Las críticas de Ignacio Mittenhoff:
Leo
Leo relata el último año de primaria de una clase en su transición a la adolescencia…visto a través de una mascota. El lagarto Leo, de 74 años, está harto de llevar décadas en el mismo salón de clases en la Florida con su compañero de terrario, una tortuga. Cuando Leo descubre que le queda solo un año de vida, decide escapar, pero se ve envuelto en los problemas de los ansiosos estudiantes y de la malvada maestra sustituta. Igual, la lista de deseos de Leo termina siendo la más extraña y gratificante del mundo.
Se trata de la última película en la que ha trabajado Adam Sandler como productor y actor, y a su vez es la última película que surge de la colaboración firmada varios años atrás entre Sandler y Netflix. En la versión original es el propio Adam Sandler quien pone la voz a este peculiar lagarto. Junto a él, otro mítico de la comedia como Bill Murray es quien da voz a su inseparable compañera de terrario. Junto a ellos completan el reparto, entre otros, Rob Schneider, Jason Alexander y Cecily Strong. La película Leo se estrena en Netflix el 21 de noviembre de 2023.
Temas actuales con un desarrollo lento
Al visionar Leo me he encontrado con sensaciones enfrentadas entre ellas. Por un lado es una película de una gran calidad visual (se nota la mano de Netflix), muy vistosa y alegre, con unos personajes muy bien definidos, cada uno con su propia personalidad, y con una temática muy actual. Pero, por otro lado, me he encontrado con un película lenta, con pocos momentos de acción y comedia, y con excesivo metraje. Antes de visionarla leí que era una comedia musical, y comedia he encontrado en pequeñas pinceladas, y en lo que respecta a la música me han sobrado casi todas las canciones.
La temática de Leo se centra en varios aspectos que van a ser familiares para todos aquellos espectadores que son papás y mamás. Nos encontramos en un colegio y en una clase de chicos y chicas que ya se hacen mayores. Están en el último curso, y los problemas que tienen ya no son los que tenían cuando empezaron el colegio. Aquí la película no deja en muy buen lugar a los padres y madres de las criaturas, ya que éstas tienen que recurrir a la mascota de la clase para que les escuche y les haga ver cuál es la solución al imprevisto al que se tienen que enfrentar.
Personajes secundarios que podrían tener película propia
Es aquí donde aparece mi primer dilema. La película se llama Leo, y en principio es Leo, el lagarto y mascota de la clase, el protagonista del film. Pero este personaje es absorbido por los alumnos de la clase y, para mi, auténticos protagonistas del film. Cada uno tiene su personalidad muy bien definida, su problemática familiar y su manera infantil de enfrentarse a ello. Solo cuando encuentran a alguien que les escucha y les comprende es cuando saben enfrentarse a la vida real. Pero claro, los padres y las madres están más preocupados en el trabajo, en hacer fitness en casa o en ver quien se queda con los niños un fin de semana para que el otro pueda irse a la playa con su nueva pareja. Problemáticas que están presentes pero que muchas veces somos incapaces de ver por el puro egoísmo que nos invade y no nos deja ver más allá de nuestra burbuja en la que a veces nos encontramos.
En la película también aparece el enfrentamiento entre la antigua enseñanza y la visión más moderna de enseñar en los colegios. Por un lado tenemos a la profesora «progre», que trabaja a base de objetivos y que motiva a sus alumnos con abrazos y cariños. Por otro lado, tenemos a la profesora sustituta, una profesora de la vieja escuela que no entiende de nuevas tecnologías, y prefiere tirar del libro de texto y la regla para amenazar a aquel que se porte mal. Y, entre medias, unos padres más preocupados por la ausencia de la profesora titular que por la salud de ésta, y que no dudan en criticar a la profesora suplente aunque apenas la conocen.
Momentos musicales que no ayudan
Visionar la primera parte de la película es como ver dos o tres cortos de animación unidos por una hilo conductor. Comenzamos conociendo a los niños y sus mascotas, y cómo cada niño se ve obligado a llevarse a una mascota a su casa durante el fin de semana. Cuando descubren que pueden hablar entre ellas, la mascota resuelve el problema que tiene el niño y niña a través de una canción. Llega un nuevo fin de semana, otro niño se lleva la mascota a su casa y vuelve a pasar lo mismo. Y se vuelve a repetir la misma secuencia otra vez más. Se hace demasiado repetitivo. Y las canciones no ayudan a mejorar la situación. No son pegadizas, y aportan entre poco y nada al desarrollo de la trama.
La película cuenta con varios puntos realmente cómicos, pero que solo los más mayores entenderán. Los más pequeños de la casa no pillarán la gracia a los chascarrillos que, sobre todo el lagarto y la tortuga, realizan durante la película. El problema es que estos toques cómicos aparecen sobre todo en la primera parte. Según se va desarrollando la película los toques cómicos van escaseando. Entre eso y los momentos musicales, al final la película se hace un poco larga.
El mensaje que quiere dar Leo es bello: todos somos especiales, con nuestras virtudes y nuestros defectos. No importa si me sale vello en el cuerpo antes de lo normal, o si no paro de hablar ni dejo hablar a quienes me rodean, ni pasa nada por tener una familia desestructurada que no se preocupa por los problemas que un niño o niña pueda tener. Incluso la envidia, que también aparece durante el desarrollo de la película, nos puede servir para hacernos ser mejor persona (o lagarto o tortuga). Pero, hasta llegar a estas conclusiones, el camino es lento y a veces aburrido.