
Ya ha llegado a nuestras pantallas la segunda parte de Hellboy, producto (de nuevo) de la falta de ideas presente hoy en día en Hollywood, que les lleva a tomar argumentos de géneros antes arrinconados como el cómic.
En este caso nos vamos a encontrar con un enfoque completamente nuevo. Aquellos que hayáis visto la primera película, y leído los libros, os daréis cuenta que recoge bastante bien la trama y el ambiente de éstos, con personajes y situaciones casi calcados, y con ese aire de aventuras estilo «amazing tales» que le caracteriza.
Pues bien, en esta segunda parte, el director, Guillermo del Toro, ha cambiado completamente el enfoque. No voy a desvelar el argumento, pero sí debo decir que ha perdido buena parte de su lado más oscuro. La concepción es completamente distinta, con unos personajes bastante planos, y, ciertamente, predecibles. La trama está bastante simplificada, y se plantea una humanización del protagonista que no pega para nada con el personaje. Es una película de héroes, de acción, con final feliz (¿acaso alguien lo dudaba?). Pero fracasa completamente en reflejar el ambiente que debe envolver la historia que nos ocupa. Batman Begins o Spiderman 1 han sido buenas películas porque el personaje actuaba tal y como es propio de él. Pero aquí podríamos haber sustituido a Hellboy por Ironman, Hulk, o casi cualquier otro super héroe, y la película prácticamente no habría sufrido alteraciones. Se intuye, si se conocen los cómics, qué es lo que Del Toro nos ha querido mostrar, pero no acierta plenamente en la forma de plasmarlo.
Los actores que repiten ( casi todos ), siguen manteniendo el mismo nivel interpretativo de la primera parte, y los nuevos, por lo general, hacen bastante buen papel.
En definitiva, película de acción entretenida, pero que, después del buen resultado obtenido con la primera parte, decepciona en esta segunda a la hora de mantener el espíritu que transmitía su antecesora.
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