Las críticas de Laura Zurita:
Un pequeño plan… como salvar el planeta
Abel y Marianne descubren que su hijo Joseph, de 13 años, ha vendido en secreto sus objetos más preciados. Pronto se percatan de que Joseph no es el único: cientos de niños de todo el mundo se han unido para financiar un misterioso proyecto ecologista en África. Su misión es salvar el planeta.
Dirigida por Louis Garrel (delante y detrás de la cámara), está interpretada por Laetitia Casta y Joseph Engel. La película se estrena en cines españoles el 22 de abril de 2022 (Día de la Tierra) de la mano de Bteam Pictures, y pudimos ver la película en un preestreno organizado por la distribuidora.
Una película que escapa de las etiquetas
Un pequeño plan… como salvar el planeta escapa de las etiquetas. Se inicia como una comedia, pero luego va adquiriendo toques de ciencia ficción e incluso fantasía. La escena en el bosque, por ejemplo, sumerge durante unos momentos la acción en el plano de lo onírico, en el que los personajes actúan con naturalidad, pero la estética y la lógica van más allá de la realidad. El final, muy hermoso y original, también busca más la emoción que la verosimilitud, y a esas alturas, estamos tan comprometidos con la película que nos parece bien.
El título original de la película, La Croisade, literalmente La Cruzada, es muy revelador. Una cruzada es una campaña, actos para conseguir un fin, y, en ese sentido, salvar el planeta es un gran objetivo. La palabra cruzada también tiene connotaciones de actos extremos, rozando el fanatismo, y se puede suponer que es por eso que se ha cambiado la versión española del título. Pero es que esas connotaciones son muy apropiadas, y están muy acordes con algunas de las contradicciones de la película.
En busca de una Tierra Santa ecológica
Los jóvenes protagonistas, de hecho, son más cruzados en busca de una Tierra Santa ecológica, que impolutos y encantadores héroes de las películas de acción infantiles. Un pequeño plan… como salvar el planeta no es, desde luego, nada parecido a un hipotético Los cinco salvan el planeta. En la escena inicial, los actos de Marcel pueden verse como los de un chico visionario, y, de paso, revelar aspectos fallidos del modo de vida materialista y complaciente (de hecho algunas partes pueden darle a cualquiera un pequeño cargo de conciencia). Por otra parte, también se puede decir que Marcel se comporta como un jovencito mimado hasta la saciedad y que busca alcanzar sus objetivos sin importarle los derechos de sus padres (Y no solo los derechos materiales: en cierto momento, los chicos proponen otras partes del plan propios de una comedia muy, muy negra).
Abel y Marianne son como la mayoría de nosotros, seguramente quieren hacer las cosas bien, con el medio ambiente y otros temas importantes, pero sin que les afecte en su bienestar. Su visión del modo de vivir responsable llega hasta hacer un reciclado correcto de sus residuos, y seguramente podrían consumir productos ecológicos. Pero los chicos quieren hacer algo grandioso, tienen planes radicales que, entre bromas y veras, a veces tienen visos de una cruzada, como ya señalamos antes. No es ninguna casualidad que, en cierto momento de la película, veamos a Greta Thunberg en un discurso apasionado, que también podría calificarse como fanático, con todo lo que esto implica. El apasionamiento de Thunberg da mucho que pensar y un poco de miedo, la verdad, y puede verse como otra referencia más a una cruzada.
Un pequeño plan… cómo salvar el planeta tiene varias lecturas. Puede verse en familia como una comedia amable y divertida, cuyo visionado puede aprovecharse para charlas familiares relevantes, pero también tiene una lectura de humor adulto, en la que las sonrisas se mezclan con las preocupaciones, igualmente relevantes. Y es que, aunque Un pequeño plan… como salvar el planeta es ciertamente entretenida, a veces la sonrisa se nos congela en la cara. El tono desenfadado se superpone a un planteamiento muy serio, y a preguntas fundamentales sobre el presente y el futuro del planeta.
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