Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Del Revés (Inside Out)
A veces, cuando hablo (o escribo) sobre alguna película que me ha gustado, incluso cuando lo hago sobre alguna que me ha gustado mucho, tiendo a (al menos intentar) medir las palabras. Si uno agota los adjetivos superlativos para ensalzar una película que le ha gustado ¿qué palabras reserva para hablar (o escribir) sobre una película que le emociona, que le cautiva o que le toca el alma?
Hablando de cine (y de muchas más cosas) es recurrente la expresión “ya está todo inventado” para tratar de justificar cierto nivel de mediocridad imperante que hace que ya casi nada nos sorprenda (o nos emocione, o nos toque el alma). Esto hace que hayamos convertido el término “entretenida” en (casi) lo mejor que se puede decir de una película. Es entretenida, no nos hemos aburrido, nos han contado algo y durante un par de horas nos hemos olvidado del jefe, del pariente idiota o del vecino que no deja de hacer ruido por la noche. Ya está. Nos conformamos con que nos entretengan.
En este estado de la cuestión, aparecen los señores de Pixar y cada cierto tiempo, entre una producción de películas que son siempre mucho más que “entretenidas” nos sacuden las apolilladas neuronas, nos desentumecen el alma y nos gritan al oído “huid de la mediocridad, imbéciles, no está todo inventado”. No todo tienen que ser secuelas, remakes, spin-offs, reinicios, segundas partes de películas malas, copias burdas de películas buenas, superhéroes a porrillo, o enésimas adaptaciones de cuentos clásicos u obras literarias ya machacadas por reiteradas versiones.
No. ¡Se puede inventar algo nuevo!. Sólo hacen falta dos ingredientes esenciales: imaginación y talento. Manéjense esos dos ingredientes con mimo, trabajo, dedicación, tiempo suficiente y por supuesto una buena infraestructura y tenemos grandísimas películas de animación como Toy Story, Buscando a Nemo, Monstruos S.A., Ratatouille… o lo que es todavía un paso más: obras maestras, perdón, OBRAS MAESTRAS como Toy Story 3 (sí, sí, no me he equivocado, la 3), Wall-E, o Up.
Y ahora reaparece un tipo genial llamado Pete Docter que en 2009, con los quince primeros minutos de Up consiguió arrasar de lágrimas los ojos de cualquier ser humano con corazón, para poner el cine de animación patas arriba, o dicho de otro modo, del revés.
Del Revés es el título con el que se estrena en España Inside Out, la más reciente película de Pixar. Los días de espera se han hecho interminables para aquellos que leímos las crónicas que llegaban desde el Festival de Cannes donde se presentó por primera vez hace unos meses. La reacción de crítica y público en tan prestigioso festival fue tan entusiasta que las expectativas que nos habían creado podían fácilmente verse defraudadas a poco que a los cronistas destacados en Cannes se les hubiera ido la mano con los elogios. No es el caso.
Siempre se ha destacado que las películas de animación de Pixar consiguen como nadie tener dos niveles de lectura, uno para el público infantil apoyado en la vertiente visual y estética, y otro más complejo sustentado en lo argumental para los adultos, que al fin y al cabo son los que pagan las entradas o compran los DVDs/Blu-rays. Ambos niveles de lectura están siempre salpicados por innumerables gags que también son destinados según su mayor componente visual o argumental a uno u otro público. Conseguir esto, aparentemente tan sencillo, está al alcance de muy pocas compañías de animación, aparte de Pixar, lo consigue Disney de vez en cuando, muy excepcionalmente Dreamworks y habitualmente estudios más artesanales (pero de menor distribución) como la japonesa Ghibli (El Viaje de Chihiro, El Viento se levanta) o los irlandeses de Cartoon Saloon (El libro de Kells, La Canción del Mar).
Lo que Pete Docter ha conseguido con Del Revés, es superar con creces el reto del doble acabado infantil/adulto. Es muy difícil precisar cuántos niveles de lectura hay en Del Revés, pero aunque pueda parecer exagerado, podría decirse que hay tantos como espectadores. Lo que Docter consigue con su película es, mediante sus cinco brillantes personajes, despertar cada una de sus cinco emociones básicas (Alegría, Tristeza, Asco, Ira y Miedo) en cada espectador. El mero hecho de conseguir crear cinco personajes materiales encarnando a cinco emociones inmateriales es ya de por sí un auténtico hallazgo (mérito de los talentosos creativos, diseñadores y artistas en nómina de Pixar), pero además de ello, conseguir llenarlos de matices e impregnar de comicidad, ternura y carisma a sentimientos tan indeseados como la tristeza, el miedo, el asco o la ira, supone un mérito inmenso, y me voy a atrever a decirlo: algo que no se había hecho hasta ahora.
Al tiempo que revuelve las emociones del espectador mediante las de Riley, la niña protagonista y las de sus atribulados padres, Del Revés evoca los recuerdos esenciales que cada uno guardamos en nuestra memoria y construye un complejo mapa psicológico basado en los referentes afectivos que todo ser humano necesita para conseguir ese objetivo tan “simple” llamado felicidad: la familia, la amistad, la autoestima basada en los talentos personales (el hockey en el caso de Riley) o la imprescindible isla de las payasadas a la que todos deberíamos huir varias horas diarias para evadirnos de las miserias de cada día.
El desarrollo argumental de Del Revés está a la altura de los grandes guiones de la historia del cine, los personajes son sencillamente inolvidables, la animación es portentosa y toda la apuesta estética y visual es un auténtico primor incluyendo la banda sonora de Michael Giacchino. No encuentro un solo aspecto que anotar en el “debe” de la película. Daría algo muy preciado (no tengo ganas de pensar qué) por saber que opinaría Ingmar Bergman (alguien que en sus películas indagó en las emociones humanas como nadie en la historia del cine), pero como nunca voy a saberlo, he decidido pensar que esta sería su película favorita de dibujos animados. No sé si es la mía, y tampoco tengo ganas de pensarlo y decidirlo, el estremecedor recuerdo que tengo tras terminar de ver Toy Story 3 es demasiado intenso como para ponerlo en cuestión, pero tanto da, Del Revés es una obra maestra del cine de animación de todos los tiempos. Y no hace falta medir las palabras ni ahorrar en elogios. Lo es.
Larga vida a Pete Docter. Larga vida a la Pixar. Las horas de disfrute que nos ha dado hasta ahora son impagables. Y por favor, sigan inventando. Se puede.
¿Qué te ha parecido la película?
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Todas las criticas que he visto la ponen muy bien, la apunto para ir a verla con mis sobrinas, mi hijo es algo bebe para llevarle a verla, tiene 14 mesines.
Tengo ganas de verla, tiene buena pinta
Este fin de semana iré a verla con mis peques, ¡parece ser que es la caña!