Las críticas de Laura Zurita:
Napoleón
Los orígenes del líder militar francés y su rápido y despiadado ascenso a emperador. La historia se ve a través de la lente de la relación adictiva y volátil de Napoleón Bonaparte con su esposa y único amor verdadero, Josefina.
Napoleón está dirigida por Ridley Scott con guion de David Scarpa, e interpretada por Joaquin Phoenix (Napoleón Bonaparte), Vanessa Kirby (Emperatriz Josefina), Tahar Rahim (Paul Barras), Ben Miles (Coulancourt), Ludivine Sagnier (Theresa Cabarrus), Paul Rhys (Talleyrand) y Rupert Everett (Arthur Wellesley). La película se estrena en España el 24 de noviembre de 2023 de la mano de Sony Pictures.
Recreación de un personaje y una época
Una figura como la de Napoleón, sobre la que se tienen tantos testimonios distintos, tiene la ventaja de poder dar lugar a muchas interpretaciones del personaje, desde la estupenda Napoleón (Abel Grance, 1927) en blanco y Negro, hasta Marlon Brando como Napoleón en Desirée (Henry Koster, 1954). En la esperadísima Napoleón, Ridley Scott, en colaboración con Joaquin Phoenix, han compuesto un Napoleón introvertido hasta el extremo y muy seguro de sí mismo. Parece amar a Josefina de una manera enfermiza y casi obsesiva, y este amor y una ambición desmedida parecen ser los ejes centrales de su existencia.
La relación de Napoleón y Josefina es uno de los pilares de la película, y se presenta como el hecho central de la vida del emperador. Esta relación se endulza e idealiza, dando la impresión de ser un gran amor compartido y que dura para siempre a pesar de todos los hechos que se le oponen.
Napoleón no es una biografía al uso, recogiendo todo el transcurso de la vida de Napoleón Bonaparte. En lugar de una narración cronológica, vemos momentos puntuales en su carrera, desde su defensa de Tolón en los tiempos de la Revolución francesa, pasando por sus exitosas campañas en el extranjero, su coronación, hasta su caída en desgracia, su vuelta a Francia y su exilio definitivo en Santa Elena. No se trata de dar una visión global de su influencia en la historia de Francia, sino más bien una serie de impresiones de su estado personal durante estas etapas, dejando los hechos históricos que no se centran en el general en un discretísimo segundo plano.
Como era de esperar, ha habido polémicas sobre el rigor histórico de la película. Por una parte, Scott parece haberse centrado mucho en dar una visión rigurosa del uso de las armas en los distintos ejércitos, los detalles de las viviendas o los ropajes. Por otra, hay licencias de más que mediana importancia para crear momentos espectaculares, como el bombardeo de las pirámides, visible en los tráilers, que no tienen mucho sentido. Después de todo, estamos hablando del director de Gladiator (2000), que se permitió tranquilamente cambiar las circunstancias y el momento del emperador Comodo. Napoleon no es una lección de historia, sino una bellísima recreación de un héroe y una época a partir de la mirada del director. También es cierto que, para muchos de nosotros, no tiene mucho interés investigar la literalidad de detalles tan nimios como el corte de pelo de Maria Antonieta en el momento de su muerte.
Impresionantes batallas
Ridley Scott destaca más por su talento visual que por su capacidad de dibujar personajes o escribir grandes guiones. Napoleón continúa con esta tónica, dando lugar a una película de ambición espectacular, visualmente apabullante, aprovechando al máximo el talento de Scott para las escenas grandiosas. Las batallas de Napoleón son épicas, grandiosas, en la estela de películas clásicas como Barry Lindon (Stanley Kubrick, 1975) o Guerra y Paz (King Vidor, 1956). Cada batalla tiene personalidad propia, y vemos en detalle las maniobras geniales que han inscrito a Napoleón Bonaparte en la lista de mejores generales de toda la historia. La batalla de Austerlizt se presenta, no solo como una obra maestra de estrategia militar, sino también como una espantosa carnicería. En la batalla de Waterloo, impresionante, se masca la angustia, y el director parece abogar por que la batalla se perdió en buena parte porque el general era ya un hombre cansado, sin Josefina, iniciativa ni genio. En otro orden de cosas, Scott ha recreado con verdadero mimo la coronación de Napoleón como una reconstrucción del cuadro «La coronación de Napoleón en Notre-Dame de Paris el 2 de diciembre de 1804» de Jacques Louis David, un boceto del cual aparece siendo dibujado durante la ceremonia.
La pareja protagonista de Napoleón derrocha presencia escénica, carisma y talento, y ambos parecen estar totalmente entregados a sus interpretaciones. Joaquin Phoenix demuestra una vez más su talento y dedicación, y ha trabajado junto con Scott en la recreación de su personaje. Phoenix tiene una intensidad y un magnetismo que casan perfectamente con la imagen que el público tiene de un personaje casi mítico como Napoleón, y su recreación de la vida interior de Bonaparte es sencillamente impresionante. En cuanto a Vanessa Kirby, crea una Josefina hermosa, sensual y enigmática, y es fácil creer que los hombres, entre ellos el mismo emperador, caigan rendidos a sus pies.
Napoleón es espectacular y grandiosa, una película histórica de vocación y estilo clásicos, con escenas de belleza intemporal, minuciosa reconstrucción de escenarios y unas grandísimas actuaciones de su pareja protagonista, Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby.
¿Qué te ha parecido la película Napoleón?
Napoleón
