sábado, febrero 24, 2024

AMFF 2021. Crítica de ‘The Show’: Alan Moore nos muestra su lado más oscuro

Las críticas de David Pérez «Davicine» en el AMFF 2021:
The Show

Es uno de los autores de cómic más influyentes de la historia y The Show es su primera película como guionista y también actor. Y sí, hablamos de Alan Moore. Una obra de gran riqueza narrativa que aúna los grandes temas que han caracterizado su universo: la magia, el cine negro, los detectives de gabardina, pero también algún que otro vengador enmascarado y vampiro trasnochado e incluso una mención especial a Guy Fawkes (V de Vendetta). Dirigida por Mitch Jenkins, está protagonizada por Tom Burke, Siobhan Hewlett, Ellie Bamber, Antonia Campbell-Hughes, Darrell D’Silva, Sheila Atim, Roger Ashton-Griffiths, Richard Dillane y Alan Moore. La película se proyecta en el AMFF 2021 el día 29 de julio de 2021 y se puede ver a través de Filmin desde el 20 de agosto.

Una historia oscura y siniestra

Gracias a Alan Moore no sólo hemos disfrutado durante horas y horas leyendo sus novelas gráficas, sino que también nos hemos emocionado viendo en nuestras pantallas algunas de sus adaptaciones cinematográficas como Watchmen, V de Vendetta o Desde el Infierno. El hombre que nos ha llevado a ver algunas de las versiones más oscuras y siniestras de los superhéroes nos sorprende con su primer guion para un largometraje, con toda la esencia de su trabajo en papel, pero sin nada con lo que poder comparar, siendo 100% original.

En The Show, el detective Fletcher Dennis (Tom Burke) es contratado para encontrar a un ladrón (Darrell D’Silva) que se ha llevado una misteriosa joya. Su búsqueda le lleva a la ciudad de Northampton, un pueblo encantado que se encuentra en el corazón de Inglaterra y que, según parece, ha colapsado en un agujero negro de sueños y esperanzas. Al llegar, Dennis se encuentra en un mundo repleto de mafiosos que coquetean con el vudú, aventureros enmascarados y bellas durmientes en estado de coma. El protagonista es un hombre de muchas caras y da varios nombres: Bob Mitchum, Steve Lipman y Fletcher Dennis, y va alternando su profesión según a quien se presente, de anticuario a hermano preocupado pasando por detective en busca de un criminal. Pero su identidad es solo el primer misterio que se nos presenta, pues tenemos muertes, sueños intrigantes, una pareja cómica muerta hace años pero que está muy presente en la historia… y un caso sin resolver desde hace décadas.  Dennis empleará su intelecto para ir descubriendo los diferentes secretos que se ocultan en este extraño y pequeño pueblo británico.

La trama en sí es bastante sencilla, o eso parece al principio. El centro de toda la historia es la investigación de la joya desaparecida, pero es una mera excusa para llevarnos hasta Northampton, la ciudad natal de Moore, un sitio que ya conocimos a través de los cortos que escribío Morre y dirigió el propio Jenkins, y que básicamente podríamos decir que es parte del inframundo, donde los sueños se mezclan con la realidad y nada es lo que parece. Northampton es un pueblo rebosante de personajes extravagantes, pintorescas localizaciones y secretos que deberían permanecer ocultos.

Entre los sueños y la realidad

A medida que la realidad y los sueños comienzan a mezclarse irrevocablemente, lo que comienza como una simple búsqueda adquiere tonos mucho más oscuros y surrealistas. Por ejemplo, Dennis se encuentra en su camino con un traficante de drogas (Sheila Atim) que usa el vudú como herramienta de marketing, un exuberante músico (Eric Lampaert) que lleva un bigote de Hitler sobre el escenario y un par pequeños detectives privados (Oaklee Pendergast y Ethan Rouse) que resuelven casos antes de irse a casa a las 21h, exigiendo el pago en metálico o en bebidas energéticas. Personajes que refuerzan la sensación de viaje onírico del protagonista, presentados  con un estilo de humor bastante oscuro pero típicamente británico.

El director Mitch Jenkins, quien previamente colaboró ​​con Moore en varios trabajos audiovisuales, ha sabido trasladar a la pantalla grande (o pequeña según donde se vea) el tono oscuro a la par que surrealista de esta historia, repleto de escenas violentas con un exceso de detalles, por lo que es difícil asimilarlos sin perdernos alguno. Es sorprendente el alarde visual que ofrece The Show, y es que el segundo plano adquiere una nueva dimensión, teniendo que permanecer atento a él para no perdernos nada, algo que queda patente en uno de los diálogos de la película, cuando se refieren a un largometraje llamado Plano secundario singular.

Tanto alarde visual no se lleva por delante un magnífico diálogo. Como no podía ser de otra manera con Moore tras el guion, la película es un auténtico festín de conversaciones sorprendentes, profundas e hilarantes, que nos dejarán sorprendidos mientras intentamos captar todo los dobles sentidos que incluye. Desde los taxistas a los camareros, de los médicos (vampiros) a los responsables de seguridad, todos tienen líneas de guion magníficas y consiguen dotar a sus personajes de una gran profundidad, mientras lo mismo se habla de literatura que de magia, que en el fondo son más similares de lo que podríamos imaginar.

Un reparto tan oscuro como la historia

Moore y Jenkins son los encargados de mostrarnos este mundo onírico en el que los sueños se confunden con la realidad, pero más allá de su aspecto visual destaca también la acertada elección del reparto, que nos adentra en esta macabra historia y la dota de personajes retorcidos y trastornados, sacando de forma visceral lo mejor de esta inframundo. Tom Burke interpreta a un detective de expresión contenida, al más puro estilo de Humphrey Bogart, manteniendo siempre un halo de misterio a su alrededor, un hombre enigmático al que cuesta expresar sus emociones, pero sabe como gestionar los problemas.

Christopher Fairbank es el motor de la historia, el ladrón Patsy Bleaker, un villano del que se va conociendo poco a poco su historia a través de los sueños. Mayor relevancia tiene Siobhan Hewlett dando vida a Faith Harrington, una mujer que sale del coma desconcertada por el mundo que se ha encontrado al despertar, aunque con el respaldo de Dennis para atar los cabos y resolver un misterio que ella misma no conocía sino fuera por sus sueños. El propio Moore interpreta al personaje más colorido de todos y del que mejor no explicar demasiado para no entrar en spoilers.

No deben pasar desapercibidos dos jóvenes que llaman la atención con su forma de interpretar a unos detectives privados con toda la esencia del cine noir, Oaklee Pendergast y Ethan Rouse, destacando el primero de ellos, quien narra en voz alta lo que acostumbramos a escuchar como voz en off. Un toque divertido y original para mostrarnos la maestría de Alan Moore a la hora de hilar una historia, como igual de original es la explicación que recibimos de por qué las piñas son la elección de fruta más mortífera en un combate cuerpo a cuerpo.

The Show es un thriller de cine negro estridentemente surrealista, oscuro y embriagador, con una sorprendente mezcla de géneros pero no por ello un caos a la hora de ofrecernos lo que siempre esperamos de una enloquecedora historia de Moore. Una película maravillosa que nos atrapa y capta todos nuestros sentidos con personajes tan irreales como los decadentes sueños en los que se adentran.


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The Show

8

Puntuación

8.0/10

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