tony McNamara sobre la novela más popular del escritor escocés Alasdair Gray. McNamara simplifica la compleja estructura narrativa de la novela (en la cual hay hasta tres narradores) para convertirla en una historia mayoritariamente lineal (hay algunos saltos temporales pero narrada desde un único punto de vista) y centrando absolutamente el protagonismo en Bella Baxter (Emma Stone) una mujer rescatada de la muerte por el Dr. Godwin Baxter (Willem Dafoe) quien mediante un experimento científico muy evocador del Frankenstein de Mary Shelley le extraerá el cerebro y le implantará el del feto que estaba gestando en el momento de su muerte. El resultado es una (pobre) criatura con cuerpo de mujer y cerebro infantil que no conoce las convenciones sociales y maneja un lenguaje muy primitivo.

A partir de este punto de partida, McNamara incorpora al resto de los personajes fundamentales de la novela en el guion: el ingenuo estudiante de medicina Max McCandless (Ramy Youssef) y el excéntrico bon vivant Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo). Los dos hombres que se disputarán los sentimientos y la exacerbada sexualidad de Bella.

Lanthimos plantea una puesta en escena deliberadamente bizarra, compone planos extremos filmados con objetivos ojo de pez que acentúa con una fotografía muy saturada que alterna el color y el blanco y negro. El resultado es incuestionablemente poderoso visualmente y nos empuja como espectadores a abandonar cualquier ilusión de realismo o verosimilitud. Con este planteamiento, está en la sensibilidad o predisposición de cada uno conectar con la propuesta estética y con el planteamiento ideológico (que también lo tiene), pero, por si quedase algún espectador reacio, Lanthimos juega la que es, sin duda alguna, su mejor baza: un extraordinario reparto en el que, excelencia de Dafoe y Ruffalo aparte, Emma Stone alumbra el personaje más perturbadoramente magnético que he visto en pantalla desde hace muchos años. Stone maneja su corporeidad y su carnalidad con un talento desbordante y dota a Bella de una gama inagotable de matices interpretativos. Particularmente brillante es la manera de mostrar la adquisición del lenguaje desde sus balbuceantes palabras al comienzo del film hasta el derroche de verborrea que la caracteriza al final.

Pobres criaturas 02

Pese a haber dicho unos párrafos más arriba que Pobres criaturas es la película más asequible de su director, eso no significa que sea una película fácilmente digerible, la sobrecargada puesta en escena, su prolijo entramado narrativo, las abundantes referencias filosóficas y algunos planteamientos argumentales que se prestan a la polémica (¿la prostitución como forma de liberación de una mujer o una bajada a los infiernos que dotará de sentido a su vida posterior?) la convierten en una película no apta para todos los públicos (y no me estoy refiriendo únicamente a la edad). Lanthimos parece estar en continua lucha con su irrefrenable tendencia al exceso, pero a pesar de caer en varios de ellos, consigue impregnar su film de cierta humanidad y algunos toques de humor que aligeran su digestión.

Pobres criaturas, a caballo entre el cine fantástico y el drama victoriano, es una película sobre la crueldad, el egoísmo, los celos y la inocencia perdida, pero también un poético canto al descubrimiento del sufrimiento humano y la necesidad de conocer la degradación y la tristeza para aprender a reinventarse apreciando la belleza y el amor.

Pobres criaturas

7.5

Puntuación

7.5/10

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