viernes, abril 19, 2024

26 FESTIVAL DE MÁLAGA. Crítica de ‘Zapatos rojos (Red Shoes)’: El arrepentimiento tardío

Las críticas de Daniel Farriol en el 26 Festival de Málaga 2023:
Zapatos rojos (Red Shoes)

Zapatos rojos (Red Shoes) es un drama mexicano que está dirigido por Carlos Eichelmann Kaiser, quien también coescribe el guion junto a Jofra Gg y Adriana González Del Valle. La historia nos muestra el viaje que emprende un anciano granjero que vive en un pueblo de las montañas hacia la capital, tras recibir una carta con una noticia inesperada. Una vez allí, en busca de su redención, encontrará un mundo brutal y desconocido. Está protagonizada por Eustacio Ascacio, Natalia Solián (No voy a pedirle a nadie que me crea, Huesera), Rosa Irine Herrera y Phanie Molina. La película ha podido verse en Marzo de 2023 dentro de la Sección Oficial de la programación del 26 Festival de Málaga 2023.

Redención y reconciliación

Zapatos rojos es un drama de paisajes áridos y ritmo calmo que sigue un viaje hacia la redención y hacia la reconciliación con el pasado de Eustacio Ascacio «Tacho». Él es un anciano granjero poco hablador que vive en la pequeña localidad de Salaverna, al norte de México y a casi 800 kilómetros de la capital, a dónde será requerido inesperadamente por carta para ir a identificar el cadáver de quien podría ser su hija. Durante el trayecto descubrirá un país en descomposición moral agitado por una violencia indiscriminada que le trasladará a un lugar recóndito de su memoria que marcó su existencia para siempre y, también, la inexistente relación que mantenía desde hace años con su hija.

El protagonista, de igual nombre que el personaje, está encarnado por un exminero jubilado de 70 años que ahora vive como cabrero en un rancho de Coahuila. Fue descubierto en un vídeo recibido por whatsapp por el director, Carlos Eichelmann Kaiser, quién decidió atravesar el país para ir a buscarlo y convencerlo a que se pusiera por primera vez delante de una cámara. El resultado desprende una verdad asombrosa que aporta humanidad y realismo a un personaje que podría verse como una combinación entre el Travis Henderson de Paris, Texas (Wim Wenders, 1984) y el Alvin Straight de Una historia verdadera (David Lynch, 1999).

Al igual que Travis, el viaje de «Tacho» no es solo un desplazamiento geográfico si no que entabla una búsqueda de redención ligada a la violencia contra una mujer; y al igual que Alvin, ese viaje se convertirá en una reconciliación con ella y consigo mismo a través de la relación con el personaje de Damiana (Natalia Solián), una chica que trabaja como prostituta en la capital, a dónde huyó siendo más joven para buscarse la vida.

Zapatos rojos

La sociedad vs. el individuo

Zapatos rojos es un filme que requiere paciencia para acostumbrarse al ritmo de vida de «Tacho». La película tiene dos bloques narrativos bien diferenciados que amplifican el contraste entre la vida del pueblo y de la ciudad a través de las decisiones formales que toma el director con encuadres, ritmo y montaje. Los primeros minutos, casi sin diálogos, la cámara se regocija en amplios planos generales que la fotografía de Serguei Saldívar Tanaka explora en toda su salvaje belleza como si fuera un wéstern clásico. La rutinaria vida del viejo granjero solitario está filmada con calma, pero con cierto poso de melancolía y tristeza, la vida en el campo no siempre es fácil y la cosecha de ese año promete ser insuficiente para pagar las facturas.

Durante esta parte se nos ofrecen ligeras pinceladas de otro de los temas subyacentes en la trama como es la sociedad caníbal que ejerce su poder contra el individuo. Vemos esto reflejado a través del trato que recibe el protagonista por parte del que fuera su patrón durante años. Cuando va a pedirle un préstamo para el viaje y recibir el pésame por su pérdida, el hombre adinerado tan solo le ofrece unos quesos y la posibilidad de comprarle sus tierras para así expandir su territorio (y su poder).

Todo esto tiene relación con la idea de situar la acción de la película en la localidad de Salaverna, municipio de Mazapil que precisamente está sufriendo el desalojo de sus habitantes por parte de una empresa multinacional para explotar la mina de cobre ubicada en el subsuelo de las casas. El capitalismo acaba desterrando los últimos vestigios de la vida autóctona y es que sin dinero, literalmente, no tienes ni donde caerte muerto.

Zapatos rojos

«Las cosas importantes que hacemos siempre las hacemos demasiado tarde»

El viaje que emprende «Tacho» hacia la capital nos hace abandonar las estampas rurales rulfianas para acercarse a una ciudad nocturna e impredecible donde se acelera el ritmo narrativo y se buscan encuadres más apegados a sus personajes. Las estrellas del cielo se transforman entonces en un compendio disforme de luces encendidas que tan solo se percibe como un cielo estrellado en la distancia. El director afirmaba en una entrevista  que tuvo como referencia para su guion a la prosa de Juan Rulfo aunque posteriormente decidió eliminar los elementos de realismo mágico que aparecían sin por ello perder el carácter poético que desprenden algunas situaciones.

Zapatos rojos muestra también la epopeya de un hombre sencillo que lo único que quiere es enterrar a su hija con unos zapatos rojos. En la ciudad se topará con una burocracia kafkiana e insensible que tomará las decisiones por él mientras hace oídos sordos con la violencia implícita al desarrollo de México como sociedad. Sin embargo, lo más emotivo que tiene la película termina siendo la relación paternofilial que surge entre ese hombre que necesita reconciliarse con la hija que se marchó sin mirar atrás y esa chica que huyó de su padre para convertirse en una superviviente de futuro incierto.

El momento cumbre surge en una confesión mutua de recuerdos tormentosos que Carlos Eichelmann Kaiser filma con tremenda elegancia mediante el uso de un plano sostenido en el que emplea un lento zoom de acercamiento para ahondar en las emociones. Zapatos rojos es un filme repleto de sensibilidad acerca del arrepentimiento tardío y de la necesidad de perdonarse uno mismo, porque «todas las cosas importantes que hacemos siempre las hacemos demasiado tarde».


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Zapatos rojos

7.5

Puntuación

7.5/10

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