sábado, abril 20, 2024

Crítica de ‘Las leyes de la frontera’: Lo quinqui como ejercicio de estilo

Las críticas de Daniel Farriol:
Las leyes de la frontera

Las leyes de la frontera es un thriller dramático español dirigido por Daniel Monzón (Celda 211, El niño) que también co-escribe el guion junto a Jorge Guerricaechevarría (Veneciafrenia, Quién a hierro mata), adaptando la novela de Javier Cercas. La historia nos sitúa en Girona en 1978. Ignacio Cañas es un estudiante de 17 años introvertido que sufre bullying. Al conocer al Zarco y a la Tere, dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos. Está protagonizada por Marcos Ruiz (Desde la sombra, El nudo), Begoña Vargas (Malasaña 32, Centauro), Chechu Salgado, Carlos Oviedo, Daniel Ibañez, Guillermo Lasheras, Santiago Molero y Ainhoa Santamaría. La película clausuró el Festival de San Sebastián 2021. Se ha estrenado en salas comerciales de la mano de Warner Bros Spain el día 8 de Octubre de 2021 y en Netflix el día 22 de Noviembre de 2021.

 

Un homenaje al cine quinqui

Con Las leyes de la frontera el director mallorquín Daniel Monzón se saca de la manga todo un homenaje sincero y nostálgico al cine quinqui que proliferó con éxito en la España de los años 70 liderado por directores tan influyentes desde los márgenes como Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma, a los que luego se sumarían directores mainstream como Vicente Aranda o Carlos Saura. Hay que reconocer que la película funciona como un tiro a nivel de entretenimiento, aunque su apuesta estética está pasada por el filtro de lo comercial y de la calidad de producción que hay detrás, algo que poco tiene que ver con aquel cine de guerrilla y estética deliberadamente sucia que era una marca de fábrica en aquellas películas.

Eso hace que el tratamiento de la película de Monzón parezca impostado o forzado, si se prefiere, modernizado, lo que le permitirá conectar con un público más amplio e incluso con generaciones de jóvenes que incluso desconocen la existencia de ese cine quinqui protagonizado por los Torete o los Vaquilla de turno enfrentados a la persecución policial como verdaderos antihéroes de barrio. Y es que una particularidad excéntrica del cine quinqui era que en busca del mayor realismo posible muchos de los actores eran delincuentes conocidos que se interpretaban así mismos en una recreación casi de docuficción de sus fechorías que se podría considerar precursora de la tendencia actual de muchas películas que transgreden eso límites existentes entre la ficción y el documental. Al utilizar el punto de vista del delincuente, siempre procedente de barrios marginales, permitía a los directores de ese subgénero el adentrarse en el terreno de la crítica social para denunciar las abusivas actitudes policiales, la desigualdad económica en los distintos estratos sociales o de discriminación racial sufrida por la etnia gitana.

La rebeldía con causa

Las leyes de la frontera es bastante más acomodaticia en ese sentido. Su mirada al cine quinqui se combina con los lugares comunes de otros géneros reconocibles de la cultura anglosajona como el cine policíaco o de gángsters, es decir, Monzón fusiona lo patrio con el cine de género clásico que lleva influenciándole toda su carrera. La crudeza de Eloy de la Iglesia aparece aquí filtrada por una puesta en escena carpenteriana con la contundencia narrativa del Scorsese de Malas Calles (1973) o del Arthur Penn de Bonnie y Clyde (1967). También encontramos una historia de aprendizaje, un coming of age común encarnado en el personaje del chaval protagonista, Ignacio, un joven introvertido que sufre bullying y que encuentra refugio entre un grupo de gitanos del barrio chino que le introducen en el mundo de la delincuencia donde encontrará una vía de escape para desarrollar su personalidad y enfrentarse a algunos de sus miedos.

El guion a cuatro manos de Monzón y Jorge Guerricaechevarría, adaptando la novela de Javier Cercas, nunca llega a sorprender durante su desarrollo, pero está suficientemente bien escrito como para definir con acierto a todos sus personajes y hacer que empaticemos con ellos, más allá de la legitimidad de sus acciones. Porque se busca conscientemente una correlación entre el desarraigo social que sufría la juventud de extrarradio de entonces con el sentimiento de frustración de algunos jóvenes de hoy en día. Como epicentro emocional encontramos una historia de amor a tres bandas que sirve para escenificar el despertar sexual adolescente con los vaivenes de obsesión/decepción que provoca la incertidumbre en esas primeras relaciones. Este thriller dramático callejero destaca tanto por la ambientación setentera de la transición como por un reparto repleto de rostros poco conocidos (o reconocibles) entre los que sobresale el carisma canalla de Chechu Salgado y la arrolladora presencia escénica que demuestra Begoña Vargas, de la que seguro hablaremos muchos en los próximos años.


¿Qué te ha parecido la película?

Las leyes de la frontera

7

Puntuación

7.0/10

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