El guión, obra del propio Collantes, parece salido de un relato corto de Haruki Murakami, pues comparte con el universo del escritor japonés el gusto por una cadencia lánguida, el empleo de una música apacible (no me he equivocado, las novelas de Murakami tienen música) y el empleo de los sueños como premoniciones que los personajes incorporan luego a su vida. Todos estos elementos entran en comunión para dar lugar a una pieza armónica y de agradable visionado.
Poco sabemos del vínculo entre las dos protagonistas, dos chicas que pasan unos días juntas, una de ellas es autóctona y hace de cicerone a la otra, la «extranjera», ambas se
funden con un precioso paisaje que constituye, sin duda alguna, la baza
más potente del cortometraje.
Aunque como he dicho Nothing Stranger se ve con agrado, resulta demasiado contemplativo para sus 22 minutos, un poquito menos de metraje y menos ensimismamiento estético lo harían más asequible. O bien, por el contrario, un desarrollo completo de guion, construcción de personajes incluida y convertirlo en un largometraje. Cualquiera de las dos opciones podría mejorar la propuesta.