El pasado sábado 8 de octubre dio comienzo el rodaje de No, no quiero, película dirigida por Belén Santos y producida por Vértigo Films, y que se rodará entre Barcelona y Salt durante las próximas 4 semanas.
No, no quiero nos acerca a la realidad de los matrimonios forzados a través de la experiencia de cuatro mujeres: Aya y Amy son afrodescendientes que nacieron en Cataluña, Jamila es de origen marroquí nacida en el sur de España, y María de Bangladesh, crecida en Badalona. Todas comparten el haber sido víctimas de una u otra forma de un matrimonio forzado. Todas fueron capaces de rebelarse enfrenándose a sus familias, dejándolo todo y empezando solas una nueva vida. Además de su amistad, también comparten ese compromiso de acompañar a otras jóvenes que viven situaciones parecidas a las que ellas se enfrentaron.
La película está dirigida por Belén Santos (Sinfonía desconcertante), quien ha dicho:
Los matrimonios forzados son una forma de esclavitud moderna. Un problema que no solo se da en los países en los que se considera una tradición, sino que se extiende hacia otros en los que las familias más tradicionales conllevan esta práctica allí donde migran. Las jóvenes de estas familias son las que un día de pronto descubren que van a tener que casarse con un hombre al que ni conocen. Tendrán que dejar sus estudios. Su vida ha dejado de ser suya y ya no podrán tomar decisiones sobre su futuro. Las consecuencias no solo son físicas, quedando expuestas a mayor violencia machista, sino también psicológicas, y a veces de por vida.
Se trata de una realidad bastante desconocida en occidente, pero que existe y ante la que algunas personas tratan de luchar. Tal es el caso de nuestras protagonistas, cuatro mujeres jóvenes que además lo padecieron en primera persona. No, no quiero mostrará dicha realidad dándoles voz. Acercarnos a sus vidas supone la oportunidad de intentar entender de primera mano por qué se llevan a cabo estas prácticas.
La película pretende exponer un problema que afecta a millones de personas en el mundo, mostrándolo desde la perspectiva de algunas mujeres que lo han sufrido, porque nadie mejor que ellas, para nos muestren cuáles son los orígenes y las causas de estas prácticas. Y para que con sus propias voces expongan cómo avanzar para superarlas.
Conviene recalcar que la problemática que se aborda en la película sigue vigente, por desgracia, en pleno siglo XXI en nuestro país: el matrimonio forzado se tipifica como delito en el artículo 172 bis del actual Código penal.