Crítica de ‘Vigilados (The Rental)’: Mira bien donde te alojas

Dos parejas de amigos alquilan una casa de vacaciones para una escapada de fin de semana, pero cuando comienzan a sospechar que el anfitrión puede estar espiando, lo que debería haber sido un viaje de celebración se convierte en algo mucho más siniestro. Es entonces cuando su amistad se pondrá a prueba sacando a la luz sus secretos más ocultos mientras luchan por sobrevivir.

Tras ver la película a más de uno le entrará la paranoia del propio director sobre el concepto de hogar compartido, y aunque tiene cierta inspiración en películas como El Resplandor, Martha Marcy May Marlene o Hereditary, consigue plasmar su propio sello de identidad gracias a un estilo de terror y suspense no basado en el susto sino más bien en la sensación de miedo que se va apoderando poco a poco de nosotros, aunque no falta la sangre y el toque de gore.

Si algo es de elogiar en una cinta de terror, es que nos deje cierto poso, algo sobre lo que pensar después de verla y que nos mantenga con el temor en el cuerpo durante un tiempo, y en este caso muchos tendrán recuerdos sobre lo que han hecho en las casas de alquiler por las que hayan pasado, y comenzarán a dudar sobre si podrían haber sido observados. En mi caso, a partir de ahora me pensaré dos veces donde me meto.

Otro punto de vista a una trama muy vista 

Lo que no se puede discutir es que la premisa está algo manida, pues el fin de semana de un grupo de amigos en una casa en el bosque o en un enclave remoto ha sido durante mucho tiempo un escenario propicio para el terror y las películas de invasión de hogares. Hay muchos casos de cintas brillantes con esa premisa, y también muchas películas del género que se han quedado por el camino no aportando prácticamente nada. Curiosamente, Vigilados es una cinta sencilla de suspense que se convierte en un completo thriller de terror según nos acercamos al final, consiguiendo entrar más en el género de culto que en la película palomitera para pasar el rato.

En su debut como director, Franco muestra una gran destreza en su encuadre de la acción, con un estilo bastante propio y un ritmo acertado de la acción. Aunque la película parece de inicio que no va a sorprender, Franco y Joe Swanberg consiguen un guion con algunos -no muchos- giros, e hilan perfectamente los acontecimientos orquestando inteligentemente cómo va a ser el final de la historia. Joe Swanberg está acostumbrado a trabajar con presupuestos bajos, por lo que es todo un artista a la hora de crear tramas básicas basadas en buenos diálogos con resultados efectistas.

Fotografía y música para atemorizarnos más 

La película refuerza la sensación de temor de sus protagonistas gracias a una buena dosis de niebla con una gran fotografía del director de fotografía Christian Sprenger, logrando crear una ambientación que se aprecie tensa, y con planos amplios para que sintamos la mirada de un acosador oculto, sin necesidad de saber donde está. La tensión es reforzada por una partitura sin estridencias de Danny Bensi y Saunder Jurriaans que, en el acto final, crea una atmósfera incómoda que nos hace estar tensos en el sofá.

Vigilados tampoco oculta que busca realizar una crítica a cierta generación confiada y acostumbrada a vivir alrededor de Apps, y en muchos casos trata de ignorantes a los millennials en el sentido de creer que se puede confiar en todo aquel que tenga un negocio digital. Aquí los protagonistas en todo momento confían en los extraños que alquilan sus hogares con la base poco fiable de ser gente responsable al estar detrás de una aplicación de reserva de casas, y por tanto poder depositar su dinero y confianza en ellos sin pensar que podrían acabar convirtiéndose en una amenaza. Está claro que detrás de las Apps hay gente de todo tipo, pero no se puede confiar a ciegas en quien podría usar para una doble finalidad las casas de alquiler.

Quienes lleguen a Vigilados buscando grandes dosis de sangre y terror, al estilo de los slasher de los 80, puede que terminen defraudados, pero la sensación permantente de saber que algo va a suceder, y el desarrollo final de la historia hace que bien merezca la pena su visionado. La película arranca con una historia sobre la dinámica de las relaciones y es cierto que acaba tornando en una violenta y brutal película de terror, pero hay que tener paciencia para que ese momento llegue. Quizá se llegue antes de lo esperado a ese climax gracias a otro acierto de la película como es su duración, de poco menos de 90 minutos, lo que provoca que en vez de deleitarse con el terror y el gore en su tramo final, intenten ir al grano gracias a la provocación y la ausencia de subtramas que nos despisten.

No se si dará para una franquicia o no, pero Dave Franco ha conseguido que quiera seguir viendo más historias como ésta y me alegraría ver un Vigila2 -si, no he podido resistirme al juego de palabras- para seguir sintiendo pavor pensando que el próximo que podría pasarlo mal en un airbnb podría ser yo mismo.