sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ’Living’: Una obra sofisticada y brillante con un magistral Bill Nighy

Las críticas de Laura Zurita:
Living

Ambientada en la década de 1950 en Londres, Living sigue a Williams, un veterano funcionario enterrado bajo el papeleo de la oficina mientras la ciudad se reconstruye después de la II Guerra Mundial. Al recibir un demoledor diagnóstico médico, vacía su cuenta de ahorros y se dirige a la costa. Se promete hacer de sus últimos días un tiempo significativo, pero se percata de que no sabe cómo hacerlo. Después de que un misterioso desconocido lo lleve a salir por la ciudad, Williams se siente intrigado por una joven compañera de trabajo que parece poseer la vitalidad que él había perdido. Con la ayuda de su optimista colega, Williams pone todo su empeño en hacer feliz, de un modo sorprendente, a su entorno.

Living está dirigida por Oliver Hermanus e interpretada por Bill Nighy, Aimee Lou Wood y Alex Sharp. La película se estrena en España el 4 de enero de 2023 de la mano de Wanda Visión.

Distintas formas de contar una historia

Living está basada en la película del maestro Akira Kurosawa Vivir (Ikiru, 1952). La obra se ha actualizado y remozado, y cuenta con un guion de ganador del Premio Nobel y del Premio Booker Kazuo Ishiguro. Puede ser un gran reto basar una película en un gran clásico, porque existe el peligro de que. aun sin verla, espectadores potenciales digan que no puede ser tan buena como la original. ­­­­­­Dicho sea de paso, Ikiru a su vez se inspiró en la novela rusa de 1886 «La muerte de Iván Ilich» de León Tolstoi, mostrando que las historias pueden contarse de muchas maneras distintas, cambiando de contexto, pero sin perder su fuerza y su belleza en el proceso.

Living es una película distinta de Ikiru, con personalidad propia, y ha sabido contar una historia similar con un resultado genuino y único. Se ha eliminado la voz del narrador, sustituyéndolo por una narrativa más visual, cambiado la ambientación hasta el Londres de 1953, y dando una personalidad distinta a los personajes, hijos de otra cultura y de otra época.  La película se mantiene en un metraje contenido, 102 minutos, condensando la historia alrededor del protagonista y describiendo de manera intuitiva y concisa la enfermedad del señor Williams, o la evolución de su relación con la señorita Harris, en esta versión una joven sensata y serena, con la que crece una amistad preciosa y muy equilibrada, llena de emociones contenidas y una profunda humanidad.

Elegante filmografía

La presentación de los personajes y el ambiente de Living está muy bien medida, se nos presentan los compañeros de trabajo y la oficina del señor Williams, en la que es importante sobre todo parecer ocupado y mantener las formas. El circuito de los ciudadanos por las oficinas es una verdadera pesadilla, muy reconocible por cierto, en el que los solicitantes que vienen con un caso en el que hay que pensar un poco se ven empujados entre distintas oficinas ninguna de las cuales quiere ocuparse de algo que podría ser un problema.

El señor Williams, un funcionario de nivel medio en el ayuntamiento, se define a sí mismo como ni feliz ni infeliz, y tiene una existencia rutinaria y puntual. De hecho, aunque la película se rueda en color, la vida del señor Williams parece recordarse en blanco y negro, un escenario uniforme en la antesala del aburrimiento, llena de sombrero hongos y montañas de papeles. Tras una visita al médico (rodada de forma concisa y elegante, sin dramatismo añadido) sabe que le queda poco tiempo de vida.  Eso lo obliga a replantearse su relación con su hijo y consigo mismo, con lo que quiere y desea, y lo que hacer con el tiempo que de repente se ha convertido en muy valioso. Vemos su desconcierto e indefensión, y una desesperada búsqueda de la alegría y el sentido de la vida, un sentido que llegará de una forma sorpresiva.

Los escenarios de la película son muy notables, desde el ayuntamiento, que se revela como un desolador mausoleo de papeles (el County Hall de Londres proporcionó el impresionante telón de fondo), hasta las escenas invernales en un parque infantil, pasando por el descenso a los infiernos de la vida nocturna, que contendrá para el señor William mucha noche y muy poca vida. Qué triste es la alegría forzada y el bullicio vacío, y la mirada del señor Williams cuando se da cuenta de ello, en una de las escenas más impresionantes de la película.

Guion impecable

El guion de Kazuo Ishiguro tiene la fuerza contenida y discreta que ya se había mostrado en su obra más conocida, la estupenda Lo que queda del día, llevada a la pantalla de manera precisa por James Ivory en 1993. En ambas obras muestra su capacidad de dar un retrato psicológico y sutil de un hombre que parece huir de sus sentimientos, mostrando sus lados más íntimos, contradictorios y falibles, pero siempre con gran respeto por la dignidad de sus protagonistas, que luchan por mantener su integridad en las circunstancias que les han tocado.

El guion progresa de forma bella y elegante, con diálogos parcos y bien situados, alumbrando un paisaje de personajes complejos y muy humanos., Una buena película empieza con un buen guion, y, con los primorosos mimbres del guion de Kazuo Ishiguro, el director ha creado una obra sofisticada, conmovedora y brillante, que seguramente satisfará tanto a los amantes de las obras en las que se basa como a los que se enfrenten a la historia por primera vez. La banda sonora es maravillosa, discreta pero efectiva, en la que se leen sucesivamente la desesperación, el bullicio y la melancolía. Las escenas en las que el señor William canta están entre las mejores de la película, tanto por el sentimiento que contienen (una letra muy bella y emotiva, llena de evocaciones) como por la estupenda voz de Bill Nighy.

Impresionante Bill Nighy

Y es que, destacables como son la calidad del guion y la filmografía, el punto central de Living resulta ser la actuación de Bill Nighy. Nighy es siempre un estupendo actor, tanto en el teatro como en el cine. Invariablemente correcto, destaca tanto en superproducciones como Piratas del Caribe, en obras intimistas como Emma, o pasando por Love actually, en la que mostraba una inolvidable vis cómica. En Living su trabajo es sutil y profundo, magistral, construyendo su personaje con la mirada y la expresión corporal de alguien a quien se ha enseñado que el autocontrol es una de las virtudes supremas, y lo domina hasta el extremo.  Puede parecer un poco exagerado decir algo así en enero, pero creo que la suya será una de las actuaciones del año.

En resumen, Living es una obra delicada y melancólica, elegante y refinada, en el que un guion impecable dibuja el retrato preciso de un hombre en busca de sentido, encarnado magistralmente por Bill Nighy.


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Living

8.5

Puntuación

8.5/10

1 COMENTARIO

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