jueves, marzo 28, 2024

‘Super 8’: Entretenimiento veraniego imprescindible

Las críticas de Óscar M.: Super 8
Seis amigos quieren aprovechar las vacaciones de verano y rodar una película para competir en un festival de cine, mientras ruedan una de las secuencias principales se produce el descarrilamiento de un tren, del cual son testigos presenciales. El tren trasladaba «algo» que, tras el accidente, consigue escapar y sembrar el pánico en el pueblo de los protagonistas.
Super 8 está hecha como producto (y para el consumo) veraniego; retoma las mejores ideas de las películas de los años setenta y ochenta y nos ofrece un producto totalmente imprescindible para disfrutar en la sala de un cine de verano, porque Super 8 es una película para ver en compañía, con palomitas y refresco y, sobre todo, con amigos.

J.J. Abrams no se caracteriza por hacer las cosas sin pensar (que luego la historia evolucione por el camino y cambie es otra cosa), todo en sus producciones suele estar bastante controlado, estudiado y milimetrado hasta la saciedad; no suele dejar cabos sueltos si no es para atarlos después y Super 8 es la prueba perfecta de cómo se ha curtido en series (Alias, Felicity, Perdidos) para crear películas, cuanto menos, expectantes e impresionantes (argumentalmente hablando).
La historia fluye prefectamente y hay pocos instantes en los que el espectador se aburra o se canse de la trama, sobre todo porque las «incursiones» del monstruo están muy bien calculadas para crear expectación e interés en el público, como ya ocurrió con Monstruoso, de la que fue productor.
La película funciona perfectamente como comedia, como película de aventuras, como película de suspense y terror, como película de desastres y como película «con monstruo», todos los ingredientes están tan bien mezclados que casi la convierten en una película perfecta. Sin embargo, los toques dramáticos finales niño-monstruo son (quizás) «el talón de Aquiles» de Super 8.
Aunque el drama es palpable durante toda la película (ya desde el comienzo), en la parte final (y durante las mejores escenas) se ha intentado potenciar éste en detrimento de la acción frenética que sería deseable; aunque este hecho no deja de ser comprensible (y lógico) teniendo en cuenta el origen y la función del monstruo (aunque no es el principal protagonista de la historia).
La película, a pesar de estar planteada como mero entretenimiento evasivo, se apoya totalmente en los personajes y, para ello, han conseguido unos actores que no sólo dan la talla, sino que elevan la categoría de la película y aportan un realismo (sobre todo los jóvenes) excepcional; lejos de histrionismos o sobreactuaciones, las extraordinarias e inmejorables interpretaciones de los actores consiguen que la película sea más que un producto para niños.
Precisamente de las películas «para niños» es de dónde Super 8 bebe directamente: recuerda mucho a las aventuras que hemos visto en Los Goonies, Exploradores, E.T., Indiana Jones, La guerra de las galaxias, El secreto de la pirámide, Cuenta conmigo, Jumanji… es evidente la admiración que J.J. Abrams siente por las películas de Steven Spielberg y George Lucas (las habitaciones de los chicos protagonistas están plagadas de referencias, pósters y guiños a estas películas).
Y también a las películas de terror de los años setenta (Halloween) y de la Hammer, sobre todo a las que incluían vampiros, hombres-lobo, zombis y monstruos varios (radiactivos o no). La película que los personajes ruedan es un evidente homenaje a todo el cine de serie sub-Z rodado con poco dinero, muchas ganas, mucha imaginación y mucha diversión; no hay que buscar mucho para ver a J.J. en cada uno de los personajes principales.

No hay que olvidar el impresionante (y muy destacable) diseño de producción de la película (la ambientación y el diseño de vestuario es excepcional) y la maravillosa (como siempre) música de Michael Giacchino (Perdidos no hubiera sido lo mismo sin sus partituras), que consiguen que veamos un auténtico y creíble año 1979.

Es infinitamente mejor que los super-héroes con ínfulas shakesperianas, los robots transformables, los aburridos piratas o las carreras de coches llenas de tetas y culos. Junto con El origen del planeta de los simios es de lo mejor de la cartelera. Super 8 no es una película perfecta, pero es perfecta para este verano.

2 COMENTARIOS

  1. Excelente crítica. Opino lo mismo que tú. Me ha encantado. Es como los goonies, pero algo más madura, más trabajada, un poco más oscura, pero siempre con la mano de Spielberg por detrás…Era como volver a ver E.T. de nuevo (aunque esta vez el alien tenía muy mala leche).

    Por cierto, las escenas de los títulos de crédito son geniales. Excepcional remate de la película.

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