Las críticas de Daniel Farriol en Terror Molins 2021:
The Pond
The Pond es un filme de terror serbio dirigido por Petar Pasic (Of Bugs And Heroes, We Are Not Angels 3: Rock & Roll Strike Back) con guion escrito por Stefan Andrejic, adaptando una historia de Dusan Bulic. La sinopsis nos presenta a un profesor de antropología del que no conocemos su nombre que fue expulsado tiempo atrás de la Universidad por afirmar estar en el umbral de un descubrimiento apocalíptico. Él sigue con su trabajo de investigación y parece que alguien o algo todavía está interesado en su hallazgo. Está interpretada por Marco Canadea, Paul Leonard Murray, Leslie Soo y Aleksandar Papajic. La película se ha estrenado en España en Filmin dentro de la programación del Terror Molins 2021.
El infierno está en nosotros
The Pond es una propuesta de género tan extraña e ininteligible que puede ahuyentar a muchos espectadores. Su mezcla de folk horror, cine apocalíptico y trama conspiranoica acaba seduciendo más por su forma y estilo visual que por el confuso desarrollo dramático que tiene el guion. El director serbio Petar Pasic se sirve del simbolismo asociado al cristianismo y a la mitología eslava para recrear un universo pesadillesco y onírico con imágenes verdaderamente alucinantes e impactantes. Es una pena que no concrete más sus intenciones y su cuento perverso a veces parezca el ensayo filosófico de un embaucador.
La historia nos presenta a un profesor de antropología que ha sido expulsado por sus tesis apocalípticas de la Universidad en la que trabajaba. No conocemos su nombre ni tampoco entenderemos demasiado el sentido de sus investigaciones. Él seguirá trabajando desde el interior de una caravana que hay en una isla aislada que se comunica por barca con la casa donde vive junto a su hija y su pareja, una ex-alumna. Los personajes se definen con trazos específicos que no profundizan en la personalidad de cada uno, son más una especie de anagrama en sí mismos con los que director y guionista pretenden transmitir un discurso enrevesado. Entre la poca información que nos conceden descubriremos que la esposa murió y que las averiguaciones del profesor están encaminadas a demostrar a que el infierno está en nosotros y que solo percibimos una ínfima parte de lo que en realidad nos rodea.
El folk horror de ‘The Pond’
Con esos mimbres iniciales The Pond es una obra surrealista que pendula en círculos sobre la construcción de una atmósfera desasosegante con representaciones más o menos acertadas sobre «La Divina Comedia» o de los conceptos cosmológicos asociados a la mitología eslava. De ahí esas referencias a un árbol en mitad de la isla que suele simbolizar el lugar dónde crece el centro del universo (cielo, dioses, hombres y reino de los muertos) o esas aparentemente absurdas idas y venidas en barca por el lago que en las leyendas estarían relacionadas con el tránsito entre la vida y la muerte. Hasta hay una especie de Caronte, un barquero mudo que suele dormirse mientras transporta al profesor de una orilla a otra.
En la isla también tenemos otros personajes singulares como el hombre enmascarado, las dos niñas o el jugador de ajedrez filósofo adicto a los caramelos. Eso nos trae a la memoria las fabulosas imágenes que el pintor Albertus Pictor inspiró a Ingmar Bergman en El séptimo sello (1957) en las que un caballero cruzado jugaba una partida con la Muerte en una playa, aunque en realidad estéticamente la película está mucho más cercana a incursiones en el folk horror recientes como Kill List (Ben Wheatley, 2011) o El tercer día (Dennis Kelly y Felix Barrett, 2020). Pero todas esas referencias e influencias le vienen grandes a Petar Pasic que no sabe como ensamblarlas dentro de una historia coherente. Más allá del impacto visual de algunas escenas y de su inquietante iconografía escénica, la película tiene un ritmo excesivamente apesadumbrado, unas interpretaciones que rayan el amateurismo y deja demasiados cabos sueltos por el camino a la libre interpretación del espectador.
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