Las críticas de David Pérez «Davicine» en el 75 Festival de Locarno:
Las aventuras de Gigi La Ley (Gigi la legge)
Las aventuras de Gigi La Ley (Gigi la legge) es un fragmento de la vida en la frontera de Italia, entre árboles cada vez más grandes, trenes que nunca se detienen, persecuciones en el campo y sueños que apenas se desvanecen. Dirigida por Alessandro Comodin, Las aventuras de Gigi La Ley está protagonizada por Pier Luigi Mecchia, Ester Vergolini, Annalisa Ferrari, Tomaso Cecotto, Massimo Piazza, Mario Fontanello, Mario Pizzolitto, Ezio Massarutto, Ulisse Buosi y Rebecca Martin. La película ha podido verse en la Sección «Concorso internazionale» del 75 Locarno Film Festival 2022 y se puede ver en Filmin en agosto de 2023 en el marco de la décimo tercera edición de Atlàntida Mallorca Film Fest.
Documental monótono en el que no pasa nada
Alessandro Comodin nos ofrece en Las aventuras de Gigi La Ley una absurda y oscura comedia documental sin especial valor en el apartado cinematográfico, y tampoco presenta historias interesantes, quedando más bien como una película algo monótona (con una eterna escena inicial de 8 minutos) que seguro tendrá a quien le guste.
En ella nos presentan a Gigi, un oficial de tráfico rural donde nunca pasa nada. Sin embargo, un día, una joven se tira debajo de un tren. Esta no es la primera vez. Ante esta inexplicable ola de suicidios, Gigi comienza a investigar un mundo extraño, entre la realidad y la fantasía, en el que un jardín es una jungla y donde un policía siempre sonriente mantiene su corazón abierto al amor.
Una película muy cerrada
Tal y como deja claro Comodin desde la primera y estática toma inicial, la película se sustenta de largas tomas mientras seguimos a Gigi en sus deberes policiales por las calles de su pueblo italiano. Poco esfuerzo de fotografía ha requerido la película, dado que la cámara rara vez sale del interior del coche patrulla, centrando especialmente la atención en las conversaciones de conductor y pasajero.
En los planos generales, la imagen reposa sobre Gigi, visto desde el punto de vista del pasajero. Pero luego el plano se ensancha y se hace visible su acompañante, justo donde estábamos antes nosotros. Como sorpresa, para romper la monotonía, a veces la persona que está sentada a su lado no es la que esperábamos, o resulta que la toma inversa es un comentario silencioso sobre lo que Gigi acaba de decir, descansando tan sólo de este juego de planos interiores cuando Gigi hace breves descansos para fumar.
El recurso de centrarse en el interior del vehículo, con planos ajustados y oscurecidos cuando estamos en el exterior, tiene sentido si pensamos en el anonimato de ciertos sujetos, pero la extraña mezcla de documental y drama (con algo de comedia) no logra que empaticemos con el protagonista y nos mantenemos distantes en todo momento de lo que acontece.
Entre la ficción y la realidad
En Las aventuras de Gigi La Ley no sabemos cuánto es ficción y cuánto es realidad, con algunas escenas que incluso parecen improvisadas, pero eso no significa que vaya en beneficio de la autenticidad. Algunas conversaciones parecen forzadas, y Gigi mantiene la misma distancia con nosotros que con otros personajes, por lo que es difícil identificarse con el protagonista.
La película evoca la sensación de melancolía que pueden evocar las largas tardes de verano en Italia, en parte por la serenidad del protagonista, y en parte por la elección musical, que es claramente un tributo a eso, destacando una versión italiana de un éxito de Julio Iglesias.
Las aventuras de Gigi La Ley se ha alzado con el Premio Especial del Jurado de Locarno, y no hace más que darme en lo que pensar sobre mi falta de comprensión de algunos géneros, pero si una película no logra atraparme ni narrativa ni visualmente, ni contiene personajes con los que empatizar o desear conocer su futuro, francamente me tienen ya perdido como espectador satisfecho.
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Gigi la legge
