Un drama existencial en un mundo destruido
La lucha por la supervivencia
Lo peor que se puede decir de Cielo de medianoche es que es muy aburrida. Carente de emoción, acción y singularidad, sus casi dos horas de duración se ponen muy cuesta arriba ante la deriva de los acontecimientos. El científico descubre pronto que no está solo en la Tierra, una niña aparentemente muda se ha quedado con él. Pese a la parsimonia de las primeras secuencias, la soledad inicial en unos paisajes nevados espectaculares y la relación posterior que se entabla entre los dos únicos habitantes del mundo, ofrecen las mejores secuencias de la película. El guionista de El Renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015) intenta imponer a Cielo de medianoche la misma fuerza expresiva en la parte más aventurera del relato. Son todas las secuencias del científico con la niña en su lucha por la supervivencia durante su trayecto en mitad de un paisaje post-apocalíptico. Spoiler: no sale ningún oso.
Por desgracia, la película no tiene solo esa trama y se bifurca en tres líneas narrativas. Se introducen unos flashbacks absolutamente innecesarios sobre el pasado sentimental del protagonista. Todo lo que se nos muestra en esas imágenes se podría haber explicado mediante otras herramientas cinematográficas que no perjudicasen tanto el ritmo de la narración principal. También está la acción que transcurre en el interior de la nave espacial que se dirige a la Tierra y que a medida que avanza la película va adquiriendo más relevancia. Es una parte llena de tópicos y con personajes poco elaborados, donde incluso una actriz siempre estupenda como Felicity Jones parece andar despistada. Más que una misión espacial parece un campamento de verano.
Las trampas del guion
George Clooney parece echar de menos su participación en Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) y en un par de secuencias juega a robarle imágenes. La conexión existente entre las escenas de la Tierra con las que suceden en el espacio exterior es nula. Si no fuera por el desenlace que las une, parecería que nos encontramos frente a dos películas distintas. Eso sí, a nivel visual están muy bien elaboradas. Me ha gustado especialmente el concepto visual de una escena donde la sangre se queda flotando en pequeñas burbujitas debido a la ingravidez. Lástima que la espectacularidad de todo lo que conlleva esa secuencia esté precedida por otra de carácter bastante vergonzante. Me refiero a aquella que nos muestra a los astronautas entonando el «Sweet Caroline» de Neil Diamond en pleno paseo espacial. Es casi tan poco creíble como las conexiones a tiempo real con una nave que está a miles de kilómetros de la Tierra.
¿Pero que se puede esperar de una película tan tramposa como Cielo de medianoche? Y es que todo el filme se sustenta en la ocultación al espectador de una información fundamental, así como en mentirle sobre la aparición de uno de los personajes. Es un truco viejo que aquí no está justificado ni bien hilado en la trama. La búsqueda del elemento sorpresa desbarata aún más la poca consistencia que tiene la historia. Mucho más emocional que física, la película en ningún momento logra transmitirlo a través de la pantalla. Puedo entender que haya gente que disfrute siendo engañada, pero para mi no cuela, especialmente cuando te la ves venir de lejos. En definitiva, Cielo de medianoche es un drama de ciencia-ficción decepcionante y sin fuste, cuyas buenas intenciones se diluyen bajo el artificio de una propuesta impersonal.
¿Qué te ha parecido la película?
El problema de los críticos es que no disfrutan nada! Todo lo que dices es cierto… Pero a quien le importa? Uno ve películas para disfrutarlas no para analizarlas buscando errores.