Las críticas de Daniel Farriol:
La 8ª noche
La 8ª noche es un thriller sobrenatural coreano escrito y dirigido por Kim Tae Hyung. La historia sigue a un monje exorcista que, con un rosario en una mano y un hacha en la otra, intenta dar caza a un espíritu milenario que está poseyendo a los humanos y pretende desatar el infierno en la Tierra. Recibirá la inesperada ayuda de un joven novicio que está haciendo votos de silencio. Está protagonizada por Lee Sung-min (The Witness, The Beast), Park Hae-Joon (Heart Blackened), Kim Yoo-jung (Because I Love You, Love Cells), Nam Da Reum (Sinkhole, Beautiful World), Choi Jin-ho (Más allá del mal, No Mercy) y Kim Dong-Yeong. La película se ha estrenado en Netflix el día 2 de Julio de 2021.
La leyenda del sutra del diamante
La 8ª noche se inicia a modo de fábula con una introducción animada que explica una leyenda ancestral de creencia budista que nos remite a la existencia de un ojo rojo y otro negro que juntos dan vida a un monstruo apocalíptico. Para salvaguardar al mundo de su hechizo infernal, Buda los separó y custodió evitando que volviesen a unirse, dejando a uno en las profundidades del desierto y al otro en lo alto de unas escarpadas montañas. 2.500 años después podrían volverse a repetir los peores augurios y juntarse esos ojos que simbolizan la ansiedad y la agonía eterna para los seres humanos.
La introducción de la mitología antigua siempre resulta un atractivo para potenciar las tramas relacionadas con lo esotérico y paranormal. La ópera prima de Kim Tae Hyung quiere jugar con eso aunque el desarrollo posterior es bastante confuso y no siempre satisfactorio. La combinación de thriller sobrenatural con cine policíaco hizo comparar de antemano esta película con la fascinante El extraño (The Wailing) (Na Hong-jin, 2018), por desgracia, los resultados están a años luz. La 8ª noche es una película de momentos y de secuencias, pero tiene un ritmo deslavazado e inconstante que nunca logra capturar nuestra atención por completo. No está a la altura de las expectativas.
Los monjes, los policías, la chamana y el maligno
Tras esa introducción iremos viendo desfilar por La 8ª noche a diversos personajes que se esbozan de forma epidérmica. La mayoría de ellos son interesantes, pero carecen de la profundidad necesaria para que nos involucremos emocionalmente. El protagonista es un monje budista malcarado (Lee Sung-min) que en el pasado practicaba exorcismos y que ahora deberá enfrentarse a las fuerzas del mal con un rosario en una mano y un hacha en la otra. ¿Qué más se puede pedir? Lástima que sobre el papel esa descripción sea más atractiva que cuando lo vemos pasar a la acción. No esperes una película palomitera con constantes escenas de acción y lucha. Junto a él también tenemos a un ingenuo monje novicio (Nam Da Reum) que practica votos de silencio y que le ayudará en su combate espiritual. En realidad, estamos ante la típica historia de confrontación entre el bien y el mal.
Esa extraña pareja da a lugar a momentos cómicos dentro de un contexto general que apuesta más por el thriller que por el terror. Su investigación se centrará en perseguir al ojo maligno que durante su camino va apoderándose del alma de algunos seres humanos. Su modus operandi es parecido al que tenía el espíritu maligno de Fallen (Gregory Hoblit, 1998) o de la reciente Y al séptimo día (Justin P. Lange, 2021). Una esencia malévola picaflor va saltando de cuerpo en cuerpo para lograr su objetivo. Además de los monjes budistas también tenemos como protagonistas a una pareja de policías (Park Hae-Joon y Kim Dong-Yeong) que al más puro estilo de las buddy movies realizan una investigación paralela sin alcanzar a comprender con exactitud la dimensión ancestral que conlleva el hallazgo del reguero de cadáveres que va dejando en su camino el demonio.
Las dos subtramas se entrecruzarán cuándo aparezca en escena la misteriosa y espectral chamana virgen (Kim Yoo-jung). La profecía milenaria indica que ella será el octavo anfitrión o receptáculo del espíritu maligno para traer el infierno a la Tierra. El monje exorcista la buscará para matarla y de esa forma evitar que sea encontrada antes por el demonio. Las distintas historias se mezclan con un estilo farragoso y no siempre fácil de seguir durante las casi dos horas de metraje. Se ponen demasiados elementos sobre la mesa y eso perjudica al conjunto.
El infinito de ‘La 8ª noche’
La 8ª noche está técnicamente bien ejecutada. Si escogemos algunas escenas sueltas nos encontraremos con momentos de tensión bien coreografiados e incluso algún elemento creepy bastante divertido y perturbador (la chica poseída con una prominente sonrisa). La fotografía es espléndida y visualmente encontraremos en la película muchas escenas de gran belleza, aunque hay que comentar que la introducción de los efectos visuales es a veces bastante torpe. Por suerte, no es un filme supeditado a los FX y se usan poco. Las imágenes captan con inteligencia una atmósfera siniestra y oscura sin caer en lo sórdido. Por otra parte, el reparto hace un gran trabajo, la caracterización que hacen los actores de sus personajes es impecable. A muchos de ellos nos gustaría conocerlos mejor de lo que el desarrollo del guion nos permite hacerlo.
Sin embargo, pese a sus intenciones y virtudes, la película acaba siendo aburrida. Le falta ritmo y suspense dramático, se vuelve anodina. El terror acaba desterrado y como thriller de investigación solo funciona durante algunos pasajes. Hay cierta confusión en la trama que te distancia, no acaban por equilibrarse todos los ingredientes que le den un sabor uniforme. El título contiene un pequeño criptograma o sentido oculto, ya que si giras el número 8 obtienes el símbolo del infinito que hace referencia al infierno infinito en la Tierra. La 8ª noche es un filme recomendable para los fanáticos del cine coreano que busquen nuevas propuestas dentro del género fantástico. Para el resto de espectadores será complicado adentrarse en esta aventura y les terminará por decepcionar.
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La 8ª noche
