Las críticas de David Pérez «Davicine»:
El teléfono del señor Harrigan
Un chico entabla amistad con un anciano y huraño multimillonario y descubre que es capaz de comunicarse con él después de muerto gracias al iPhone con el que fue enterrado. El teléfono del señor Harrigan, basada en el relato corto de Stephen King, cuenta con dirección y guion de John Lee Hancock. Ryan Murphy, Jason Blum y Carla Hacken son los productores. Junto a Jaeden Martell y Donald Sutherland, en el reparto también figuran Joe Tippett, Kirby Howell-Baptiste, Cyrus Arnold, Colin O’Brien, Thomas Francis Murphy y Peggy J. Scott. La película se estrena en Netflix el 5 de octubre de 2022.
Lejos de dar miedo
Nos acercamos a Halloween, y Netflix comienza a llenar su catálogo con películas que los espectadores quieran ir viendo a lo largo de este mes para ir preparándose para la noche más esperada por los fans del terror, pero este título da más pena que miedo, en el mejor sentido de la expresión, por lo que no será recomendable para quienes esperen una adaptación que les ponga la piel de gallina.
Pensar en Stephen King es pensar en terror, pero no siempre sus relatos son terroríficos, aunque si que cuentan muchas veces con algún elemento fantástico, como es el caso de adaptaciones como La milla verde, que tiene detalles sobrenaturales pero dista mucho de dar miedo, lo mismo que sucede con El teléfono del señor Harrigan, que sirve más bien como retrato de nuestra sociedad y sus debilidades, además de ser un relato de amistad.
En la película, cuando Craig (Jaeden Martell), un chico que vive en un pueblo, entabla amistad con el Sr. Harrigan (Sutherland), un anciano y huraño multimillonario, entre los dos surge un peculiar vínculo a raíz de su pasión común por los libros y la lectura. Pero tras el fallecimiento del Sr. Harrigan, Craig descubre que la muerte no es el fin de todo: por extraño que parezca, resulta que puede comunicarse con su difunto amigo en el más allá a través de un iPhone. Un relato sobrenatural sobre el paso a la vida adulta que demuestra que hay lazos que nunca se pierden.
Esperando que suceda algo
Lo que más sorprende de la película es lo que tarda en entrar en materia y es que, si bien pensamos que veremos una película en la que un joven se comunica con alguien en el más allá, casi tardamos media película en recibir el primer mensaje, lo que nos hace incluso volver a mirar bien qué película estamos viendo por si nos hemos equivocado de título. De lo que no hay duda es que este ritmo sosegado permite a la película tener el tiempo necesario para establecer el vínculo entre los dos personajes principales y la evolución de su amistad.
El guionista y director John Lee Hancock recalca durante gran parte del metraje la amistad entre los dos protagonistas, interpretados de forma conmovedora por el siempre acertado Donald Sutherland y el joven Jaeden Martell, quien no es nuevo en los dramas juveniles de Stephen King gracias a su participación en las dos películas de It. Aunque no tenga relación con Martell, recomiendo encarecidamente el visionado de la película en versión original para huir del doblaje tan pésimo del actor en castellano, que nos saca completamente de muchas escenas, pero más allá de lo que no afecta directamente al reparto original, la amistad entre ambos es palpable, habiendo funcionado mucho mejor la película como una historia sobre la amistad y las emociones, además de una película sobre el paso a la madurez y la necesidad de contar con alguien para entender lo que está experimentando, aunque ese alguien no esté realmente junto a él.
Una vez llega el momento en el que hay cierta comunicación con el más allá, a pesar de sonar emocionante, es tan poco impactante que obviamente no deberían encajar la película en el género de terror, pues las acciones del espíritu de Harrigan, entre mensajes incomprensibles y muertes sospechosas, al final parecen ser vistas como sucesos sobrenaturales solo por el joven Craig, dejando al espectador la responsabilidad de decidir sin son terrenales o del más allá.
Más tinta que sangre
No querer recrearse en las escenas sangrientas de las diferentes muertes es coherente con la idea del guionista y director de querer dar mayor importancia a las palabras, tanto de sus personajes como de las páginas que se leen en la película, y la elección de los libros que se leen en la casa de Harrigan no es casual, pues cada uno de ellos sirve para ayudar a Craig en su camino hacia convertirse en un hombre, tratando temas como el dinero y el poder, además de la necesidad del afecto y los valores.
Pero la suma de todo ello no hace más que recordarnos que El teléfono del señor Harrigan tiene un problema grande al no ser capaz de cumplir las expectativas que nos generaba la emoción de ver una película que combinara terror y paso a la madurez. Quienes vean la película por el terror, claramente acabarán bostezando con el ritmo de la película y las largas conversaciones que pudiera parecer que no van a ningún lugar. Y quienes quisieran una película sobre un joven que da el paso a la madurez no lograrán emocionarse ante la superficialidad de los temas que trata, además de no desarrollar el mensaje sobre la importancia de la tecnología en nuestras vidas (aunque si deja algún recado sobre la pérdida del contacto humano por culpa de los móviles). Esta falta de desarrollo claramente es provocado por el guionista, que no ha sido capaz de ampliar el relato corto en el que se basa y con el que ha tenido que rellenar más de 100 minutos.
En resumen, El teléfono del señor Harrigan es la historia de una amistad improbable entre un joven y un anciano antes de que el fatal destino de uno de ellos los acabe uniendo a través de la telefonía móvil. Superficial como drama, aburrida como película de terror, solo la química y el gran trabajo de Jaeden Martell y Donald Sutherland hacen que ver la película no sea una pérdida de tiempo.
¿Qué te ha parecido la película El teléfono del señor Harrigan?