sábado, diciembre 14, 2024

Crítica de ‘Sorry‘: Rompiendo las convenciones del teatro

Las críticas teatrales de Laura Zurita:
Sorry

En lugar de seguir el antiguo modelo según el cual el teatro imita la realidad, el director Bobo Jelčić crea un teatro en el que la realidad y la imaginación se funden.

Siguiendo el principio de la casualidad y la coincidencia, en sus proyectos recoge fragmentos de eventos que no suelen estar conectados por la trama, la historia o la acción, construyendo así una forma abierta que aún está por convertirse en una obra de teatro (un drama). Estos manuscritos dispersos permiten que la integración y la desintegración teatral se produzcan simultáneamente, un proceso que lleva varias décadas aplicándose y practicándose en la literatura.

Jelčić tiene un enfoque único con respecto al trabajo con actores, en el que todos sus proyectos son el resultado de la autoría colectiva de todo el reparto, basado en la improvisación y la experiencia personal. Jelčić escribe y dirige, buscando alternativas contemporáneas a las formas clásicas y conceptuales del teatro.

En su nuevo proyecto, Sorry, Bobo Jelčić trata de dar una nueva perspectiva a los peligros actuales, centrándose en la puesta en peligro del individuo en una pequeña ciudad. Y prestando atención a las cuestiones emocionales y sociales.

Sorry se estrenó en los Teatros del Canal los días 24 y 25 de febrero de 2023, formando parte del proyecto europeo Próspero Extended Theatre, que conforman la cadena cultural ARTE y nueve teatros de nueve países de la Unión Europea, entre Ellos los Teatros del Canal. Pretende fomentar el intercambio y la cooperación artística, con el objetivo de dar forma a la identidad europea y promover una cultura de apertura.

Sorry

Teatro que llama la atención sobre su naturaleza

Uno de los aspectos más interesantes de Sorry es que está diseñada para llamar la atención sobre su misma naturaleza de obra teatral, desde el principio. Vemos tramoyistas trabajando en el decorado, cuyos elementos entran y salen de escena, y la mirada alcanza hasta el fondo del teatro, más allá del telón y las bambalinas. La obra no pretende de ninguna forma ser una historia coherente, ni tener lugar en un universo realista, sino comunicar una serie de ideas y emociones usando el formato de obra de teatro, apoyándose en él pero también transgrediendo las convenciones del medio.

La cuarta pared se rompe a veces, mezclando a los espectadores en la acción con un toque travieso, o intercambiando el tiempo y el espacio de la obra y de la función, mientras los personajes interpelan al ayudante de la acción sobre cuándo y dónde están. Y, por contagio del mundo de montaje cinematográfico, los pocos elementos de decoración se usan parar comunicar significados flotando o divagando en el escenario, venga a cuento en el marco físico o no. Un ejemplo muy claro de este recurso es el retrato del señor Mackenzie, siempre presente al evocar la figura del padre, con veneración al principio, de manera más ambigua después.

Sorry

Espejo deformado de Peyton Place

La obra Sorry es un espejo deformado de Peyton Place, película que era a su vez una versión dulcificada de la novela homónima. En Peyton Place, la tersa e inmaculada superficie de la vida burguesa de un pueblo estadounidense esconde todo tipo de historias inmorales y sórdidas. Sorry captura y esquematiza unas pocas escenas que dan el esqueleto de la acción.

Los personajes, caricaturas de los de la obra, con el mismo nombre y rol, se expresan a base de tópicos, frases hechas y refranes, sobre todo la protagonista, que pretende irradiar perfección a su alrededor. La obra se representó en croata, con títulos en español. Este formato contribuye a señalar el estupendo trabajo que los actores hacen con su expresión corporal, que define tanto o más de su personaje que las frases tópicas que enuncian sin mucha emoción, declamando sin ambages.

Es curioso que, de manera tan elegante, y con una sorprendente economía de medios, los personajes se transformen en caricaturas, y la acción en una parodia. Conceptos como la reputación, el sueño americano o la democracia, que eran las convenciones de la época en los años 40, suenan huecas y poco sinceras en Sorry. Seguramente el mismo ejercicio podría hacerse con las ideas que son el pensamiento predominante en estos momentos, y el resultado resultaría ser tan chocante y atractivo como el conseguido en esta obra.

Sorry es un espectáculo sofisticado, fascinante y lleno de ironía, que juega con las convenciones del lenguaje teatral.


¿Qué te ha parecido la obra Sorry?


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