sábado, febrero 24, 2024

54 Seminci: Tercera jornada (III). ‘Castillos de Cartón’ que se podrían derrumbar

Las críticas de David P. «Davicine» en la Seminci: Castillos de Cartón

Me gustaría aportar mi opinión en contraste a la de Carlos en lo que respecta a Castillos de Cartón. La película, que se ha podido ver en la Seminci, deja en un principio un mal sabor de boca, pero tras revisarla mentalmente (y poder hablar con los protagonistas y el director) he sacado ciertas conclusiones que me gustaría matizar.
La película es una historia de amor basada en la novela de Almudena Grandes, donde se nos muestra el triángulo amoroso de tres estudiantes de Bellas Artes, María José, Jaime y Marcos. Los tres comparten algo más que su pasión por la pintura, pero su amor durará hasta que termine la época de aprendizaje y deban enfrentarse al mundo real.
Como a todos nosotros nos ha pasado alguna vez, los estudiantes viven experiencias que saben que no son reales en su totalidad, pues tarde o temprano llega el momento de dar el salto, lanzarse al vacío de la cruda realidad, y comenzar nuestro camino en solitario, pero ellos deben, antes de eso, lograr resolver ciertos problemas personales que afectan a sus relaciones con el exterior.
A través de las relaciones sexuales explícitas nos intentan mostrar las peculiaridades de cada uno de los protagonistas, y sus relaciones sexuales son el espejo a través del que muestran sus inquietudes, sus problemas, y su forma de interpretar la realidad.
Adriana Ugarte interpreta a María José, Jose para los amigos, una chica que un día se lanza a una relación a tres bandas en la que encuentra lo que le falta en su familia. La confianza para hablar, para sentir emociones (y lo que no son emociones) y la manera de compaginar deseo sexual y cariño a través de dos jóvenes que aportan todo eso a su vida. Ella se enamora de los dos por lo que ambos la aportan, y debe intentar con ellos superar sus problemas sexuales, un reflejo de la soledad en la que ha vivido recluida rodeada de una familia en la que no encuentra un punto de apoyo para enfrentarse al día a día.
Nilo Mur interpreta perfectamente a un personaje pusilánime, con problemas para intimar con las chicas, pero que dado su atractivo no le faltan oportunidades para intentar solventarlos. Un joven creativo, pero al que le falta la inspiración que encuentra en este particular trío, quizás carente de apoyo en su familia, como se puede ver ante la falta de emoción paternal ante la obra de su hijo.
Y por último un impecable Biél Duran en el papel de un joven lanzado, que piensa después de actuar, que no necesita reflexionar ante cada situación de la vida pero que no tiene la suficiente confianza en su propio arte, viendo sus cuadros como un simple reflejo de la realidad y no como pequeñas joyas artísticas. Quizás esa carencia de seguridad en sí mismo ante su obra es lo que le hace internarse en este trío, donde encuentra el placer de disfrutar y apoyar la creatividad de sus parejas, y viendo cómo se siente útil intentado hacer superar los problemas de la gente que le rodea ante la imposibilidad de resolver los suyos propios.
Puede que encontremos un intento fallido de mostrar las emociones de los tres personajes en ciertas situaciones y escenas largas en las que no queda claro en primera instancia los motivos de formación del trío, pero eso se suprime con la profesionalidad del director, Salvador García Ruíz, que sabe como sacar lo mejor de un gran reparto, seleccionado por él, y en el que destacan Biél Durán, con el peso del guión y de romper la tensión en las escenas difíciles, y Adriana Ugarte, que es capaz de hacernos sentir real este trío en el que cada parte aporta sus defectos pero se sincronizan a la perfección con un juego de movimientos para nada vulgares pero si tiernos por los que podría haberse convertido en otra película zafia española pero no ha sido así. Ciertamente tenemos que quitarnos el sombre ante estos dos actores por implicarse en este proyecto sin pudor, dejando a un lado su intimidad para ofrecer al espectador, y de una forma clara, la dificultad de mantener un trío, no solo en el apartado sexual, sino también en el emocional, algo con lo que debieron acabar exhaustos durante el rodaje, no en el apartado físico, sino mental, pues debían sopesar en todo momento como mostrar sus emociones, sus primeras relaciones, todo con la frescura de una primera vez pero con muchas horas de ensayo detrás.
Una película que empleando la sexualidad como eje central nos demuestra como en España se puede mostrar sexo en pantalla grande desde un punto de vista formal y con un reparto que promete muchas horas de buen cine con un buen guión delante. Ciertamente es una puesta arriesgada que sale mejor parada de lo que cabría esperar ante ciertas carencias de guión que provienen de la obra que adapta y que nos deja una sensación de haber visto una película inconexa aunque capaz de hacernos reflexionar sobre lo que vivimos y las carencias que tenemos, tanto con nosotros como con los que nos rodean.

4 COMENTARIOS

  1. Bueno David, me dejas de poli malo, je je. Nuestro amigo se ha ablandado después de hablar con las estupendas personas que componen el equipo de Castillos de Cartón, que en entrevista nos desgranaron todo el proyecto, papeles, historia, rodaje, intención.

    Bueno, crítica de contraste con la que vemos que David es un tipo compasivo que ha sabido apreciar el duro trabajo del equipo.

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