Crítica de ‘Voy a pasármelo bien‘: Alegría de vivir al ritmo de los Hombre G

Las críticas de Laura Zurita:
Voy a pasármelo bien

Finales de los años 80, David y Layla estudian octavo de E.G.B. y les gusta mucho Hombres G. También se gustan mucho entre ellos, pero como David está mal aconsejado, todas sus intentonas románticas suponen un fracaso. A pesar de todo, los dos se hacen inseparables y se meten en líos cada vez más grandes. 30 años después los amigos no se han vuelto a ver, pero nunca se han olvidado el uno del otro. Layla es directora de cine y ha ganado un Oscar. La vida de David, en cambio, ha sido más normal y ni es famoso ni ha ganado ningún premio. Layla vuelve a su ciudad natal para recibir un homenaje y los dos pasarán juntos una semana. Durante esos días se darán cuenta de que los niños que fueron no han desaparecido del todo.

Voy a pasármelo bien está dirigida por David Serrano e interpretada por Raúl Arévalo, Karla Souza, Izan Fernández, Renata Hermida Richards, Dani Rovira, Raúl Jiménez, Jorge Usón, Michel Herráiz, Isabel Aerenlund, Álex Barahona, Rodrigo Gibaja y Teresa Hurtado de Ory. La película se estrena en España el 12 de agosto de 2022 de la mano de Sony Pictures. 

Película coral de personajes entrañables

Voy a pasármelo bien narra dos historias relacionadas pero separadas en el tiempo. Por una parte, en el Valladolid de los años 80, la pandilla de David intenta empezar un curso escolar con buen pie, pese a que los abusones de la clase los tienen enfilados. Un elemento nuevo los desequilibra, nada menos que Karla, una chica forastera que quiere ser directora de cine. Todos en la pandilla son grandes aficionados a los Hombre G, y la música de este grupo los inspira y acompaña en sus andanzas. En la segunda historia, los mismos chicos treinta años después vuelven a reunirse y recordar buenos tiempos, cuando Karla tiene que recoger un premio en la ciudad, lo que da pie a un cariñoso homenaje a la Seminci, festival que tantas alegrías ha dado a los aficionados al cine a lo largo de los años.

Se trata de una película coral, con personajes entrañables, bien caracterizados e interpretados. Es de destacar el trabajo de los actores jóvenes y los mayores, cuyos tienen características reconocibles en el tiempo en cuanto a carácter, maneras de hablar y expresión corporal. El protagonista, Raúl Arévalo, en concreto, da un recital de buen hacer, con una interpretación contenida y llena de matices, un David tierno y humano con el que es muy fácil simpatizar.

Es también un placer reencontrarse con un Dani Rovira en plena forma, haciendo un Paco reflexivo, algo tímido y confortablemente salido del armario, saliendo del registro de andaluz simpaticón en el que corría el riesgo de ser encasillado. 

Cine nacional de excelente calidad

Voy a pasármelo es una obra de excelente calidad, un producto nacional ambicioso y notablemente bien concebido, diseñado y realizado. El guion, muy cuidado, nos da tiempo y oportunidad de encariñarnos con los personajes, sus idas y venidas y hasta sus meteduras de pata, ya que el ritmo es ágil, pero sin atropellos. Voy a pasármelo bien tiene la declarada intención transmitir alegría de vivir, cosa que consigue con creces. Retrata lo divertido, irrepetible y difícil que es tener trece años, la calidez de las amistades de la infancia, y el rastro que dejan en nuestras vidas. 

Es una película para hacer disfrutar a público de todas las edades, y los que no sean aficionados de los Hombres G al inicio (como esta redactora), lo más probable es que lo sean al final (también como esta redactora). El público joven se verá retratado, y los mayores recordarán con alegría los tiempos de la EGB, los teléfonos analógicos y las cintas de casete, tiempos reconstruidos meticulosamente en todos los detalles.

Alegría de vivir por Valladolid

La acción transcurre, como se ha mencionado, en Valladolid, que ha sido retratada con mucho cariño, y los parajes vallisoletanos nunca han estado más fotogénicos y acogedores que en esta película.

Los jóvenes actores cantan y bailan con soltura, acompañados de un cuerpo de baile variopinto, lleno de energía y bien coordinado. Las coreografías son resultonas y alegres, y las escenas de musical por las calles de la ciudad resultan un verdadero placer. Al ser las canciones elegidas muy conocidas, es fácil que la sala de cine se convierta en un improvisado karaoke, aumentando el valor lúdico de la obra, en el que el público realmente va a pasarlo muy pero que muy bien. 

En resumen, Voy a pasármelo bien es una estupenda película, rebosante de encanto y buen humor, que encandilará al público de todas las edades y en la que se saca mucho partido de una Valladolid llena de sol y rincones acogedores.

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Voy a pasármelo bien

8.5

Puntuación

8.5/10