sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ‘Abrázame fuerte’: Ausencias y presencias

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Abrázame fuerte

Hace ya mucho tiempo que Mathieu Amalric se ganó el derecho a que nos refiramos a él como “el actor y director” francés. A su prolífica, extensa y versátil carrera como actor se unen ya, como director, doce cortometrajes, dos telefilms y seis largometrajes cinematográficos que constituyen un aval más que suficiente como para tomarse muy en serio su faceta realizadora. Se estrena esta semana el sexto de estos largometrajes, Abrázame fuerte, basado en la obra teatral “Je reviens de loin” de la escritora y periodista francesa Claudine Galea.

Estamos ante una película de la que resulta muy difícil hablar sin destriparla, de hecho, el dossier de prensa que incluye una entrevista con Mathieu Amalric advierte, como si de un producto nocivo para la salud se tratase: “Para leer solo en caso de haber visto la película, quizás…”. Si nos ceñimos únicamente a la sinopsis podríamos decir que Clarisse (Vicky Krieps) es una mujer que se va de su casa abandonando a su marido y a sus hijos para reemprender una nueva vida cerca del mar. Éstos, abandonados, siguen con sus existencias, la niña toca el piano, el niño se sumerge en juegos infantiles y el padre trata de acertar preparando los desayunos.

El caso es que lo que podría parecer un convencional drama familiar pronto se transforma en un film hipnótico, con una estructura narrativa compleja, en el que Mathieu Amalric se dedica a ir tejiendo secuencias de una enorme fuerza poética que van poniendo al espectador sobre la pista de lo que está ocurriendo, algo que no se apunta hasta que ha transcurrido la tercera parte del film, se vislumbra sobrepasada la mitad de la película y no toma forma completamente hasta la conclusión. Algo así como lo que hacía Alain Resnais durante buena parte de su filmografía fragmentando el tiempo, jugando con el presente vivido, el pasado recordado y, tal vez, el futuro imaginado, vulnerando todas las leyes del relato clásico para urdir un formato de narración alternativa en la que los conceptos de planteamiento, nudo y desenlace se diluyen en la fuerza visual de las imágenes y en las emociones de los protagonistas.

El juego entre realidad y ensoñaciones se va filtrando en cada plano con una delicadeza inusual, de tal forma que las vivencias presentes y los recuerdos se funden con lo no vivido, lo deseado, lo imaginado, lo anhelado como único agarre posible de una existencia a la deriva. De hecho, Amalric (por imperativos cinematográficos) acelera la dosificación de la información al espectador en la traslación del material teatral al cine puesto que en la obra teatral no es hasta el final cuando al espectador le es revelada la verdad de todo lo que ha visto.

Sobre Vicky Krieps recae la difícil tarea de hacer equilibrios con todas las emociones que han de ser deliberadamente ambiguas para mantener la incertidumbre en el espectador, al menos durante la primera mitad del metraje. Pero Krieps no juega solo con las emociones, hace, además, un prodigio de ambigüedad entre lo racional y la progresiva pérdida del contacto con la realidad coqueteando con la distorsión de la cordura, algo que ocurre de un modo particularmente sobrecogedor hacia el final de la película cuando las ausencias (reales o inventadas) y las presencias (inventadas o reales) se apoderan totalmente del relato.

El conjunto es de una belleza desoladora, lacerante por momentos, pero contado desde la sutileza y la sencillez para que cuando llegue el desgarro, el espectador esté ya absolutamente acogotado en la butaca sin posibilidad de desvincularse emocionalmente de lo que ocurre en la pantalla y abocado a sentir el vértigo del abismo ante la soledad del que la protagonista, acaso acompañada por los inmateriales espectadores, lleva huyendo toda la película.

Ver Abrázame fuerte sin conocer las claves del relato es una experiencia fascinante pero puede ser perturbadora, verla conociendo la explicación a lo que sucede puede atenuar el encantamiento de contemplar lo inasible por el entendimiento pero, por contra, puede incrementar la intensidad de las emociones y la involucración con la protagonista. Estamos, pues, ante un claro ejemplo de película de dos visionados. No perturben el primero con información innecesaria y no se priven del segundo aunque crean conocer ya todo lo que puede conocerse. La plenitud del conocimiento nunca se alcanza, la saturación de las emociones tampoco.

Abrázame fuerte

8.5

Puntuación

8.5/10

2 COMENTARIOS

  1. No creo que llegue a mi ciudad… pero me encantaría verla, la Krieps es una actriz que me gusta mucho con un físico muy especial, al menos espero poder verla como la nueva Sissí

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