Las críticas de Daniel Farriol:
Centenario Ava Gardner
Estrella del destino (1952)
Estrella del destino (Lone Star) es un wéstern estadounidense dirigido por Vincent Sherman (Imperio de titanes, La ciudad frente a mi). El guion es de Borden Chase (Río Rojo, Winchester 73), basado en una historia de Howard Estabrook (Cimarrón, Música inmortal). La trama nos sitúa en 1845, en un momento crucial de la historia de Texas. El general y futuro Presidente de los Estados Unidos Andrew Jackson, preocupado por el movimiento independentista tejano, envía al ganadero Deveraux Burke a una peligrosa misión por territorio comanche para enviar un mensaje a uno de los líderes tejanos. Pero, cuando se enamora de la bellísima novia de Thomas Garden, su más férreo opositor, las cosas empiezan a ir mal. Está protagonizada por Clark Gable, Ava Gardner, Broderick Crawford, Lionel Barrymore, Beulah Bondi, Ed Begley, James Burke y William Farnum.
Un wéstern político
Estrella del destino es un atípico e irregular wéstern que, pese al éxito que cosechó en su momento, no ha trascendido en la memoria colectiva. El guion de Borden Chase transita por distintos géneros de una manera un tanto arbitraria, con especial atención a una trama romántica que sirve como torpe analogía de la confrontación política que se vivía en la Texas que se retrata. Y es que es importante ofrecer algunos datos sobre el contexto histórico, poco conocido por estos lares, en el que se sitúa este filme de Vincent Sherman, único wéstern que dirigió a lo largo de su carrera.
La película nos sitúa en 1845 en la República de Texas, un territorio políticamente convulso que se había independizado recientemente de México y se debatía entre los que proclamaban con orgullo su independencia con intenciones de expandirse por los terrenos del Sur y los que preferían la anexión a los Estados Unidos donde terminarían siendo la estrella número 28 de la bandera. Entre la mirada histórica y la ficción, la trama nos presenta a un ganadero llamado Deveraux Burke (Clark Gable) que es contratado por el futuro Presidente de los Estados Unidos Andrew Jackson (Lionel Barrymore) para que atraviese territorio comanche y se reúna con Sam Houston (Moroni Olsen) que se encuentra en negociaciones pacíficas con los apaches y que como héroe de la independencia su opinión sobre la anexión de Texas a los Estados Unidos puede ser clave en el curso de los acontecimientos. Como vemos, la historia incorpora personajes históricos reales con otros caracteres de ficción.
La trama política viene aderezada por la relación sentimental triangular de Burke con el líder de los opositores a la anexión, Thomas Garden (Broderick Crawford), y el interés romántico de ambos, Martha Ronda (Ava Gardner), la editora del periódico local que también tiene una firme oposición a esa anexión territorial. La trágica batalla de El Álamo aún resonaba en los corazones de los habitantes texanos. Esa confrontación política y amorosa se entremezclan para aligerar la transcripción histórica de los eventos, pero también acaba perjudicando seriamente a la credibilidad de muchas de las escenas que se plantean.
El destino de un hombre y de una región
Entre las secuencias más destacadas de Estrella del destino encontramos la del enfrentamiento bélico entre opositores y defensores de la anexión y, especialmente, sus distintas posturas en anteponer el debate político de las ideas por encima de la imposición de las mismas mediante las armas. Algo que desgraciadamente sigue estando presente en nuestros días. La tensa escena de la batalla a las puertas del senado está muy bien construida y tiene detalles remarcables como esos troncos transportados entre jinetes para utilizarlos como arietes que derriben las barricadas improvisadas. Sin embargo, la escena concluye de manera decepcionante con una pelea a puños para dilucidar el futuro de una nación y, al tiempo, quién se queda con el corazón de la chica. El forzado y patriótico happy end concluye con la unión de ambos bandos para confrontar al enemigo común: México. Poco después de eso estallaría la temida guerra méxico-estadounidense que duraría hasta 1848, pero para entonces Texas ya contaba con el apoyo del resto de los estados.
En esta ocasión, el personaje interpretado por Ava Gardner está desaprovechado y se podría decir que es más decorativo que funcional, aunque resulta interesante colocarla como responsable del periódico local y que el verdadero escollo en su relación con el vaquero interpretado por Clark Gable sea más ideológico que de otro tipo, ya que tenemos claro desde un principio que no hay química alguna con Broderick Crawford. En cambio, la pareja Gardner-Gable sí funciona muy bien y coincidió tres veces en pantalla, con anterioridad ya habían trabajado en un par de escenas en Mercaderes de ilusiones (Jack Conway, 1947) y poco después lo harían en el inolvidable clásico Mogambo (John Ford, 1953). La escena romántica clave entre ellos que tenemos en la película permite nuevamente a Ava entonar una breve canción con su voz rasgada, es «Moonlight Is Meant for Lovers», con la que definitivamente enamora al personaje de Gable y, también, a todos nosotros, aunque ciertamente no venga mucho a cuento que se ponga a cantar en ese momento.
Estrella del destino fue una de las últimas apariciones en pantalla de Lionel Barrymore, quien murió tres años después, y como curiosidad podemos agregar que también supuso el debut con tan solo 13 años de George Hamilton (aunque su aparición es imperceptible). Este wéstern político de Vincent Sherman no será especialmente rememorado por sus cualidades cinematográficas ni por el dudoso equilibrio que mantiene entre acción, humor, drama, política y romance, pero además de los momentos citados con anterioridad podemos rescatar para el recuerdo la lechosa y matizada fotografía en blanco y negro de Harold Rosson (La jungla de asfalto, Cantando bajo la lluvia), así como la intencionalidad dramática del filme en rescatar unos hechos históricos que marcaron el sentir de una región estadounidense.
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Estrella del destino
