Tom, un cómico flamenco acostumbrado a doblar dibujos animados, tiene que sustituir de improviso a un actor de doblaje amigo suyo. De repente se encuentra en un estudio donde se va a doblar una película pornográfica. Catherine, actriz experimentada, será su compañera de reparto. Tom hará el papel del fontanero… Y poco más se puede contar de Le Plombier sin que se quite toda la sorpresa y la chispa que tiene este corto autodefinido como un «cortometraje erótico-acústico».
Méryl Fortunat-Rossi y Xavier Séron son los responsables de Le Plombier, una comedia en estado puro, una parodia de la industria de la producción de pornografía, repleta de escenas hilarantes gracias a unos diálogos muy bien escritos.
Como no podía ser de otra manera, una película centrada en el mundo del doblaje no podía fallar en el apartado sonoro, y Le Plombier contiene un gran trabajo de Marie Paulus, Julie Naas y Julien Mizac en los sonidos y efectos sonoros, que se suman a la maravillosa música compuesta por Thomas Barrière, que ya trabajó con estos cineastas en cortos anteriores, y dota a éste de un toque nada convencional, algo que se aprecia desde los títulos de crédito.
En el reparto debe destacarse el trabajo de Tom Audenaert con su barba que lo dota de un cierto aspecto de oso (o más bien perro), y se mete en la piel de un ingenuo joven que trabaja en el mundo del doblaje infantil y da un salto sin paracaídas a un estilo muy diferente de doblaje. Catherino Salée aporta su encanto a Deneuve, pero pierde protagonismo por la presencia de Philippe Grand’Henry con su particular personaje y una escena mítica donde recuerda a su madre y su mascota.
Le Plombier es un corto digno de salir del circuito de festivales para poder llegar a los hogares, y así ser disfrutado por un mayor número de espectadores. Ojalá algún día se proyecten cortos en los cines, tal y como se proyectan películas nuevas cada fin de semana, algunas de las cuales no llegan al nivel de este cortometraje.