Las críticas de Daniel Farriol:
Legado de sangre
Legado de sangre (Transfusion) es un thriller australiano que está escrito y dirigido por Matt Nable. La historia sigue a un ex agente de las Fuerzas Especiales que se mete en el inframundo criminal para evitar que los servicios sociales le quiten a su único hijo cuando éste se mete en problemas con la justicia. Está protagonizada por Sam Worthington (Breathe, Avatar: El sentido del agua), Matt Nable (Poker Face, The Sounds), Phoebe Tonkin (Kid Snow, Night Shift), Edward Carmody, Susie Porter, Jeremy Lindsay Taylor, Damien Strouthos y Sam Cotton. La película se ha estrenado en España a través de Movistar+ y otras plataformas, el día 3 de Junio de 2023.
Entre el drama familiar y el thriller criminal
Legado de sangre (Transfusion) es un thriller que está plagado de tópicos en el desarrollo de su argumento, pero que, sin embargo, intenta profundizar más de lo habitual en el aspecto psicológico de sus personajes a través de los traumas del pasado que aceleran la toma de decisiones para salvaguardar a los nuestros en el presente. La historia sigue a Ryan Logan (Sam Worthington), un ex agente de las Fuerzas Especiales que padece estrés postraumático y que intenta adaptarse a una vida normal mientras cuida de su hijo, Billy (Gilbert Bradman, con 8 años/ Edward Carmody, con 16 años), en especial, cuando ambos deban superar la trágica muerte de Justine (Phoebe Tonkin) que perece en un accidente de coche provocado por un conductor borracho.
La película no logra siempre el equilibrio necesario entre drama familiar e intriga criminal. De ese modo, se podría decir, que en ella conviven dos historias casi de manera independiente que funcionan en paralelo según los respectivos puntos de vista de padre e hijo. Cada uno de ellos lleva como puede el peso del duelo, algo que ha acrecentado una falta de comunicación en la que apenas puede reconocerse la buena relación que tenían cuando Billy era pequeño e iban a cazar juntos.
Los primeros 20 minutos del filme podrían haberse recortado en la sala de montaje, todos los momentos previos al accidente solo sirven para hacernos entender la buena relación familiar que tenían los tres juntos, pero no cuentan nada que no pudiera dejarse entrever mediante un diálogo o un flashback posterior. De ese modo, la tragedia marcará un antes y un después en el devenir de los personajes y, también, en la propia historia que cuenta la película que será zarandeada hacia adelante mediante una elipsis de 8 años.
El pasado siempre vuelve
El drama familiar incorpora elementos de coming of age al acercarnos a Billy para verlo convertido en un inadaptado social que sigue traumatizado por la muerte de su madre y en el que aún se evidencian las secuelas físicas del accidente de coche con la forma de una cicatriz que cubre su rostro. El chico no encuentra su camino y acaba metiéndose en problemas con la justicia para hallar el reconocimiento social de sus compañeros de escuela. Su padre, un ex héroe militar, intentará no perder su custodia mientras se esfuerza en conservar trabajos eventuales que pondrán a prueba su paciencia, no está acostumbrado a lidiar con la mala baba ni las faltas de respeto de la gente. La aparición de un viejo amigo del ejército, Johnny (Matt Nable), desencadenará una serie de peligrosas acciones que conducirán a padre e hijo a reconciliarse a través de un vínculo de sangre.
Legado de sangre (Transfusion) utiliza algunos lugares comunes del thriller criminal en el que un hombre bueno se ve abocado al submundo de la violencia entre bandas en donde «el último golpe» siempre acaba siendo el más arriesgado. La destreza de Billy como francotirador salvará la vida de su amigo Johnny durante un tiroteo, pero ya desde la primera aparición del personaje sabremos que explotará un conflicto irreconciliable entre los viejos compañeros. Precisamente, el actor que lo interpreta es Matt Nable, el propio guionista y director de la película, que decide reservarse para sí el rol más gratificante y de mayor ambigüedad moral, aunque queden en el aire algunas de las motivaciones que le llevan a actuar de una manera tan errática durante la conclusión del filme.
Un discurso ambiguo sobre la valentía masculina
Legado de sangre (Transfusion) es finalmente un estimable thriller de Serie B que no sorprende, pero tampoco molesta. La parte de drama y la parte acción alinean su progresión argumental para conformar un mismo discurso sobre la necesidad de afrontar la vida con valentía, tanto cuando las cosas van bien como cuando se tuercen. Nos habla de que la única manera de sobrevivir al miedo es trabajando en equipo (junto a tus compañeros de batallón) o con la gente que te quiere (la familia) aunque de esa moraleja también se desprende cierto tufillo discursivo acerca del legado de una mal entendida masculinidad.
La película se mueve entonces a través de la pesadumbre atmosférica que se respira en los filmes de James Gray, pero acomodada a una puesta en escena más propia de un telefilme de sobremesa, a lo que suma toda la testosterona que rezuma cualquiera de las venganzas perpetradas en la saga Taken. Legado de sangre (Transfusion) es moderadamente entretenida, cuenta con un reparto comprometido donde destaca el duelo entre Sam Worthington y Matt Nable, e intenta transmitir emociones que van más allá de lo que suele proponerse en el cine de acción contemporáneo. No siempre lo consigue, pero se agradece el intento.
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Legado de sangre (Transfusion)
