Las críticas de Laura Zurita:
El comensal
Adaptación de la novela homónima autobiográfica de Gabriela Ybarra que narra las secuelas que supuso para su familia el asesinato a manos de ETA de su abuelo paterno, el empresario y político Javier de Ybarra, en el verano de 1977.
Iciar y Fernando son jóvenes. Los dos atraviesan la experiencia más traumática de sus breves vidas: la pérdida de uno de los progenitores. Pero Fernando e Iciar no pueden compartir el dolor ni las estrategias para manejarlo. Viven en tiempos distintos. Fernando en 1977 en Bilbao se enfrenta al secuestro de su padre por parte de ETA. Iciar en 2011 en Navarra afronta el cáncer fulminante de su madre Adela. A partir de esta inesperada pérdida, Iciar toma conciencia del trágico secuestro y asesinato de su abuelo, al que nunca conoció, a manos de ETA en 1977.
El comensal está dirigida por Ángeles González Sinde, y protagonizada por Ginés García Millán (Isabel), Susana Abaitua (Loco por ella) y Adriana Ozores. La película se estrena en España el 20 de mayo de 2022 de la mano de A Contracorriente Films.
Romper el silencio
La película empieza mostrando dos historias separadas: Por un lado, una familia que tiene que enfrentarse con un tratamiento de cáncer. Por la otra, un empresario es secuestrado por ETA en los años del plomo. La relación entre ambos hechos se aclarará a lo largo de la película.
El comensal se encuadra en una corriente de películas que tratan dramas íntimos relacionados con el terrorismo de ETA. En ellas se muestra que las tragedias ocasionadas no se trataban solamente de la violenta puesta en escena de los asesinatos, sino que cada uno de ellos llevaba también consigo dolorosos dramas familiares, y con ello personas que vieron su vida marcada, e incluso truncada, por los crímenes. Como excelentes ejemplos tenemos la película Maixabel de Icíar Bollarín (2020) y la serie Patria (2020).
Estas obras son muy valiosas por ser testimonio de una parte de la historia de España, y porque rompen el muro de silencio y tolerancia, rayana en la complicidad, que acompañaban a las muertes, las extorsiones y los secuestros. Dicho silencio y pasividad se muestran en algunas escenas claves de la película, como un banco que niega un préstamo, o unos padres que piden a sus hijos de muy corta edad que ignoren a una de sus compañeras de clase.
Tragedias en dos tiempos
La estructura de El comensal es interesante, al contar en paralelo la historia de dos jóvenes que sufren por pérdidas, y manejar con habilidad las dos tramas en dos tiempos distintos, pero hecho de con claridad, de tal manera que el espectador siempre sabe en qué historia está.
Por desgracia, un argumento tan potente y con tantas posibilidades no ha sido llevado a la escena de una manera afortunada. Se nota que González Sinde está muy comprometida con el relato, y simpatiza fuertemente con sus personajes, pero su dirección es plana y deslucida, algo que no es característico de ella.
El trío protagonista defiende bien sus papeles, pero no todos los actores secundarios están a la altura. La razón puede ser un mal trabajo de reparto, o una inadecuada dirección de actores, pero el resultado es que escenas que debían ser cruciales carecen de pulso, y algunos diálogos, aunque bien escritos, suenan algo acartonados.
Lo más interesante de la película es la relación entre Iciar (Susana Abaitua) y Fernado (Ginés García Millán), en la que, como en tantas relaciones paternofiliales, se mezclan el cariño, las preguntas y la rebeldía. La figura de Fernando es especialmente compleja y rica en matices, una persona fuerte y contenida, que lleva con entereza los sinsabores sufridos a lo largo de la vida, en la que la pena es una marea profunda, subterránea, pero no por ello menos sentida. La catarsis, al llegar, será al mismo tiempo rugiente y liberadora, en una escena que, esa sí, llega al corazón.
En resumen, El comensal es una película importante porque lleva a reflexiones necesarias, pero que no ha aprovechado el potencial de la historia y resulta deslucida e insípida.
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El comensal
