Las críticas de Daniel Farriol en Terror Molins 2021:
LandLocked
LandLocked es un filme de terror estadounidense escrito y dirigido por Paul Owens (Minecraft: The Story of Mojang, Double Fine Adventure). La sinopsis nos habla de un joven llamado Mason que es convocado a su hogar de la infancia que pronto va a ser demolido. Allí descubre una cámara de vídeo que puede ver el pasado, lo que lo lleva a grabar tantos recuerdos como sea posible antes de que la casa sea destruida. Está interpretada por Mason Owens (NightSide), Paul Owens y Seth Owens. La película se ha estrenado en España en Filmin dentro de la programación del Terror Molins 2021.
Grabar el pasado en cintas VHS
LandLocked es una película modesta, realizada sin presupuesto y de manera independiente, utilizando material familiar pre-existente en cintas VHS de la familia del propio director, Paul Owens, para crear una fascinante alegoría sobre la memoria y el paso del tiempo. Y es que la película parte de una premisa tan audaz, original e inteligente que podría haberse convertido en uno de los filmes de género más sorprendentes de la temporada si el guion se hubiera trabajado un poco más y la propuesta fuera más ambiciosa.
El filme combina terror y ciencia-ficción dentro de una narrativa de cine indie que subvierte el género de casas encantadas, pero también el found footage e incluso el de viajes en el tiempo. La historia combina realidad y ficción fundiendo en un mismo plano narrativo los vídeos caseros de la familia Owens con la trama ficcionada creada a su alrededor y que está interpretada por los mismos miembros de la familia. De esa manera la trama nos presenta a Mason Owens, uno de los hijos del director, que regresa a la casa familiar antes de que vaya a ser demolida. Allí encontrará un montón de cintas VHS grabadas por su padre que le harán rememorar su infancia y vínculos familiares. Pero lo realmente original es que también hallará una cámara de vídeo que le permitirá acceder al pasado a través de su visor y generar nuevas grabaciones de esas vivencias. Su obsesión por capturar un tiempo de felicidad que ya no puede regresar le hará perder el contacto con el presente real.
La casa respira, los personajes no
LandLocked está más conectada a la reflexión íntima que a lo sobrenatural. Salvando las distancias se podría comparar su estilo minimalista con el de A Ghost Story (David Lowery, 2017) o I Am a Ghost (H.P. Mendoza, 2012). Por desgracia, la película de Paul Owens no encuentra la forma de desarrollar en profundidad sus buenas ideas, la historia se estanca en el segundo acto y los actores tienen demasiadas carencias para transmitir emociones. La casa que está a punto de ser demolida se convierte en personaje y en testigo privilegiado de los recuerdos familiares que aún perduran entre sus paredes dispuestos a ser atrapados nuevamente (grabados). El director saca partido a la localización y consigue convertirla en un espacio que respira por sí mismo como lo hacía la casa de Relic (Natalie Erika James, 2020).
El problema radica en que los personajes no tienen los mismos cimientos y parecen deambular como almas en pena por la estancia. Algunas situaciones no quedan suficientemente explicadas o resultan aleatorias, por ejemplo, la interacción entre los hermanos (reales y de ficción) resulta nula. La intriga inicial se va diluyendo debido a un ritmo monótono y plomizo que desperdicia las fabulosas prestaciones de su idea inicial y de la atmósfera que consigue en sus primeros compases. Tal vez, la historia hubiera requerido de un acercamiento más evidente al terror para dotarla de mayor interés, pero teniendo en cuenta que la película es un trabajo realizado con pocos medios y casi amateur, me quedo con ese apasionante juego de metaficción comparable al que tenían My Mexican Bretzel (Nuria Giménez Lorang, 2019) o Desaparecer (Josecho de Linares, 2019), aquí encaminado hacia el cine fantástico con vocación nostálgica que nos habla sobre el pasado y la pérdida evitando los lugares comunes.
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LandLocked
