Una entretenida Alicia en 2,5 D

Las críticas de Carlos Cuesta: Alicia en el País de las Maravillas

No pude esperar más y la vi el domingo. Era el gran estreno de la semana, una promesa de espectacularidad y fantasía y una oportunidad de probar el sistema Real D 3D que se ha instalado en el cine Roxy de Valladolid y encima en una sala bastante buena. En este punto corro el riesgo y la tentación de convertir esta reseña en una de las breve-críticas de Tanque que muchos añoran en el blog, pero tal y como está el panorama de derechos de autor, no me voy a arriesgar, así que lanzaré a bocajarro y en formato breve lo que pienso y luego daré más detalles para salvar jurídicamente el pellejo, como quien dice.

Alicia en el País de las Maravillas es una entretenida película que nos vuelve a mostrar el talento y la imaginación de Tim Burton a la hora de transportarnos a otros mundos de fantasía, y aunque el 3D es absolutamente decepcionante e innecesario, animo a los aficionados de Tim Burton, a los amantes de la animación, a los seguidores del relato de Alicia y los padres y madres junto a sus hijos a que vayan a ver la versión 2D para pasar un rato entretenido.

Y dicho esto voy a los detalles. Lo primero, el argumento. Trece años después de que Alicia cayera en el País de las Maravillas la joven está a punto de ser pedida en matrimonio por un joven del que no está enamorado pero con el que quieren emparentarla por cuestiones de condición social y acuerdos económicos. En el momento en que debe dar la respuesta, Alicia huye persiguiendo a un conejo vestido con chaleco que lleva apareciéndosele todo el día. En su búsqueda, acaba por caer en una madriguera.

Ese agujero es el portal hacia un mundo paralelo en el que ella estuvo hace años, pero que recuerda como un sueño o una pesadilla. Allí la muchacha generará gran expectación pues parece ser la paladina que las fuerzas de la Reina Blanca esperan para derrocar a la malvada Reina Roja (ya sabéis, «¡que le corten la cabeza»!). Sin embargo, muchos creen que es una impostora y ella misma no está segura de ser esa elegida a la que tantos esperan. El tránsito del miedo a la confianza y de la niñez a la edad adulta es uno de los mensajes que trasciende durante la película.

El resto de la historia es bastante predecible pero transcurre en un mundo tan curioso e imaginativo que se hace muy ameno y agradable. El relato nos depara momentos de enrevesadas e imaginativas construcciones lingüísticas, personajes entrañables, ya clásicos gracias al literato Lewis Carroll, y momentos de humor que hacen imposible no sonreír. Es una película que no trascenderá en lo narrativo ni en lo técnico, pero si tuviera un sobrino que entretener lo llevaba sin pensarlo.

Ahora bien, quien pretenda encontrarse una montaña rusa de sensaciones e imágenes desbordantes gracias al 3D que se ahorre la jaqueca del esfuerzo visual, si lleva gafas por necesidad, más aún. Que se olvide de ver el gatazo acercándose al espectador que pudimos ver en el trailer de Avatar, con el que ha muchos nos han defraudado en todos los sentidos de la palabra.

Tan solo decir que la cabecera de Disney y los créditos de salida son los momentos de mayor profundidad del 3D, incluso mayores que en varios escenas destacadas como el momento en que Alicia cae por la madriguera (otra muestra más de que Tim Burton sabe como nadie expresar en imágenes las maravillas y demonios que trasiegan en su cabeza) o varios momentos de la lucha con el Galimatazo.

Sin duda el 3D aporta relieve a las imágenes y nos da una idea de lo tremendo que puede llegar a ser el cine cuando se domine esta técnica, pero es sólo un atisbo lejano. Para nada compensa llevar unas gafazas 3D, al menos a día de hoy, y al menos para esta película. Más vale disfrutar de esta producción tranquilamente. Si es cierto que Tim Burton está molesto por esta versión de su película, no me extraña.

En lo que se refiere a la actuación, sin sorpresas, ni buenas ni malas en lo que se refiere al reparto, con la actuación que se espera de los actores fetiches de Burton (Johny Depp en el papel de Sombrerero Loco y Helena Bonham Carter en el de Reina Roja), aunque sin duda Crispin Glover en el papel de Stayne, el sicario de la reina malvada, nos despertará cierta simpatía por la cruz que tiene que soportar.

Y es que hay poco más que contar. Los fanáticos acérrimos de Lewis Carroll quizá se tiren de los pelos con esta secuela. Quizá no. Los seguidores de Tim Burton quedarán satisfechos. Quizá no. Pero hay dos cosas seguras. La primera es que se venderán libros a punta pala y los creadores de la película harán caja a discreción con la peli y el merchandising; y la segunda es que, al menos a mí me ha quedado claro, el futuro del 3D está en las películas grabadas en 3D en origen (si es que queremos dejar de timar a la gente con este tema). Así que tendremos que estar muy informados para ver qué merece y qué no merece el sobrecoste de estas sesiones. Nos la colarán unas cuantas veces, pero aprenderemos a seleccionar.