jueves, abril 25, 2024

Crítica de ‘Chavalas’: Recuperar la autenticidad

Las críticas de Daniel Farriol:
Chavalas

Chavalas es una comedia dramática española dirigida por Carol Rodríguez Colás con guion de Marina Rodríguez Colás. Es la historia de Marta, una joven artista que cuando las cosas se tuercen debe regresar a casa de sus padres. En el barrio que le vio crecer se reencontrará con Desi, Soraya y Bea, sus amigas inseparables durante la adolescencia y a las que tenía abandonadas desde hace años. Está protagonizada por Vicky Luengo (Antidisturbios, El sustituto), Carolina Yuste (El Cover, Sevillanas de Brooklyn), Elisabet Casanovas (Fuimos canciones, The Devil’s Tail), Àngela Cervantes (Un novio para mi mujer, Donde caben dos), Ana Fernández (Voces, Las chicas del cable), José Mota (García y García, La suite nupcial), Mario Zorrilla y Cristina Plazas. La película estuvo a competición en el Festival de Málaga 2021. Se ha estrenado en salas comerciales el 3 de Septiembre de 2021.

La vida en el barrio

Qué pequeña sorpresa inesperada es encontrarse con una película como Chavalas de la que no esperas nada cuando te acercas a verla. Ni el título, ni el póster, ni su aparente tono desenfadado de comedia intrascendente te preparan para sumergirte en el retrato sincero y certero que se hace de la gente de barrio, en este caso, Cornellà de Llobregat. La película es un emotivo canto a la amistad y a la esencia de las cosas sencillas que nos hacen grandes. Te reirás y llorarás, también te identificarás y te verás reflejado en lo bueno y en lo malo. También hay una poderosa reflexión sobre la conciencia de clase y un marcado tono social centrado en cómo afecta la crisis económica a la juventud de hoy en día, pero sin caer en postulados petulantes ni nada que se le parezca. Todo fluye con sencillez y de manera orgánica.

La mescolanza de las gentes, la jerga de la calle y las dificultades que tiene la clase trabajadora para salir adelante sirven como telón de fondo para describir a Marta, una chica que decidió escapar de allí para convertirse en fotógrafa profesional en la gran ciudad. Pero alcanzar los sueños de juventud no siempre es una tarea fácil. Por distintas circunstancias deberá regresar a casa de sus padres y retomar la relación con viejas amistades que ya tenía olvidadas, un shock emocional en toda regla. En su barrio de toda la vida se enfrentará a los sinsabores y alegrías que te da la vida, a la sensación de fracaso o vergüenza y a las perspectivas de futuro que se diluyen como un azucarillo en el café de un bar. Pero sobre todo será un viaje al pasado que le servirá para reencontrase con su verdadero yo, ese que tiene oculto bajo las distintas capas de maquillaje social que ha aprendido a usar para relacionarse con los demás en busca de un éxito personal y profesional basado en la mentira.  

Vicky, Carolina, Elisabet y Àngela, las cuatro fantásticas

La gran proeza que consigue este debut en el largo de Carol Rodríguez Colás, con ese fantástico guion de su hermana Marina Rodríguez Colás, es la honestidad y sinceridad con la que se acerca a sus personajes y a un entorno muchas veces estigmatizado en el cine. Los diálogos y situaciones de Chavalas rezuman verdad por los cuatro costados y es espectacular la química que desprenden esas cuatro amigas de adolescencia reencontradas ya en su madurez. Las cuatro fantásticas que les ponen rostro son Vicky Luengo, Carolina Yuste, Elisabet Casanovas y Àngela Cervantes, heroínas a pie de calle, con el botellín de cerveza y el bocata de calamares para aderezar sus charlas nostálgicas sobre el incalculable precio que tiene la verdadera amistad.

Aún siendo la primera de ellas la protagonista principal y la que posee un arco dramático mucho más amplio, se podría considerar que esta es una película coral. Los cuatro personajes están mimados con el mismo atino y cariño con personalidades perfectamente diferenciadas que se complementan entre ellas sin fisuras. Se podría decir que es imposible no enamorarse de todas ellas (juntas) pese a sus salidas de tono, defectos y chabacanerías varias. Y es que la película también quiere poner en valor la imperfección y contradicciones que tenemos todas las personas, así como la necesidad de apoyarse en los demás para mejorar y aprender a ser mejor en todos los ámbitos.

La maravillosa imperfección

La moraleja de esta simpática y emotiva película es que para alcanzar tus sueños nunca debes renunciar ni avergonzarte de cuáles son tus raíces. Son las que te definen como persona más allá de la evolución posterior que tenga tu vida. También extrapola eso al mundo artístico y a la necesidad de encontrar tu voz interior para expresarte con sinceridad sin querer imitar a nadie ni aparentar algo que no sientes. Carol Rodríguez Colás firma una ópera prima increíblemente madura que, sin perder de vista al gran público, es dinámica y está llena de momentos para recordar. Sin duda, en Chavalas ha puesto mucho de sí misma y del entorno en qué ha crecido. 

No hay que olvidar a algunos personajes secundarios de gran calado como son los interpretados por Ana Fernández o José Mota. La primera es una artista cool y pija que se convierte en el espejo de Marta, la protagonista. Por suerte, guionista y directora no caen en la trampa de definir a ese personaje como alguien malvado o banal. Si de algo habla la película es precisamente de que no hay que juzgar a las personas por sus orígenes o por el tamaño de su cuenta bancaria. Respecto al segundo, aún considerando que no es la mejor elección de casting posible, interpreta a un fotógrafo de bodas, bautizos y comuniones con el que Marta deberá «rebajarse» a trabajar para ganar algo de dinero. Será un mentor que le enseñe el valor de la imperfección y del trabajo bien hecho.

El álbum de fotos imperfectas que conserva como un tesoro es la metáfora de la vida. Vivimos una época de postureo donde las cámaras digitales y los smartphones han hecho que olvidemos lo valioso de cada instante, lo que significaba revelar carretes de celuloide con fotografías de las que no conocías su resultado. Ya no existen imágenes desenfocadas, oscuras o donde la gente sale mal. La falsa perfección de instagram y sus filtros es un mundo paralelo que no se corresponde con nuestra realidad. Chavalas reivindica la autenticidad. De las cosas, del arte, de las personas. Es una comedia estupenda que te lo hará pasar en grande al mismo tiempo que te obliga a replantearte algunas cosas sobre lo que de verdad importa en nuestras vidas y que a veces dejamos de lado. Muy recomendable.


¿Qué te ha parecido la película?

Chavalas

7

Puntuación

7.0/10

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