Las críticas de Laura Zurita:
Fumar provoca tos
Tras una feroz batalla contra una tortuga gigante maligna, un equipo de cinco vigilantes, conocido como “La fuerza del tabaco”, recibe la orden de retirarse para fortalecer la cohesión del grupo. Su estancia transcurre bien hasta que Lézardin, Emperador del Mal, decide aniquilar el planeta Tierra.
Fumar provoca tos está dirigida por Quentin Dupieux y protagonizada por Gilles Lellouche, Vincent Lacoste, Anaïs Demoustier, Jean-Pascal Zadi, Oulaya Amamra y David Marsais. La película se estrena el 8 de septiembre de 2023 de la mano de A Contracorriente Films.
Director prolífico y juguetón
Quentin Dupieux es un músico electrónico, director de cine y guionista francés, un creador polifacético con mucha personalidad. Utiliza el seudónimo de Mr. Oizo para sus trabajos musicales, y con este nombre firma la música de Fumar provoca tos. Esta autoría común de banda sonora y película funciona perfectamente, y da la misma personalidad a ambas cosas. La película suena a veces lúcida, a veces absurda, ciertamente original, pero siempre entonada.
Dupieux es prolífico, juguetón, y con un gusto por lo inesperado, el absurdo y lo surrealista. Fumar provoca tos combina todo esto con un homenaje tierno, satírico e iconoclasta a los superhéroes. Estos son personajes muy normalitos, vestidos con un traje ajustado, y parecen más bien inocentones. Los malos malísimos son dignos de una película de serie B de los años 50, con su físico hipermaquillado y su carácter monolítico. La película muestra con orgullo su estilo anticuado, cutre, los trajes de goma y los efectos prácticos baratillos. La fotografía tiene el mismo toque básico, con colores de tubo catódico, estilosos de puro anacrónicos.
La historia de Fumar provoca tos puede contarse con rapidez y, sin embargo, los 81 minutos de metraje (sí, aunque no lo parezca en estos tiempos, se puede contar historias en menos de hora y media) están llenos de hallazgos, más o menos afortunados, pero locos, inusitados y sorprendentes. Hay una amenaza al mundo, y que se salve éste o no depende de una inopinada elección doméstica. Hay una nevera-supermercado (me encantaría tener una), cascos de dormir y cómodas camas de titanio. Hay también un jefe peludo con un sex-appeal compuesto de baba verde. Todo en medio de una tecnología retro futurista, como si el siglo XXI volviera a adorar el diseño curvilíneo, el plástico y las televisiones culonas.
Todo esto y mucho más, como si la inventiva del director no conociese final, se imbrica en un homenaje cariñoso y satírico a los superhéroes y todos sus clichés, combinando las hazañas, los selfies y el mantenimiento de los supertrajes.
Para completar la visión del universo tabaquero (que no tabaquista), se nos completa la imaginería mágica de un modo bizarro y un poco perverso, con el sencillo recurso de meter historias, unos cuentos de miedo y humor negro, negrísimo, que ignoran completamente la noción del buen gusto o lo usual. Aunque hagan sonreír, son inquietante, desconcertantes y muy crueles. Como una muñeca rusa, las narraciones se acogen unas dentro de otras, como si el director quisiera contar todas las historias en un chorro infalible de fantasía. No hace falta que todo en Fumar provoca tos sea sosamente verosímil, si puede quedar sencillamente y rocambolescamente oportuno.
Desenfado y una buena dosis de fe
Si todo esto resulta atractivo al lector, Fumar provoca tos probablemente también lo será. Si, por el contrario, no suena interesante, es que la película no es para el espectador. La película se desenvuelve en su propio campo de juego, y con sus propias reglas, y hay que acomodarse a ellas para sacarle partido. Requiere desenfado, una buena dosis de fe, y, desde luego, no es apta para estómagos delicados.
Con todo el humor y la fantasía, Fumar provoca tos deja un cierto regusto de tristeza. Los superhéroes ganan, pero no se está muy seguro de por qué ni para qué. El final, estéticamente impecable, en realidad no termina nada, no nos deja muchas ilusiones, y resuena a un día a día rutinario y cotidianamente superheroico.
Los actores de Fumar provoca tos son sólidos, y actúan con un cierto tono de desapego e ironía, porque nada puede tomarse en serio, ni la historia ni los personajes. Dan un sabor tan fresco a los diálogos que no se nota lo extraño de los mismos, y de veras parece que es lo más natural del mundo discutir de chupitos en medio de una pelea superheroica, o ser un fumador antitabaquero. Se trata de pasarlo bien, tanto el equipo como los espectadores, y se consigue.
Fumar provoca tos es un homenaje cálido y satírico al mundo de los superhéroes, que juega con la nostalgia, lo surrealista y una desternillante tecnología retro futurista. Necesita una buena dosis de fe, desenfado y no es apta para estómagos delicados.
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Fumar provoca tos
