Las críticas teatrales de Laura Zurita:
Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra
Una preadolescente se aleja de su familia en una barbacoa para leer bajo un árbol. Con este acto, da comienzo un rito de paso, y el viacrucis de una mujer de la generación Y, como hija menor, doctoranda y trabajadora sexual. Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra pone en relación la violencia emocional y sexual con la violencia sobre el medio ambiente, comparando el “extractivismo de los recursos del inconsciente y de la subjetividad, el lenguaje, el deseo, la imaginación, el afecto” (Suely Rolnik) con el extractivismo de recursos naturales.
Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra es una obra escrita por María Velazco Gonzáles e interpretada por Laia Manzanares, Joaquín Abella, Miguel Ángel Altet, Fran Arráez y Beatrice Bergamín. La obra se estrena en España el 1 de septiembre en la sala Cuarta Pared.
Retratos detallados de momentos en el tiempo
Talare a los hombres de sobre la faz de la tierra viene avalada por una excelente acogida en el mundo teatral, en la que ha sido premiado con el premio Max a la mejor autoría teatral de la XXV edición 2022, y Premio Internacional Heidelberger Stückemarkt.
Esta obra ofrece imágenes diversas alrededor de una persona sin nombre, la niña. No es una biografía, hay muchos años de su vida y muchos contextos de los que no sabemos nada. Se nos ofrecen retratos detallados, casi obsesivos, de distintos momentos en su vida, más interesados en la visión subjetiva del personaje, y su paisaje interior, que en los hechos en sí mismos. Estos momentos tienen en común que giran alrededor de la identidad y la femineidad del personaje.
La obra tiene escenas líricos y muy patentes, en las que lo íntimo se une a lo poético. Otras son francamente incómodas, en la que se expone la cosificación de las personas en la prostitución, y el enajenamiento de la persona que pretende ignorarlo. Cierto es que a veces se recurre a lugares comunes que deslucen el conjunto, y resultan un tanto anacrónicos, más propios de reivindicaciones históricas que la situación actual. Pero son momentos puntuales en una obra que, en conjunto, es muy interesante.
La puesta en escena de Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra es original, en un escenario único y versátil. Gracias a la ingeniosa utilización de las luces y el atrezo, el escenario retrata tanto localizaciones exteriores como los complejos paisajes interiores de la protagonista. Se corren riesgos en cuanto a las coreografías y la integración de distintos recursos simultáneamente, pero en la mayor parte de los casos, la autora sale airosa de ellos.
Influencia del lenguaje cinematográfico
Las distintas artes tienen una influencia recíproca, y los cruces de enfoques y herramientas entre ellos pueden ser enriquecedores y fecundos. Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra tiene una marcada influencia del lenguaje cinematográfico. Destaca el uso de subtítulos como instrumento del narrador, y la voz en off, dando riqueza y matices a lo que vemos en el escenario. También es muy poderosa la traslación al lenguaje teatral del montaje paralelo, con escenas que ocurren en escenarios o momentos distintos, y se desarrollan simultáneamente sin necesidad de suceder al mismo tiempo. De esta manera se establecen asociaciones de ideas en el espectador a partir de las imágenes alternadas, y vemos al mismo tiempo a nuestro personaje en distintos momentos, o distintos planos de la acción, creando un marco muy sugestivo para comprender su comportamiento, su desarraigo y su dolor.
Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra es original y creativa, y usa recursos ricos y variados para crear una atmósfera sugestiva alrededor de un personaje, su identidad y su femineidad.