Las críticas de Daniel Farriol:
El perdón
El perdón (Ballad of a White Cow) es un drama iraní dirigido por Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha (The Invincible Diplomacy of Mr Naderi) que también coescriben el guion junto a Mehrdad Kouroshniya (Bi Aban). La historia nos muestra a una mujer cuyo marido ha sido ejecutado por cometer un asesinato y debe cuidar sola de su hija minusválida. La familia de su antiguo cónyuge insiste en que debe casarse con su hermano y permanecer con ellos, pero ella prefiere mantenerse independiente, pese a sus problemas financieros. Con posterioridad descubrirá que la sentencia de muerte contra su esposo fue errónea y que el principal sospechoso es en realidad el único testigo que incriminó a su marido, por lo que iniciará un periplo por las instituciones para resarcir el nombre de su marido.
Está protagonizada por la propia Maryam Moghadam (The Legend of Love, Lea), junto a Alireza Sani Far (The Rain Falls Where it Will, Bridge of Sleep), Pouria Rahimi (Zalava, Rhino), Avin Poor Raoufi, Farid Ghobadi y Lili Farhadpour. La película se presentó internacionalmente en la Berlinale y en España dentro de la Sección Oficial de Seminci 2021. Se ha estrenado en salas comerciales en nuestro país de la mano de Surtsey Films el día 3 de Junio de 2022.
Con Farhadi en el retrovisor
El perdón (Ballad of a White Cow) es un trabajo tan interesante como a veces hermético que ha sido realizado por los cineastas iraníes Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha. Ya habían colaborado antes en un par de proyectos, realizando juntos el documental The Invincible Diplomacy of Mr Naderi (2017) que versaba sobre las relaciones políticas irreconciliables entre los Estados Unidos e Irán. En este trabajo de ficción parten de un conflicto moral muy potente que recuerda mucho a las historias que suele desarrollar Asghar Farhadi durante toda su filmografía, aunque aquí hay una visión de corte más feminista.
No es el único punto de conexión que encontraremos en esta película con el cine iraní actual donde está emergiendo una generación de cineastas que parece querer proponer el resurgimiento de la nueva ola que imperó en su cine en los años 60 y que tenía conexiones estilísticas con el neorrealismo italiano. También nos puede venir a la memoria fácilmente la majestuosa La vida de los demás (There Is No Evil) (Mohammad Rasoulof, 2020), con la que comparte un mismo discurso crítico en su posicionamiento contra la pena de muerte. Así pues, El perdón (Ballad of a White Cow) es un filme dramático muy reconocible en sus formas y en la reprobación que efectúa a los poderes teocráticos que manejan la sociedad iraní, aunque el resultado no sea tan sólido como los referentes antes citados.
Una mujer contra el sistema
El perdón (Ballad of a White Cow) parte de un planteamiento argumental arrollador que te atrapa en sus redes. La protagonista es Mina (Maryam Moghadam), una viuda que descubre que su marido ha sido ejecutado injustamente tras ser acusado por un crimen que perpetró el único testigo que lo inculpó. La necesidad de la mujer en resarcir el buen nombre de su marido y obtener una disculpa sincera por parte de las instituciones y funcionarios que cometieron tal injustificable error, se topa con la inoperancia de una burocracia corrupta que pone todo tipo de obstáculos para reconocer esa equivocación. El farragoso trayecto administrativo de la mujer se convierte en una forma de denunciar la ausencia de democracia real en el país y las dificultades que tienen las mujeres para hacer oír su voz.
Para complicarlo aún más, la mujer se topará sin saberlo con un hombre que fue quién firmó la orden de ejecución. Entre ambos surgirá una ambigua relación de sentimientos contradictorios en la que se masca la inevitable tragedia. Además, por otro lado, tenemos a la familia de su antiguo cónyuge que insiste a la mujer en que debe casarse con el hermano del fallecido, un tipo que no deja de acosarla en busca de mantener un tradicionalismo absurdo que coarta el desarrollo económico y emocional de las mujeres iraníes aún en la actualidad.
Dilemas éticos profundos
El tratamiento escénico que hacen los directores de ese recorrido institucional acaba siendo agotador por la innecesaria dilatación del tempo narrativo en muchas escenas. Tampoco acaba de funcionar demasiado un desenlace que inserta elementos oníricos y de fuerte carga metafórica en una trama que hasta entonces tenía un eminente cariz realista. El contraste desconcierta al espectador, tal vez, se debería haber apostado antes por la combinación de elementos surrealistas y cotidianos para hacer entendible ese final donde aparece la vaca del título original.
El perdón (Ballad of a White Cow) es una película de las consideradas»necesarias» por aglutinar una serie de reivindicaciones importantes que hacen referencia a la injusticia social, la burocracia asesina, el sentimiento de culpa o la capacidad de perdonar que tiene todo ser humano. Todos ellos son temas éticos que se abordan con profundidad de miras en un filme que se inicia con el texto de un «surah» (capítulo del Corán), lo que ahonda aún más en el sentido moral que tiene la historia.
La sensación global de sopor que deja la parsimonia con que se cuentan las cosas, se transforma en un visionado mucho más enriquecedor cuando se analizan las secuencias de forma individual y asimilamos la cuidada puesta en escena que tiene el filme. Destacan las interpretaciones de los protagonistas y la estupenda fotografía de Amin Jaferi (Tres caras, Hit the Road) que utiliza los claroscuros para reflejar la dualidad moral de los personajes. Los encuadres de cámara combinan con sabiduría planos cortos con otros generales, los cuáles acaban siendo mucho más asfixiantes como un reflejo de la enorme soledad que sienten los personajes en un vacío legalista equiparable a la propia sociedad iraní que no da respuestas a las demandas de mejoras sociales del pueblo.
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El perdón
