Las críticas de Óscar M.: Anacleto: Agente secreto
El cómic español (también llamado tebeo) tiene una larga trayectoria y una fuente de inspiración para el mundo del cine casi tan grande como la americana. No hay más que recordar las viñetas del «Capitán Trueno», «Zipi y Zape», «Mortadelo y Filemón» o «Anacleto: Agente secreto», creado por el genial Manuel Vázquez Gallego.
Mientras que la primera fue un verdadero fracaso (tanto de guión como de taquilla) y las siguientes han tenido sus más y sus menos, la adaptación de Anacleto: Agente secreto hace justicia a los dibujos en los que se basa y va más allá, consiguiendo que la película sea un verdadero relevo generacional y una actualización perfecta de las aventuras del espía español por excelencia.
Para ello, los guionistas (Pablo Alén y Breixo Corral, guionistas de Tres bodas de más, junto a Fernando Navarro) presentan a un protagonista que bien podría ser el de las tiras cómicas: un Anacleto maduro, con más de cincuenta años a sus espaldas, un hijo y cuya organización de seguridad (el G.P.) sufre las consecuencias de la crisis. Esta actualización del personaje es realmente brillante y abre la puerta a una posible saga con la introducción del hijo del protagonista, su mejor amigo y su novia.
Los cuatro se verán envueltos en una trama que recupera el espíritu de las viñetas (con las localizaciones míticas, como el desierto, y la crítica a la sociedad española contemporánea), con personajes secundarios hilarantes (interpretados por Rossy de Palma y Eduardo Gómez), divertidas colaboraciones especiales y el gran villano de la película, Vázquez.
Partiendo de esa base, la película es una diversión constante, con divertidos diálogos, referencias constantes (a otros agentes secretos del cine, a la televisión o a la sociedad actual), carreras y persecuciones locas, unas interpretaciones correctas y un guión sólido y redondo que no da tregua al espectador a recordar un chiste cuando ya se ha producido el siguiente. Un gran acierto del trío de guionistas.
Javier Ruiz Caldera ha hecho un buen trabajo con los actores (y se espera que haga lo mismo con Superlópez), si Imanol Arias o Alexandra Jiménez están más que correctos, Quim Gutiérrez está espectacular y (el irreconocible sin gafas) Berto Romero no se queda detrás. Diálogos naturales, con interpretaciones poco forzadas, un verdadero lujo para una producción española, que pone a la película a la altura de Kingsman: Servicio secreto o la reciente Operación U.N.C.L.E. (salvando las distancias económicas, por supuesto).
A pesar de la escasa «grandiosidad» de la película (lógicamente no tiene el presupuesto de James Bond o las anteriormente nombradas), el director y los guionistas han sabido sacar adelante una película más que decente, perfecta como homenaje y excelente como adaptación. Con una composición musical de Javier Rodero deslumbrante y un montaje ágil y rápido, donde no hay tiempo para descansar la mandíbula.
Quizá lo único recriminable a esta brillante adaptación es la dificultosa dicción de Carlos Areces (tal vez por la caracterización, ya que, tras quitarse la barba y el cigarro, vocaliza mucho mejor), que las localizaciones sean más identificables (aunque son un homenaje al tipo de ilustración de la escuela Bruguera, se echa de menos algún edificio reconocible) y lo desaprovechada que está Silvia Abril (actriz que ha demostrado en suficientes ocasiones que su talento merece más tiempo en pantalla).
Por lo demás, Anacleto: Agente secreto es una película redonda que gustará a los que leyeron las aventuras del personaje cuando eran pequeños y a la nueva generación que lo descubra ahora. Entretiene, es divertida y muy fiel a los tebeos. Mucho más de lo que son otras pretendidas comedias. Ya estamos deseando que se estrene Anacleto 2.
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