Las críticas teatrales de Laura Zurita:
Me quedé antigua
Adriana Tomás es la protagonista de la exitosa serie La hermana George, que ha sido adquirida por una nueva plataforma cuyas cláusulas le están perturbando. Adriana comienza a sospechar que la quieren despedir de la serie donde interpreta al icónico personaje protagonista de una monja entrañable. Al mismo tiempo vive una relación con Susi, una Gen z que tiene lo mismo de cándida que de ambiciosa. La irrupción de Valentina, una importante jefa de contenidos digitales, provocará que el futuro de ambas, se tambaleé tanto personal como profesionalmente.
Me quedé antigua está dirigida por Benja de la Rosa e interpretada por Patricia García Méndez, Veki Velilla y Carmen Mayordomo. La obra se estrena el 7 de julio de 2023 y se representa todos los viernes en el Teatro Lara.
Relaciones tóxicas
Con Me quedé antigua el conocido director de cine y teatro Benja de la Rosa aborda las relaciones tóxicas en el despiadado mundo del espectáculo, sacudido hasta los cimientos por las reglas siempre cambiante de las redes sociales.
Me quedé antigua se basa muy libremente en la película El asesinato de la hermana George (Robert Aldrich, 1968), que, curiosamente, está basada a su vez en una obra de teatro del mismo nombre. Tiene también otra influencia, esa obra maestra sobre la ambición y la mendacidad que es Eva al desnudo (Joseph L. Mankiewicz, 1950).
Adriana es una actriz que ha disfrutado una larga carrera interpretando a la hermana George en una serie de televisión. Es, a su manera, modesta y televisiva, una diva. Su convivencia con su novia, Susi, es problemática, debido a la diferencia de edad, y a que más que se insinúa que la joven ha entrado en la relación por motivos de conveniencia.
George tiene un papel activo en su propio declive, por una parte por su mal carácter, que la enfrenta con todo el mundo. Y por otra, porque ella se empeña con tozudez en no manejarse en el universo virtual. El mundo tiene nuevas reglas en esta era de Internet y George no se ha dado cuanta aún. También la perjudica su edad, un factor sobre el que George no tienen el control: En un mundo tan prendado de la apariencia física, el tiempo es un enemigo cruel. Susi, por su parte, quiere crearse una carrera como creadora de contenidos sin mucho éxito, entre otras cosas porque no le queda muy claro lo que eso pueda significar. Pero Susi es joven, ambiciosa, y sabe hacer alianzas, y eso juega en su favor.
Mal café
Me quedé antigua rezuma mal café y un poco de amargura, porque no simpatizamos ni con la estrella decadente ni con su ambiciosa novia. Mucho menos con las personas que deciden quién gana y quién pierde en nombre de grandes ideas abstractas como Audiencia o Programación.
Los tres personajes de Me quedé antigua se rondan entre ellos como fieras, cada una defendiendo su territorio, con las buenas maneras y las sonrisas de plástico, cubriendo apenas las formas. De forma inexorable, el tiempo, la Audiencia, la Programación y la generación de contenidos van ganando terreno y estableciendo nuevas alianzas. La última escena, que nos deja entrever cómo será el futuro de George, dura y realista, resume años de vida en muy pocos minutos.
Me quedé antigua es una obra dura sobre relaciones tóxicas en el mundo del espectáculo y sobre cómo las nuevas tecnologías pueden cambiar las reglas del juego. Varias generaciones de espectadores se descubrirán identificándose con la protagonista y el modo en que el que se siente arrollada por la vida.