Espartaco, de Stanley Kubrick, es una de las películas históricas (de romanos, para entendernos mejor) que más repercusión ha tenido en la historia del cine y que sigue siendo una de las películas más admiradas por su recreación del mundo antiguo y otroas tantos aspectos como su calidad literaria, las actuaciones memorables como la de Peter Ustinov como Batiatus, la fotografía y la música, sin olvidarnos de la mano de su director, uno de los más reconocidos de la historia del cine. Parece mentira que con este bagaje todavía quede algo que decir sobre Espartaco, pero si que lo hay, y es la prácticamente desconocida aportación española a la consecución de una obra de tan magnitud.
Así, el libro Espartaco, Edición Especial 50 aniversario, además de indagar en otros aspectos de la película y su producción, como la indudable valentía de la puesta en marcha de un proyecto tan comprometido, basándose en una versión de Dalton Trumbo sobre la novela de Howard Fast en un momento en el que ambos autores se encontraban en la lista negra de Hollywood, incluso saliendo el nombre de Trumbo en los títulos de crédito de Espartaco, cuando Kirk Douglas, el productor de la película, intentó evitarlo a toda costa, ó la trayectoria espectacular del director Stanley Kubrick y su implicación en el proyecto de Espartaco estando ya a mitad de rodaje, tras las desavenencias entre Kirk Douglas y Anthony Mann, el director designado por la Universal para dirigir la película.
Pero en lo que verdaderamente se fija este libro es en la aportación española a la película, tanto en cuanto a las localizaciones como a los técnicos y extras implicados en el rodaje. Las secuencias de la gran batalla, de las grandes masas escuchando a Espartaco, el paso de los esclavos por las ciudades romanas, por los campos, por las ciénagas (secuencia rodada en la Casa de campo de Madrid), por la nieve (rodado en Rascafría), y la crucifixión de los esclavos se rodaron en España, en aproximadamente 23 días de rodaje, y concretamente en Colmenar Viejo. También la participación española en el equipo técnico fue considerable, además de la lógica aparición de los habitantes de la zona como extras en la película.
Junto a un considerable número de anécdotas de los días de rodaje de Kubrick en España se acompañan fotos del rodaje en las diferentes localizaciones españolas, haciendo pasar por ejemplo el puente del ferrocarril Madrid- Burgos por una acueducto romano, se recogen recuerdos de Gil Parrondo, director de arte en el rodaje español, o de Eduardo García Maroto, production manager en Espartaco, así como el diario de rodaje de las secuencias rodadas en España.
En definitiva, un estudio diferente sobre Espartaco que nos permite una visión diferente del clásico y la aportación de los técnicos españoles como parte fundamental del séptimo arte.
Fuente: Metropolis Libros