Las críticas de Laura Zurita:
El acusado
Un joven, Alexandre, es acusado de violar a una chica, Mila. ¿Quién es él? ¿Culpable o inocente? ¿Víctima o en busca de venganza tal y como afirma el acusado? ¿Existe una sola verdad? El acusado (Les choses humaines) cuestiona el mundo contemporáneo, desmantela la despiadada mecánica de la máquina judicial y nos enfrenta a nuestros propios miedos.
El acusado está basada en la novela homónima de la escritora francesa Karine Tuil, y dirigida por Yvan Attal. El reparto cuenta con Ben Attal, Charlotte Gainsbourg yMathieu Kassovitz. La película se estrena en España el 9 de septiembre de 2022 de la mano de Karma Films.
La ubicuidad de la violencia sexual
La ubicuidad de la violencia sexual, es uno de los puntos claves de El acusado. Está presente en las noticias que oímos en la radio, donde se discute si la condena a un grupo de inmigrantes que ha violado a una chica tiene tintes racistas. Está presente en la figura del padre de Alexandre, un seductor en serie. Tiñe también, de manera más sutil, pero igualmente descarnada, los juegos y los retos que se cruzan los hijos de las familias bien, decididamente amorales, con una cosificación de las chicas tan arraigada en ellos que les es invisible. En cierto sentido, está presente también en la vida de Valerie, la madre de la presunta víctima de violación, una judía fundamentalista que lleva velo y a la que lo que más le preocupa de la violación parece ser es que nadie quiera casarse con su hija cuando esto se haga pública.
Un punto fuerte de El acusado es que nunca vemos lo que sucedió y que ambos protagonistas parecen creer firmemente en sus propias versiones. La idea de El acusado puede recordar al gran cásico Rashomon (Akira Kurosawa, 1950), en la que tres personas distintas dan versiones diferentes y hasta incompatibles de un asesinato, y nos deja con la idea de lo difícil que es discernir la verdad de un relato. No obstante, en El acusado los hechos que se cuentan por ambas partes son casi idénticos y lo que se discute son matices de voluntad y de intención.
Los límites del consentimiento
El acusado explora los límites del consentimiento, que no son nada fáciles de delimitar, no ya solo para un espectador externo, sino para los mismos implicados. El director introduce, además, sutiles elementos que aumentan como la confusión, como las contradicciones en las que incurren tanto el acusado como la presunta víctima, o el fuerte deseo de ella de pronunciarse ante las cámaras o publicar tuits de más que dudosa veracidad.
En otro nivel, el director explora también que a veces las personas aceptan acercamientos que en realidad no desean, lo que puede apuntar a convenciones mal entendidas, y siembra aún más dudas sobre el episodio. Toma mucha relevancia al ver esta película la postura de que debemos aprender en toda sociedad el que «solo sí es sí,» para evitar desgraciados episodios como vemos en El acusado.
Vidas rotas
De lo que no hay duda alguna es que hay muchas vidas que quedan rotas, por muchos años y, algunas, quizás para siempre. La expresión desolada e impotente ante la maquinaria que los arrolla de Charlotte Gainsbourg, soberbia como siempre, es quizás la imagen más impactante de una película impactante.
La dirección es fría, pretende ser imparcial y no tomar partido. El tratamiento judicial de la acusación y el posterior juicio también es gélido e impersonal, tanto en el modo expeditivo con el que tratan al acusado como en los interrogatorios a ambos. La abstracta idea de la justicia parece estar por encima de conceptos como el respeto al individuo, y a su intimidad. Los sujetos de interrogatorios, y no es casualidad, están iluminados por luces grises que los desdibujan y anonimizan, como si al pasar por el sistema judicial su identidad fuera casi irrelevante.
En resumen, El acusado es una obra inteligente e implacable, que lleva a la reflexión sobre los límites del consentimiento, y las diferencias entre lo inmoral y lo ilegal.
¿Qué te ha parecido la película El acusado?
El acusado
