Las críticas de Óscar M.:
Cazafantasmas: Imperio helado
En Cazafantasmas: Imperio helado, la familia Spengler regresa al lugar donde empezó todo -el icónico parque de bomberos de Nueva York- cuando el descubrimiento de un antiguo artefacto desata una fuerza maligna, los nuevos y los viejos Cazafantasmas deben unir sus fuerzas para proteger su hogar y salvar al mundo de una segunda Edad de Hielo.
La secuela está dirigida por Gil Kennan y protagonizada por Paul Rudd, Carrie Coon, Finn Wolfhard, McKenna Grace, Logan Kim, Ernie Hudson y Dan Aykroyd. Cazafantasmas: Imperio helado se estrena el 22 de marzo exclusivamente en cines de la mano de Sony Pictures.
Continuar el éxito
Superada la fase nostálgica y melancólica que asoló el planeta tras la pandemia del Covid y de la que Cazafantasmas: Más allá era un ejemplo claro y perfecto del sentimiento global, su secuela llega a los cines tres años después con la intención de mantener el éxito cosechado y desarrollar a los nuevos personajes mientras mantiene activos los vínculos con la saga original.
Cazafantasmas: Imperio helado presenta una secuela donde ha transcurrido el mismo tiempo que en la realidad y, por suerte, no juega a mantener la misma dinámica de personajes que en la entrega de 2021. Gracias a esto es una secuela más orgánica, con cierta evolución y cuyo cambio de escenario (volver al Nueva York de la película original) le sienta muy bien, aunque la historia recuerde vagamente a Cazafantasmas 2.
La realidad es que, llegados a este punto de la saga y con todo el historial de secuelas y la serie de animación previas, la saga Cazafantasmas bordea el precipicio de convertirse en una saga de películas con «el monstruo de la semana» (término empleado en los episodios autoconclusivos de Expediente X, que no seguían el arco argumental general de la temporada). El villano de esta ocasión se queda algo corto, aunque la nueva Gozer tampoco hizo mucho más que sentarse y mirarse las uñas, este enemigo tiene aún menos peso que el anterior.
Explorar un terreno ya conocido
Si en Más allá teníamos la revisitación y actualización del guión de Los cazafantasmas, Cazafantasmas: Imperio helado hace lo propio con el de Cazafantasmas 2, aunque incluyendo innumerables mejoras, aprovechando el aprendizaje que da el tiempo y evitando los puntos negros de aquella secuela. Precisamente, cuando la película entra en el terreno de las comprensibles y necesarias explicaciones es cuando más resbaladizo se vuelve el hielo sobre el que se sustenta.
Se podría incluso recurrir a establecer ciertos paralelismos y similitudes entre los fantasmas protagonistas de ambas secuelas, pero no hay ninguna de necesidad de ensañarse con una película que, claramente, intenta seguir adelante con la historia previa, trata con cariño a sus personajes y se esfuerza en ofrecer una aventura más actual, más grande y entretenida al espectador.
Cazafantasmas: Imperio helado es consciente de sus limitaciones y decide apostar por los puntos fuertes que le funcionaron a la anterior película hace tres años, por ello mantiene sus vínculos entre personajes activos, continúa potenciando la recuperación de los personajes clásicos durante todo el argumento y tirando un poco de la nostalgia con ciertos lugares y algunos de sus fantasmagóricos habitantes. Tiene a su favor que no abusa en exceso de estos recursos y que su uso está muy bien integrado en la historia general.
McKenna Grace y la falta de humor
Si algo llamaba la atención de Cazafantasmas: Más allá y la hacía cómoda y ágil de ver (incluso en las revisiones) era su humor para todos los niveles de espectadores. Tenía chistes internos a los seguidores de la saga, bromas para los que acababan de llegar y hasta guiños cinéfilos. Su secuela, Cazafantasmas: Imperio helado, intenta mantener este tipo de humor con desigual resultado, acierta la mayoría de las veces, pero en otras ocasiones se queda en bromas sin gracia, como si el golpe final estuviera poco trabajado o que hayan centrado la mayoría de golpes cómicos en el personaje de Kumail Nanjiani cuando ya la trama está demasiado avanzada.
Otra de las bases de la anterior película era McKenna Grace, quien nos encandiló y hacía brillar cada vez que aparecía en plano, pero en esta ocasión el paso a la adolescencia genera más hastío que empatía en el espectador. Aunque no llega al nivel insufrible que provocan otros adolescentes del cine, su personaje está en un terreno pantanoso donde puede generar mucha animadversión por ser el centro y motor de la trama.
Uno de los mayores lastres que arrastra la secuela es el conglomerado de personajes que tiene. Mantener a los personajes de la nueva generación y a los viejos, al mismo tiempo que añade nuevas incorporaciones (Kumail Nanjiani y Emily Alyn Lind) es un juego muy complicado. Los más perjudicados son los personajes de Más allá, que se ven relegados a secundarios con frase para que la historia de Grace y Nanjiani pueda destacar.
A pesar de estos resbalones, la quinta parte de la saga Cazafantasmas (me niego a actuar como si la secuela de 2016 no hubiera existido) es una película estable y con una buena base para seguir adelante. Quizás abusa demasiado de las escenas-espejo de entregas anteriores, pero lo hace con un buen motivo y consiguiendo el objetivo propuesto de no olvidar a la audiencia que sobrepasa los cuarenta, que serán quienes llenen las salas y adquieran la película en formato doméstico posteriormente.
Cazafantasmas: Imperio helado puede darse por satisfecha y salir triunfante a pesar de la losa de llevar cuatro películas a sus espaldas. Su guión (presuntamente descongelado desde 1989) aguanta bien el tipo en 2024, aunque esperemos que no se convierta en el patrón para futuras secuelas de la saga y apuesten más por el estilo nostálgico de la entrega previa.
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Cazafantasmas: Imperio helado
