A partir de ahí todo empieza a ser una más o menos previsible historieta de amor con la Srta. Frost enamorándose del Capitán John Pringle (John Lund) que resultará ser el protector de la cantante.
El principal problema (si no el único) de las primeras películas de Billy Wilder, incluyendo las mejores como Perdición o Días sin huella es que no contó en ellas con intérpretes tan buenos como aquellos que interpretarían sus películas posteriores. A propósito de las dos películas citadas, ni Barbara Stanwyck en la primera ni Jane Wyman en la segunda, a pesar de estar muy bien, son las actrices inolvidables que ambas películas merecían.
Berlín Occidente (A foreign affair, 1948) no es ajena a este problema. Jean Arthur está excesivamente teatral durante toda la película y su sobreactuación lastra el metraje de principio a fin. Sobrada en gestos durante la primera parte cuando pretende apuntar en su libreta todos los “deslices” de los soldados americanos por las calles de Berlín, se empeña en transmitir una rigidez militar que se funde como la mantequilla a la primera insinuación del Capitán Pringle para pasar a componer una insulsa enamorada a la que todo le da igual. No hay un ápice de credibilidad en la borrachera que la llevará a comisaría ni de gracia en la canción de “Iowa” que interpreta durante la misma y con la que se pone en ridículo ante los soldados americanos. Y una interpretación que no tiene ni credibilidad ni gracia es, sin duda, una interpretación fallida. De John Lund poco podemos decir salvo que es un actor sin recursos, sin apostura y sin atractivo físico lo cual hace inexplicable su presencia en este film.
Afortunadamente Wilder contó con Marlene Dietrich en un papel que le iba como anillo al dedo y que interpreta con una perfecta mezcla de hieratismo y sensualidad que no sólo la hacen creíble sino que le dotan de un magnetismo irresistible. Inolvidables (y por sí mismas justifican el film) son sus tres actuaciones en el cabaret “Lorelai”, especialmente la última de ellas “In the ruins of Berlin” durante la cual tiene lugar la escena cumbre de la película.
El guión está bien construido (sin ser el mejor del dúo Wilder-Brackett) y en definitiva estamos ante una película digna de la que siempre nos preguntaremos que habría sido de haber contado con Humphrey Bogart en lugar de John Lund y de Ingrid Bergman en lugar de Jean Arthur. ¿No estaríamos entonces ante otra obra maestra de la historia del cine?. Nos quedaremos sin saberlo.
Crítica perteneciente al ciclo dedicado a Billy Wilder, cuyo índice podéis encontrar aquí
imagen y sonido aceptables. En cuanto al Bluray, decir que se trata de un Bluray-R (grabable) cuya compra no aconsejamos. La imagen y el sonido son aceptables pero el subtitulado bastante chapucero.
-Duración: 116 minutos.
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