Las críticas de David Pérez «Davicine» en el 76 Festival de Locarno:
The Vanishing Soldier
Shlomi, un soldado israelí de dieciocho años, huye del campo de batalla de Gaza y se dirige a visitar a su novia en Tel Aviv solo para descubrir que la élite de las FDI está convencida de que fue secuestrado en la confusión de la guerra. The Vanishing Soldier es un viaje tragicómico, que tiene lugar durante un período de 24 horas en las calurosas y húmedas calles de Tel Aviv, pasando del terror a la esperanza, del romance a la pesadilla. Dirigida por Dani Rosenberg, y co-escrita por Rosenberg junto a Amir Kliger, está protagonizada por Ido Tako, Mika Reiss, Efrat Ben Zur, Tiki Dayan y Shmulik Cohen, entre otros. La película ha podido verse en la Sección Concorso internazionale del Locarno Film Festival 2023.
Historias más allá de la propia guerra
Graduado con honores de la Escuela de Cine Sam Spiegel en Jerusalén, la primera película de Dani Rosenberg, The Death of Cinema and my Father Too (2020), estuvo en la Selección Oficial del Festival de Cine de Cannes 2020 y ganó el Festival de Cine de Jerusalén. Sus premiados cortometrajes se han proyectado en los principales festivales internacionales de cine, y no ha parado de trabajar en todo tipo de formatos, estando detrás de la aclamada serie de televisión Milk & Honey, cocreando el documental Uri Zohar Khozer (2018) y, más recientemente, adaptando God of Vengeance para teatro.
Rosenberg regresa a las pantallas con su segundo largometraje, The Vanishing Soldier, en el que, como el mismo director dice, el choque entre el amor y la ley es también el choque entre la carrera sin aliento y la parálisis. Uno empuja al protagonista a desertar de la Gaza devastada por la guerra para ir a los brazos de su amada. El otro amenaza tanto su existencia como el mundo que lo rodea.
Cuando la guerra paraliza tu vida
Para quienes no conozcan demasiado la situación en Gaza, lo que sería cuanto menos extraño, se sorprenderán al ver como la mayoría de la población en Israel vive de forma normal a pesar de la constante violencia reportada en las noticias por la guerra que tienen justo al lado. Ese es el punto de partida de esta historia de supervivencia con la vida cotidiana en Tel Aviv de telón de fondo, una ciudad repleta de restaurantes saturados, turistas de compras o en la playa, y las alarmas de cohetes como aderezo sonoro.
Casi a modo de documental, The Vanishing Soldier muestra con gran tino todo el estrés y la tensión que vive el protagonista tanto por la guerra en la que participa como por sus relaciones con sus familiares y amigos, y todo a lo largo de una intensa jornada protagonizada por uno de esos jóvenes soldados que están metidos en una larga guerra y solo desean llevar una vida normal, cuya vida acaba siendo un auténtico thriller al huir de Gaza después de un ataque de los militantes de Hamás, y lo que podría haber quedado en una deserción acaba siendo una escalada aún mayor del conflicto en cuestión.
Su escapada no encaja para nada con lo que su propia madre sabe que sucede en esta guerra, y su desaparición da pie a elucubraciones que van desde su propia muerte hasta que ha sido secuestrado. Muchas posibilidades que aumentan la emoción de este thriller con mucho más mensaje del que podría parecer bajo una intensa capa de drama y una gran dosis de tensión.
Empatizando a pesar de la vida tan diferente
El soldado huido, Shlomi, está interpretado por Ido Tako, y es muy fácil empatizar con él, no solo por la fragilidad y el temor que manifiesta el actor en cada uno de sus actos mientras se emociona por ver a su amada, sino también por lo evidente que es que casi todos veríamos como opción salir de un conflicto armado en busca de un futuro mejor. Tako logra dar vida a un personaje aparentemente sencillo, un joven que quiere huir de la vida que lleva, y lo hace con una interpretación sólida, repleta de matices, con una mirada que marcará muchas escenas gracias a la desesperación que transmite por momentos.
Gran parte de la facilidad con la que se sigue esta historia es gracias a su protagonista, pero igual de importante es el impecable montaje realizado y el uso de una cámara que sigue al protagonista de forma cuidadosa con tomas largas y tensas mientras acompañamos al joven en su huida y en su búsqueda por una solución. Es cierto que el tipo de grabación se acerca por momentos al documental, pero el gran nivel de producción y la puesta en escena acerca The Vanishing Point al thriller más comercial que tanto atrae a los fans del género.
Laa combinación de thriller y drama es algo que funciona habitualmente bien, especialmente cuando hay suspense en la historia, pero sorprende, y resulta acertada, la incorporación de otros géneros como la comedia o la sátira, sobre todo al tratar un tema tan delicado pero que libera mucha tensión y hace que se siga con más interés el devenir de los acontecimientos.
En resumen, The Vanishing Point podría haber sido planteada como un thriller político explícito pero en vez de eso opta por ser un thriller con mensaje más subliminal, repleto de drama y con toques de comedia, donde hay tiempo para que reflexionemos sobre la situación que allí se vive, abordando muchos temas de manera inteligente mientras no nos da tregua en la tensión que transmiten las horas siguientes a decidir cambiar este joven el rumbo de su vida.
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The Vanishing Soldier
