Crítica de ‘Cayo César, el más cuerdo de los locos’: El poder absoluto que corrompe absolutamente

Las críticas teatrales de Laura Zurita:
Cayo César, el más cuerdo de los locos

Cayo César, el más cuerdo de los locos se adentra en la etapa pública más conocida del tercer emperador romano y heredero de Tiberio. Cayo César es más conocido como Calígula, un apelativo infantil puesto por las tropas legionarias al mando de su padre Germánico. Muñoz Sanz presenta a un personaje peculiar: irreflexivo, caprichoso, histriónico, extravagante, cruel, vengativo, amoral e inmoral. Un loco para muchos. Cayo Julio César Augusto Germánico (12-41 d. C.) gobernó durante casi cinco años (marzo de 37 a enero de 41 d. C.) sin dejar, para los historiadores, acciones políticas, militares o culturales de calado. Pero tuvo tiempo suficiente de aterrorizar a las élites de Roma (patricios y senadores) y al pueblo con sus graves decisiones, sin freno que las contuvieran.

El modelo de gobernante que el autor propone le sirve para reflexionar, y trasladar al espectador su inquietud, sobre la maldad y las consecuencias del poder ejercido sin escrúpulos ni límites éticos o legales. Un viejo asunto de la época imperial, previo y posterior, que sigue vigente en el siglo XXI.

Cayo César, el más cuerdo de los locos es un drama en un solo acto del escritor Agustín Muñoz Sanz y coproducido por Atakama Creatividad Cultural para el Festival de Teatro Clásico de Mérida, con la dirección de Jesús Manchón. Cuenta en su reparto con Juan Carlos Tirado, Rocío Montero, Fernando Ramos, Miguel Ángel Latorre, Javier Herrera, Manuel Menarguez, Raquel Bejarano y Beatriz Solís. Se estrena en el Teatro Reina Victoria el 7 de junio de 2023 dentro del ciclo «El festival de Mérida en Madrid».

El epítome del vicio

Cayo César, conocido como Calígula, ha quedado para la Historia como el epítome del vicio, de la maldad y de la inmoralidad, llevadas al extremo por poseer el poder absoluto, que corrompe absolutamente. Se le conoce como un tirano desmedido, como un loco egocéntrico y cruel, que hacía de sus caprichos ley. Y, ciertamente, el Calígula que vemos en la escena es todo esto. El peso de la obra recae en Juan Carlos Tirado, como Calígula. El actor crea un personaje desequilibrado, egoísta, perdido en sus sueños de poder. Pero, en Cayo César, el más cuerdo de los locos, Agustín Muñoz Sanz ha buscado retratar también algunos lados humanos del personaje, sin por ello minimizar sus crímenes.

El dictador sufre bajo el peso insoportable del poder, que en el fondo sabe que no está cualificado para ejercer, y por eso lo hace de forma desaforada. Calígula ama a su hermana, o al menos cree que lo hace, y por eso la desposa. Cayo César ama también a su caballo Incitatus, en el que confía y al que ve como su único amigo, hasta el punto de nombrarlo senador en un gesto delirante. Pero es que los senadores con los que tiene que convivir tampoco merecen su confianza, ocupados como están en conspirar y cuidar sus propios intereses.

Obra de carácter abstracto

Cayo César, el más cuerdos de los locos tiene un carácter abstracto, lo importante son el texto y las actuaciones, y se recurre a pocos elementos externos para apoyar la acción. El escenario tiene solo unos pocos elementos móviles, y el vestuario es simple y atemporal.

Los actores actúan de manera realista a veces, declaman como un coro griego otras, intercalando elementos de danza y mimo en la acción. Y la muerte, compañera eterna de Calígula, recorre la escena incesante, como testigo y presagio del porvenir.

Cayo César, el más cuerdo de los locos es una obra intensa que busca retratar el lado humano y sufriente de uno de los dictadores más malvados y odiados de la Historia.

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