Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Un pueblo tranquilo (Village)
En un pueblo que perdió su belleza debido a la construcción de un enorme vertedero, un joven anhela liberarse del cruel destino que lo ata a su tierra. Escrita y dirigida por Michihito Fujii, Un pueblo tranquilo (Village) está protagonizada por Ryusei Yokohama, Haru Kuroki, Arata Furuta, Shido Nakamura, Wataru Ichinose, Daiken Okudaira, Ryuto Sakuma, Tetta Sugimoto, Naomi Nishida y Hana Kino. La película se estrena en Netflix el 16 de junio de 2023.
Cuando el pasado pesa demasiado
Un pueblo tranquilo comienza de forma dramática en dos escenarios diferentes pero ambos cargados de poesía y dolor. Vemos en paralelo la representación de una obra Noh (representación que combinan canto, drama, danza y música con tres o cuatro instrumentos) y a un hombre cubierto de sangre mientras derrama gasolina por toda la casa. El clímax llega cuando saca su mechero y prende fuego a todo. Su hijo está entre los conmovidos espectadores de la obra, y es el protagonista de este drama cargado de suspense en el que este joven debe vivir en la actualidad con las acciones de su padre. Ante un pueblo que no lo acepta, unos compañeros de trabajo que no lo respetan y con una madre que se mete en demasiados apuros económicos, Yu intenta tener un nuevo comienzo, pero el destino tiene otros planes para él.
Acostumbramos a ver muchas películas en las que los protagonistas comienzan de cero en idílicos pueblos, donde los vecinos ayudan para que entre todos se pueda tener un futuro mejor y facilitar el día a día, pero en Un pueblo tranquilo nos llevan al caso opuesto. La acción transcurre en un pueblo del que uno querría escapar, lleno de murmullos y malas miradas, un pueblo que recuerda demasiado el drástico pasado del protagonista pero también vive afectado por el enorme vertedero que se apodera lentamente de los parajes naturales y los personajes implicados en este proyecto.
Thriller con toque social
Si bien podríamos ver Un pueblo tranquilo como un drama con un toque de thriller que gira alrededor de la redención y el medioambiente, incluye muchos otros temas que quiere poner de relieve y lo hace de forma patente, como la falta de oportunidades laborales, la desigualdad social, la cultura laboral tóxica, la adicción al juego y los problemas para aceptarse a uno mismo. Todo esto se pone de manifiesto a través de un ritmo pausado, pero con toques tan desgarradores que no se ralentiza en exceso la historia para el espectador, aunque hay que estar predispuesto a ver durante dos horas este thriller cocido a fuego lento.
Como motor de todos estos temas tenemos a Ryusei Yokohama, quien ya hace tiempo dejó atrás sus trabajos en producciones Sentai, o lo que aquí conocemos del estilo Power Rangers, y se mete en la piel en esta ocasión del atormentado Yu, interpretando a la perfección este personaje que apenas vive y está al límite de renunciar a todo. Yokohama no necesita excesivas palabras para manifestar sentimientos y emociones, empleando muy bien el lenguaje corporal, con una postura encorvada mientras acepta el maltrato que sufre y se siente inútil en todas las facetas de su vida.
De forma magnífica, recrea con su propio físico el cambio anímico que sufre, y cuando parece que comienza a creer en sí mismo vemos como comienza a erguirse y poder mirar a los demás a los ojos, fiel reflejo de la confianza ganada. Es sorprendente que si vemos una imagen de él en las primeras escenas, desesperanzado y apagado, y otra imagen de él posterior, positivo y con una mirada feliz, bien pudiéramos pensar que se trata de dos actores diferentes, demostrando el gran trabajo interpretativo de Ryusei. Lástima que este cambio se refleje de forma demasiado precipitada en la película y no como una evolución coherente con la que apreciarlo mejor.
Más allá del personaje principal, la mayoría de los personajes parecen bastante pasivos, como si simplemente fueran personajes de relleno que quedan en un segundo plano, incluso algunos que desempeñan un papel importante, como Wataru Ichinose, que básicamente está para que podamos poner nuestro odio sobre alguien. Haru Kuroki no destaca especialmente como interés amoroso del protagonista, con una ausencia total de química entre ambos, quizás como consecuencia del esfuerzo realizado por el director de dar un aspecto de frialdad a toda la atmósfera de la película.
En resumen, Un pueblo tranquilo es una drama que evoca de forma explícita a las obras de teatro Noh, en la que el espectador acaba impactado y con mucho en lo que pensar, no habiendo una única interpretación correcta de lo que se ha visto. Un drama lento repleto de suspense, tan desgarrador como impactante, del que destaca la interpretación de Ryusei Yokohama.