Las críticas de Laura Zurita:
La bestia en la jungla
Basada en la icónica obra de Henry James, esta adaptación transporta a los espectadores a un vertiginoso viaje a lo largo de 25 años, desde 1979 hasta 2004, en un colosal club nocturno. Allí, un enigmático hombre y una enigmática mujer observan y aguardan un evento misterioso. A medida que la música evoluciona desde la disco hasta la tecno, se convierte en la banda sonora de esta cautivadora crónica sobre una obsesión que desafía el tiempo y el espacio. Patric Chiha traslada a la pareja de la historia corta de Henry James al club, y contrasta su espera fatal con la sensación última de estar en el momento presente y el deseo hedonista de los bailarines de disolver el tiempo en coreografías eternas.
La bestia en la jungla está dirigida por Patric Chiha, e intepretada por Anaïs Demoustier, Tom Mercier, Béatrice Dalle, Martin Vischer, Sophie Demeyer, Pedro Cabanas, Mara Taquin, Bachir Tlili, Maxi Delmelle y Harpo Guit. La película se estrena el 8 de marzo de 2024 de la mano de Surtsey Films.
Los círculos del infierno en los sótanos de la ciudad
La bestia en la jungla se basa en la obra homónima de Henry James, escrita en 1903. Esta novela es considerada una de las mejores obras del autor. A pesar de tener más de un siglo, el relato aborda temas que continúan siendo relevantes, como el miedo al tiempo, el compromiso y, en cierto modo, el temor a la propia vida.
En el relato, John Marcher se reencuentra con May Bartram y le revela su oscuro secreto: cree que su vida está destinada a un evento catastrófico. May decide invertir su herencia en una casa en Londres para acompañarlo, mientras él, sumido en el fatalismo, la excluye emocionalmente. Es un relato desgarrador sobre el paso del tiempo y la soledad, donde el gran tema es cómo John desperdicia su vida esperando el momento crucial.
Patric Chiha adapta la novela al mundo contemporáneo con gran acierto, transformando el romanticismo encorsetado del siglo XX en el ambiente decadente de una discoteca, un lugar especial y enorme. La discoteca, un mundo aparte donde los bailarines se entregan al momento, se convierte en el escenario principal de La bestia en la jungla, y Chiha elige este entorno debido a la sensación de intemporalidad que transmiten los clubes nocturnos, así como a la ligera sensación de irrealidad y depresión que se experimenta al salir de ellos.
La pareja protagonista se encuentra en la discoteca, esperando que algo suceda mientras sus vidas pasan. Chiha captura los cuerpos sensuales y hermosos en una danza interminable. Pese a que los bailarines parecen envueltos en una atmósfera orgiástica que a veces roza el desenfreno, no hay mucha alegría en La bestia en la jungla y las imágenes evocan los círculos del infierno de Dante, donde los individuos se retuercen y entrecruzan arrastrados en flujos sobre los que no parecen tener control. La cuidada estética de La bestia en la jungla a veces parece tener como una fuente de inspiración la de Gaspar Noé en Climax o Vortex, con una sensualidad vertiginosa, oscura e inquietante. No obstante, el mundo de La bestia en la jungla tiene entidad propia, una personalidad palpitante y desesperada.
En La bestia en la jungla El tiempo avanza desde la música disco de los 70 hasta el siglo XXI. Aunque la vida transcurre fuera de la discoteca, dentro hay una noche perpetua y engañosa, donde los cumpleaños se suceden en un enorme vacío vital. Desde el punto de vista estético, la película es impresionante y se recomienda verla en la gran pantalla. La fotografía acaricia los cuerpos en una estética casi tridimensional, exaltando la belleza de May (Anaïs Demoustier), mientras que el personaje, en cambio, parece perder entidad y luz en sus planos con John (Tom Mercier).
La música es uno de los elementos centrales de La bestia en la jungla, que define el paso del tiempo, al ir cambiando los temas que se tocan en la discoteca, junto con el aspecto de los personajes. La música, junto con las imágenes, es absorbente e hipnótica, y en ocasiones nos sentimos doblemente espectadores, mirando un escenario dentro de una película.
Pareja inmóvil en su entorno
Mientras tanto, en La bestia en la jungla, la pareja protagonista sigue inmóvil en su entorno. Mientras hay algunos signos del paso del tiempo en la vida de May, que cambia algo de aspecto, recibimos referencias de sucesos en su vida fuera de la discoteca, aunque ella parece cada vez más distante de ella. Pero John aparece hierático y distante, con una ropa seria, totalmente impropia del lugar en el que está. Esto, como todo lo demás en John, cambia poco con el paso de la vida.
Como una metáfora de su actitud en la vida, May baila a menudo con entrega e intensidad, mientras John mira, casi siempre desde fuera. Al igual que la novela original, La bestia en la jungla da lugar a la reflexión sobre el sentido de la vida y cómo nos relacionamos con ella. La vida de John transcurre mientras él espera otros planes. La interpretación de Tom Mercier, hermética y desesperanzada, hace que lo sintamos distante, distante de May, distante de todo. De hecho, a la pareja se los retrata muy a menudo con mucha distancia entre ellos, y durante sus diálogos apenas se miran. Es una relación en cierto modo paradójica, porque cuanto más progresa, más improbable parece que llegue a ninguna parte.
La bestia en la jungla es una película hipnótica y sensual, con un espléndido fotografía y una banda sonora entrelazada con imágenes de danzas interminables y orgiásticas. Visualmente densa, intensa y desesperanzada, recomendamos su visionado en la gran pantalla.
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La bestia en la jungla
