Las críticas de Daniel Farriol:
Cliff Walkers (Impasse)
Cliff Walkers (Impasse) es un thriller chino de espionaje que está escrito y dirigido por Zhang Yimou (La linterna roja, Amor bajo el espino blanco) adaptando una historia de Yongxian Quan (Xuan Ya). La trama nos sitúa en los años 30, cuando cuatro agentes especiales del Partido Comunista regresan a China después de recibir entrenamiento en la Unión Soviética. Juntos, se embarcan en una misión secreta, pero, tras ser entregados por un traidor, las vidas de los espías se verán amenazadas y no será fácil finalizar la misión.
Está protagonizada por Yu Hewei (Héroe en dos mundos, San guo), Zhang Yi (Un segundo, La furia de la montaña), Liu Haocun (Si hai, Un segundo), Qin Hailu (Rising Lady, Love and Lost), Zhu Yawen (La batalla del lago Changjin, 13 Hongs), Lei Jiayin, Li Naiwen, Zhou Xiaofan, Yu Ailei y Ni Dahong. La película se presentó en España en el Festival de Sitges 2021. Su estreno en salas comerciales nos ha llegado de la mano de Caramel Films el día 18 de Noviembre de 2022.
Una película de espías a la vieja usanza
El bueno de Zhang Yimou se encuentra en plena forma a sus 72 años como demuestra el que lleve filmados cuatro largometrajes en los últimos dos años y pico. De todos ellos, hasta ahora, en España solo se había estrenado Un segundo (One Second) (2020), una hermosa fábula dramática acerca de la amistad y de la pasión por el cine que inauguró el Festival de San Sebastián de 2021. Aún pendientes de estreno sus dos trabajos más recientes, el drama criminal Under the Light (2022) y el filme bélico Sharpshooter (2022), que ha co dirigido con Zhang Mo, al fin, llega a nuestras pantallas, tras su presentación estatal en el Festival de Sitges 2021, la grandiosa Cliff Walkers (Impasse).
Se trata de un vertiginoso thriller de espías realizado a la vieja usanza que está ambientado en el año 1931, durante la invasión japonesa a Manchuria, una situación que se prolongaría hasta la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. En esa zona se crearon campos de concentración mantenidos en secreto a lo largo del Noreste de China donde el ejército japonés cometió crímenes atroces. Según reza un rótulo al inicio de la propia película: «Esta historia tiene lugar en esas tierras torturadas».
Y es ahí donde comienza la película mediante una cámara cenital que sobrevuela la imagen de un bosque sobre el que cae la nieve. Inmediatamente después veremos a cuatro paracaidistas chinos que descienden a ese lugar para iniciar su peligrosa misión. Son dos hombres y dos mujeres que han sido entrenados como espías en territorios de la Unión Soviética con el objetivo de llegar hasta la población de Harbin donde deberán establecer contacto con un testigo que puede corroborar la existencia de esos campos de exterminio y sacarlo del país para que pueda contárselo a la comunidad internacional.
Una primera hora magistral
Cliff Walkers es una película manufacturada de forma elegante y con un prodigioso dominio del tempo narrativo. La primera hora es absolutamente magistral y está compuesta, sin solución de continuidad, por cuatro set pieces de 15 minutos cada una que muestran el inicio de la misión casi sin dejar respirar al espectador. El primer fragmento sucede en el bosque nevado cuando las dos parejas se separan para diversificar la atención de sus perseguidores y tienen un encuentro inicialmente amistoso que deviene en un enfrentamiento con personas infiltradas que les quieren dar caza.
El segundo fragmento acontece en el interior de un tren, al igual que ocurría en la película coreana El imperio de las sombras (Kim Jee-woon, 2016) con la que esta podría emparentarse fácilmente en un programa doble sin desperdicio para los amantes del cine de espías. Zhang Yimou maneja el suspense como si fuera una coreografía de ballet en la que sus personajes realizan movimientos milimétricos que dan lugar a una antológica secuencia hitchcockiana que integra altas dosis de acción.
Tanto el tercer como el cuarto fragmento imaginario de este primer tramo de película están llenos de persecuciones por las calles nevadas de la ciudad con diversos engaños relacionados con un libro que los espías emplean como código para comunicarse sin ser detectados. En la exquisitez de las imágenes filmadas por el director de fotografía Zhao Xiaoding también hay cabida para la crudeza de salvajes torturas que los japoneses infringen a sus prisioneros. Tal vez, la segunda hora de película sea más irregular o que nos acabe enredando en una maraña confusa llena de traiciones. Hay espías que juegan a un doble o triple juego, así que es necesario que el espectador se mantenga siempre alerta para no perderse nada por el camino.
Clasicismo, lírica y emoción
Cliff Walkers posee un clasicismo exacerbado que nos seduce con cada uno de sus planos casi siempre gobernados por una sempiterna tormenta de nieve. La trama de espionaje irá desgranando elementos que nos recordarán a los clásicos setenteros ambientados en la Guerra Fría, pero a través de una lírica insospechada en el género que luce fascinante en cuanto al aspecto visual. Es un espectáculo de primer orden con un reparto de grandes nombres, no hay que olvidar que la película fue un auténtico exitazo de taquilla en su país de origen, un filme que combina con pericia las escenas de acción con la pura emoción (los niños vagabundos, el sacrificio que realiza alguno de los espías…). El director vuelve a efectuar un nuevo homenaje al séptimo arte cuando planifica como punto de encuentro de los espías un cine donde se proyecta La quimera del oro (Charles Chaplin, 1925).
Cliff Walkers es un apasionante juego de perspicacias y audacias que nos regala dos horas de entretenimiento, intriga y pasión, con imágenes espectaculares hechas para la gran pantalla y que no deberías perderte.
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Cliff Walkers
