Las críticas de Laura Zurita:
Flow, un mundo que salvar
El mundo parece llegar a su fin, repleto de los vestigios de una presencia humana. Gato es un animal solitario, pero cuando su hogar es devastado por una gran inundación, encuentra refugio en un barco poblado por varias especies, y tendrá que formar equipo con ellas a pesar de sus diferencias. En el solitario barco que navega por místicos paisajes desbordados, sortean los retos y peligros de adaptarse a este nuevo mundo.
Flow, un mundo que salvar está dirigida por Gints Zilbalodis, y es una película de animación sin diálogos. La película se estrena el España el 24 de enero de 2025 de la mano de Adso Films.
Una película de bajo presupuesto y altísima calidad
Flow, un mundo que salvar ha sido una de las sorpresas de la temporada de premios. La película, proveniente del pequeño y desconocido país de Letonia, ha sido realizada con un presupuesto muy modesto y utilizando software libre como Blender. Sin embargo, esta producción compite con películas de presupuestos de 10 a 15 veces mayores en grandes festivales y por los más importantes premios, incluso rivalizando en igualdad de condiciones con películas de acción real.
Y es que Flow, un mundo que salvar es sencillamente maravillosa. Narra sin diálogos la historia de un gato cuya vida se ve trastornada por una inundación catastrófica. Para sobrevivir, emprenderá un viaje junto a otros animales hacia un futuro incierto, en un mundo inundado.
El agua es central en Flow, un mundo que salvar. Las primeras imágenes nos muestran al gato reflejándose en un lago cristalino. Luego, lo vemos vagar por un bosque nevado, compartiendo el espacio con otros animales, cada uno moviéndose de manera característica de su especie. El gato también tiene un hogar, un lugar seguro donde refugiarse, al menos hasta que la inundación lo cambia todo. El mundo ha sido claramente poblado por humanos, hay casas, esculturas, ciudades y palacios, pero no vemos a los humanos por ninguna parte, por lo que puede intuirse que los humanos han desaparecido. Por lo demás, el mundo es hermoso y lleno de vida, retratado con un primor y cuidado por los detalles que enamora desde los primeros momentos. El de Flow, un mundo que salvar es un mundo a la vez realista e idealizado, y el espectador, al no estar distraído por los diálogos, puede disfrutarlo en todos sus detalles.
Flow, un mundo que salvar cuenta su historia sin diálogos, es cine puro y muestra las cosas sin contarlas, gracias al uso de las imágenes. La ausencia de diálogos no implica que la película sea muda; el diseño de sonido es extraordinario e importante. Los animales no hablan como personas, pero emiten sonidos propios de su especie, o al menos algo parecido. Los animales tienen voz, el mundo tiene voz, y la banda sonora se entrelaza con la animación, creando una experiencia estética única.
Los animales son los protagonistas de Flow, un mundo que salvar, y cada animal tiene una personalidad distintiva y puede representar un tipo de emoción. El gato es independiente y algo desconfiado. La ballena, protectora y dadora de vida. La capibara es el personaje que cohesiona al grupo, sin hacer mucho alboroto. El lemur (aquí puedes especificar el nombre del animal) representa la avaricia, preocupándose por sus posesiones incluso en momentos críticos. Los perros, inicialmente peligrosos, simbolizan el trabajo en equipo.
La magia de la animación
La animación funciona casi siempre a la perfección en Flow, un mundo que salvar. En algunos planos muy cerrados, el pelaje de los animales pierde un poco de consistencia y cuerpo, pero en general el efecto es técnicamente impecable y estéticamente soberbio. Los colores, las texturas y la materialidad de los objetos están finamente logrados en una animación 2D extraordinariamente hermosa. Los animales se mueven con gracia, pero también con gran realismo, se nota su fuerza y peso, de una manera que resultará familiar a cualquiera que haya observado animales. Los animales se mueven con gracia y peso, y los objetos reaccionan como si tuvieran corporeidad. Los fondos tienen una belleza y una riqueza de detalle que demuestran la gran cantidad de trabajo invertido en la creación de este mundo. La paleta de colores durante el día es rica y cálida. El mundo, a pesar de las catástrofes, siempre aparece hermoso y lleno de vida.
Flow, un mundo que salvar es cine de autor, con un director que ha creado, además, tanto la historia como la dirección artística. Hay múltiples lecturas posibles de la película, desde la historia literal hasta una alegoría en la que los animales emprenden un viaje espiritual y psicológico. La interpretación puede variar según nuestra perspectiva, y todas ellas tienen sentido. Los animales aprenden a fluir y experimentan un viaje de aprendizaje. El gato evoluciona desde la comodidad de su situación inicial, viéndose obligado a salir de su zona de confort. La película tiene una narrativa enigmática y misteriosa, con un carácter mixto entre el realismo y la fantasía. Los animales, la mayor parte del tiempo, se comportan como tales, pero a veces sus acciones tienen un propósito más humano. Esto no resulta molesto, pues estamos ante un cuento y a los cuentos no se les exige un realismo estricto. Flow, un mundo por salvar tiene una lógica que recuerda a la de los sueños o las leyendas, y se abre a metáforas, imágenes y símiles, lo que le confiere un carácter mágico.
Flow, un mundo por salvar puede verse como una obra llena de significados ocultos y metáforas, pero también, y esto es en mi opinión más atrayente, como una obra enigmática que invita a dejarse llevar por su lógica interna y que está abierta a todo tipo de interpretaciones.
En resumen, Flow, un mundo que salvar es una joya de la animación independiente que nos sumerge en un mundo onírico y lleno de simbolismo. Su belleza visual, su banda sonora envolvente y su narrativa poética la convierten en una experiencia cinematográfica mágica e inolvidable.
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Flow, un mundo que salvar
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