Las críticas de Laura Zurita:
La memoria infinita
La película cuenta la profunda y conmovedora historia de amor de Augusto y Paulina, una pareja que han estado juntos y enamorados hace más de 25 años. Hace 8 años sus vidas cambiaron para siempre con el diagnóstico de Alzheimer de Augusto. En un relato sobre el recuerdo individual y colectivo, Augusto, quien fuera un destacado periodista cultural de la televisión chilena, y Paulina, reconocida actriz y ex ministra de cultura, dialogan entre la reconstrucción de la memoria e identidad, y a la vez mantienen vivo ese amor cómplice inquebrantable. Día a día la pareja se enfrenta a este desafío, reinventando la forma de relacionarse entre ellos y con los otros, apoyándose en el tierno afecto y en un sentido del humor muy propio, que, notablemente, permanece intacto.
La memoria infinita es un documental sobre la convivencia de la pareja compuesta por Paulina Urrutia y Augusto Góngora con la enfermedad de Alzheimer que padece este último. La película está dirigida por Maite Alberdi, y llega a las pantallas españolas el 12 de enero de 2024 de la mano de Bteam Pictures.
El olvido que amenaza
El Alzheimer es una enfermedad devastadora que se ha retratado en el cine en películas a menudo impactantes. Terrible es Siempre Alice (Richard Glatzer y Wash Westmoreland, 2014), que muestra un caso de Alzheimer temprano, fenómeno tan poco conocido como cruel; Nebraska (Alexander Payne, 2013), que retrata de forma poderosa a una persona que quiere seguir recordándose; mientras que la pareja del paciente es quien protagoniza otras películas como Una canción para Martín (Bille August, 2001), o Quédate conmigo (Michael McGowan, 2012).
La memoria infinita difiere de otras en que es un documental, y seguimos la vida diaria de una pareja, sin grandes acontecimientos ni arcos dramáticos que abrir y cerrar. La primera escena, bella y tierna, nos presenta a Paulina Urrutia recordándole a Augusto Góngora quién es y quiénes son el uno para el otro. El momento nos presenta a los personajes y cómo van intentando gestionar la convivencia entre ellos y con la memoria común que va desapareciendo.
Es muy hermoso ver, sin embargo, como a veces la persona inteligente y lúcida que es Góngora vuelve a aparecer, y esos momentos derrochan calidez y dulzura. Sabemos que la enfermedad es progresiva y cuál será su final, pero la pareja vive los momentos intensa y ávidamente, porque no saben cuánto van a durar juntos.
Es una historia de amor real, de una pareja que se quiere y respeta en condiciones difíciles. Ese amor y esa complicidad todavía sobreviven a la enfermedad, y de alguna manera es una forma madura e intensa de celebrar la vida, a pesar de todo.
La lucha por la memoria
Es de destacar la generosidad de la pareja abriendo su hogar y su vida a las cámaras. Algunas escenas muestran momentos tensos y duros donde se percibe claramente el dolor tanto de la persona que se está olvidando, como la del familiar y cuidador que asiste, impotente, ante el avance, irregular pero imparable, de la enfermedad de Alzheimer.
Un aspecto importante de la película es que se refiere a la importancia de la memoria para construir la identidad. Esto es un homenaje a la vida profesional de Góngora, que trabajó durante años, en el marco difícil de la feroz dictadura de Augusto Pinochet, documentando y preservando hechos importantes para la posteridad. Y es que la memoria es fundamental no solo para la identidad individual, sino también para la identidad colectiva de los países. Esto es un hecho básico en Chile, en general en muchos países hispanoamericanos, con trágicas historias recientes, un hecho no menos poderoso para los españoles. La memoria es la identidad y dejar de recordar es una manera de dejar de ser.
La memoria infinita es un documental delicado y brillante, relevante y necesario por mostrar una realidad tan incómoda como real. La película muestra el dolor del olvido, pero también el poder del amor para mantener la vida, sin sentimentalismo ni cursilería.