Las críticas de Laura Zurita:
20.000 especies de abejas
Cocó, de ocho años, no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre Ane (Patricia López Arnaiz), sumida en una crisis profesional y sentimental, aprovechará las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa materna, donde reside su madre Lita (Itziar Lazkano) y su tía Lourdes (Ane Gabarain), estrechamente ligada a la cría de abejas y la producción de miel. Este verano que cambiará sus vidas obligará a estas mujeres de tres generaciones muy distintas a enfrentarse a sus dudas y temores.
20.000 especies de abejas está escrita y dirigida por Estibaliz Urresola Solaguren e interpretada por Sofía Otero, Patricia López Arnaiz, Ane Gabaraín, Itziar Lazkano, Martxelo Rubio, Sara Cózar, Miguel Garcés, Unax Hayden, y Andere Garabieta. La película se presentó en la Sección oficial del 26 Festival de Málaga 2023, y se estrena en salas de cine de España el 21 de abril de 2023 de la mano de Bteam Pictures.
Escenario íntimo
20.000 especies de abejas acaba y termina en el escenario más íntimo, el lecho de Ane. Al principio yace allí junto con su hijo Aitor, preguntando si duerme. Más tarde veremos qué significado escondido puede tener esta pregunta. Ane tiene que salir de viaje con tres hijos, una familia del siglo XXI, ya que los tres chicos viven en tres casas distintas.
El viaje de Ane y sus hijos no es un simple viaje de placer. Es también una huida de la crisis personal de Ane, cuyos detalles se irán desgranando después. También es una búsqueda de un espacio propio. Un espacio en el sentido literal, un espacio grande en la que crear sus obras. Ane ansía también su propio espacio en sentido de encontrar tiempo y tranquilidad, un respiro donde reencontrarse con sus verdaderos deseo
Aitor, asimismo, está buscando su propia identidad, en tanto que no quiere responder al nombre que le dan, sino que va eligiendo distintos nombres según el momento y la audiencia. Algún día madurará y encontrará un nombre definitivo, pero se intuye que eso ocurrirá más tarde, cuando crezca y madure.
La protagonista real de 20.000 especies de abejas, en mi opinión, es Ane, que al principio está en plena huida hacia adelante. En su actitud y sus actos hay una corriente de insatisfacción, incluso resentimiento, por una serie de heridas íntimas que tuvieron lugar en el seno de su familia. Al final Ane, aunque sigue sin tener todas las respuestas, al menos sabe algo más sobre sí misma y sus deseos, y ha trazado la senda que quiere seguir.
20.000 especies de abejas tiene un tono íntimo y personal, y casi toda ella se vive en el seno de la familia, con muy pocas incursiones al exterior. El tempo es pausado, y lo que sucede, casi siempre, son gestos mínimos y cotidianos. Al ver esta película, se percibe cómo Alcarrás adelantaba una cierta manera de fotografiar y de narrar en el cine español, y se enriquece con esta inspiración, adentrándose en la esfera familiar, en los pequeños gestos que construyen la vida.
La familia protectora y dolorosa
Las abejas que se mencionan en el título forman parte de la tradición de la familia, y les proporcionan una fuente de ingreso, un modelo de vida, incluidos remedios naturales. Las abejas son también una metáfora de las relaciones humanas, porque a veces endulzan con miel, iluminan con la cera, pero también pueden picar. Y, por cierto, los picotazos son muy dolorosos, pero a veces también pueden resultar curativos, como vemos en el taller de medicina alternativa.
Las actuaciones en 20.000 especies de abejas son naturales y relajadas, y entre ellas destaca Patricia López Arnaiz como Ane, la madre atribulada que quiere hacerlo lo mejor posible. En cuanto a Aitor, y esa es en mi opinión una elección cuestionable, la directora ha decidido que lo encarne una niña, Sofía Otero. La jovencísima actriz hace un papel maravilloso, que le valió premio como mejor actriz en la Bienale. Sin embargo, el que una niña haga el papel de Aitor dificulta que se lo vea como un niño en ningún momento. Esta percepción hace que el mensaje acerca de la elección de identidad de género en la infancia aparezca subrayado en exceso, como pretendiendo marcar al espectador cuál es la opinión correcta en un tema tan complejo.
20.000 especies de abejas es una película íntima con fuerte intención autoral, que trae a colación el tema de la identidad de género en el mundo de la infancia.