jueves, diciembre 5, 2024

‘Eyes wide shut’: Máscaras de normalidad que tapan un conflicto a punto de explotar

Las críticas de Carlos Cuesta: Eyes wide shut

Alice y William Harford forman un matrimonio de clase alta con una hija que disfruta de una vida tan convencional como les permite su alto nivel de ingresos. Él es doctor, ella busca trabajo, y los dos viven una relación normal y sin sobresaltos. Los flirteos inocentes y sin consecuencias de ambos en una pomposa fiesta de un amigo del doctor destapará al poco tiempo, de forma espontánea aunque ayudados por la marihuana, un intenso conflicto de inseguridades y desvelará un turbador secreto guardado por ella: en una ocasión deseó serle infiel a su marido.
Le mera idea de imaginarse a su mujer (Nicole Kidman) con otro hombre provoca en William (Tom Cruise) una profunda inestabilidad emocional que le empujará de bruces al despecho. Primero encontrará de refilón la compañía de una atractiva prostituta pero no consumará su intención. Acto seguido, casualidades de la vida, una amistad de la facultad, reencontrada en la fiesta con la que arranca la película, le permitirá, de forma tan accidental como premeditada, acceder a una orgiástica celebración donde hombres y mujeres ocultan su identidad tras una máscara.
El cónclave sexual y sus delirantes conclusión y consecuencias son la excusa con la que Stanley Kubrick (La naranja mecánica) nos cuenta, en su última película legada al cine, una relato en el que las inseguridades, la frustración sexual y la monotonía vital trascienden los acontecimientos contandos. Eyes Wide Shut nos invita al vergonzante e irresistible periplo sexual de una noche como venganza por una aventura deseada, que no vivida, por su cónyuge. El ritmo de plomo de la narración y a las notas acosadoras de la banda sonora de Jocelyn Pook (nominada al Globo de Oro por esta composición) nos permite ver, vivir y compartir, el angustioso desequilibrio de un hombre que ve tambalear las verdades en torno a su matrimonio que daba por supuestas.

Es curioso que el reencuentro de Kidman y Cruise tenga lugar en una película que trata también el desenlace de un bache matrimonial. En su primer encuentro cinematográfico sus personajes se involucraban en una relación sentimental (Días de trueno); en la segunda (Un horizonte muy lejano) una difícil relación quedaba soldada con el compromiso de un proyecto vital conjunto. Eyes wide shut surgía en un momento en el que el matrimonio real de Kidman y Cruise estaba en vilo, y entonces volvían a juntarse sus carreras profesionales en un relato sobre una pareja en peligro por los celos, la confusión, el aburrimiento y las dudas.
En Eyes wide shut la inseguridad varonil de él y la falta de confianza en la propia valía por parte de ella desencadenará una explosión de sentimientos que desembocará en una aventura surreal. Quien ha sufrido a una mujer desquiciando a un hombre entiende por qué el personaje de Cruise queda tocado y hundido por la confesión descarnada y a quemarropa de una mujer como la que interpreta Kidman (actriz que muestra un desnudo de absoluta plenitud en pantalla y un buen papel en lo actoral).
En este relato profundamente psicológico, Kubrick nos envuelve en un fascinante despliegue de colores intensos, de contrastadas tonalidades cálidas y frías; de escenas sugerentes unas y totalmente explícitas otras, que tienen su culmen visual en la fiesta de lo que parece una elitista logia sexual. Entre las escenas cumbres del film, encumbrando una secuencia de poderosa sexualidad, la reunión de rostros de máscaras inmutables escrutando al visitante intruso dan lugar a un momento de tétrica e inquietante intensidad .
Ésta no es sólo una película, es una experiencia cinematográfica que nos coloca con habilidad textual y visual en la piel de dos personas angustiadas por la inercia vital, y que precisan de un conflicto como única oportunidad de abandonar la calma tensa de una relación amenazada por lo monótono. Aunque, vete a saber en qué andaba pensando Kubrick.

2 COMENTARIOS

  1. Una película única. Para mi incalificable. Toda esa mierda elevando a los altares que suelen decir de Terrence Malik cada vez que saca un tostón mal narrado, es validamente aplicable a esta obra maestra. Es ésta una película especial. Desde las actuaciones, hasta la música, la temática, los personajes e incluso los actores elegidos. Un gran broche para una carrera peculiar, con pocas películas y tocando todos los géneros con bastante grandeza.

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